¿Habría gente dispuesta a tener sexo con un robot? ¿Qué tipo de relación podríamos tener con un robot? ¿Serán aceptables los trabajadores sexuales y los burdeles robóticos? ¿Los robots podrían contribuir a la curación y la terapia sexual? ¿Es posible que los robots sexuales ayuden a reducir los crímenes de índole sexual?
Estas son apenas unas cuantas de las interrogantes que plantea un informe de 40 páginas redactado por la Fundación de Robótica Responsable, el cual sugiere que los adultos ya están listos para el encuentro más realista e íntimo con la inteligencia artificial.
“El éxito de las muñecas para gratificación sexual ha despejado el camino para el papel de la robótica en el futuro del sexo”, afirman los autores del informe. “La compañía que pueda crear al compañero sexual que tenga el mayor realismo íntimo, y el precio correcto, probablemente captará la mayor participación de mercado”.
Si bien algunas muñecas de aspecto humano ya están desplazándose en el mercado actual, no dejan de ser parejas sexuales pasivas. Sin embargo, el informe concluye que el futuro de estas compañeras de alcoba será interactivo y, como si fueran humanos reales, lossexbots responderán al tacto y a la voz de los usuarios.
El mercado de las “novedades” sexuales ha entrado en la vía rápida para incorporar en sus productos la inteligencia artificial (IA). El informe predice que no pasará mucho tiempo para que veamos “una fusión de ‘dildónica’ y robótica”. Esta podría ser la evolución lógica del mercado del juguete sexual, que se ha vuelto cada vez más sofisticado, volviendo casi provincianos los dispositivos como The Rabbit (el vibrador popularizado en “Sex and the City”). Y, por supuesto, hoy día la muñeca inflable con forma femenina ha dejado de ser novedad para convertirse en una broma que suele terminar en la basura.
El informe también sugiere que los robots sexuales serán un beneficio para las relaciones a larga distancia. Muchas compañías ya han creado juguetes sexuales que pueden operarse de manera remota, permitiendo que algunas parejas que se encuentran a cierta distancia puedan disfrutar de juegos relativamente inusuales. De modo que lossexbots ofrecen el potencial de operarse a cientos de kilómetros de distancia (y, claro está, podrían fabricarse con la apariencia de la pareja real).
Es verdad que la idea de retozar con un seductor R2D2 hace que algunos se sientan incómodos o incluso, respinguen. Pero resulta que muchas personas están muy de acuerdo con el concepto, según numerosos estudios y encuestas. Una de ellas, realizada en 2016, sondeó a 100 adultos de entre 21 y 61 años, y descubrió que casi dos tercios de los hombres y un tercio de las mujeres estaban abiertos a la idea de tener relaciones sexuales con un robot. Y 86 por ciento de todos los respondedores opinó que un robot sería capaz de satisfacer sus deseos sexuales.
Los autores del informe señalan que ya tenemos un cierto marco de referencia cultural para el sexo robótico, pues ha sido presentado en varios libros y filmes, como “A.I. Inteligencia Artificial”, de Steven Spielberg, donde figuran los trabajadores sexuales robóticos, Gigolo Joe y Gigolo Jane. Con todo, la idea del sexo robótico antecede con mucho al cine y, según el informe, se remonta al antiguo mito griego de Pigmalión. En esa historia, el artista, Pigmalión, esculpió una estatua en marfil, y luego hizo una cama especial para dormir con ella. Terminó enamorándose de su creación y finalmente, Afrodita la transformó en una mujer verdadera.
Igual que el artista griego, algunas personas desean más que simple sexo con un compañero no humano. También les interesa un noviazgo, romance e incluso, quizás el amor. En 2016, otra encuesta con 1,002 personas halló que la cuarta parte estaba dispuesta a tener una cita con un robot de aspecto humano (y, presuntamente, pagar la cuenta de la cena).
El sexo robótico es un hábito costoso. El precio de los modelos actuales oscila de 5,000 a 15,000 dólares, y compañías como Android Love Doll permiten que los clientes personalicen las muñecas (con modificaciones como color de cabello y ojos, tamaño de los senos y silueta). Además, son muy flexibles: la empresa afirma que los usuarios pueden reacomodar el torso y las extremidades en unas 50 posturas flexibles. No obstante, el compañero sexual robótico del futuro no necesitará que el usuario haga ajustes pues, simplemente, elsexbot sabrá cuándo ha llegado el momento de tenderse sobre la espalda. O –mejor aún- de hacer algo un poco más creativo.
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Published in cooperation with Newsweek / Publicado en cooperación con Newsweek