La depravación y los abusos de poder de Kim Jong Un no tienen límites y se extienden incluso hasta los niveles más altos del gobierno de Corea del Norte. El régimen autoritario de ese país extrae a chicas adolescentes de la escuela para convertirlas en sus esclavas sexuales, obliga a miembros de la clase alta del país a presenciar ejecuciones y Kim se siente perfectamente satisfecho al consumir almuerzos carísimos, mientras que su pueblo subsiste apenas con pasto, declaró esta semana una desertora al Daily Mirror.
Para proteger a la desertora, el Mirror no publicó su nombre real ni los nombres de los miembros de su familia, pero se refiere a ella como Hee Yeon Lim y afirma que tiene 26 años y que su padre era un funcionario de alto nivel en el régimen de Kim. Hee habló con el diario británico en una ubicación secreta de Seúl, Corea del Sur, días después de que Kim y su régimen llevarán a cabo su sexta prueba nuclear este mes.
Hee afirmó que el líder supremo Kim obliga a los miembros de “la elite de la clase alta” del país ermitaño a presenciar ejecuciones, y afirma que ella fue testigo de una ejecución en masa de 11 músicos a quienes se les ejecutó disparándoles con un cañón antiaéreo poco después de que Kim asumió el poder, tras la muerte de su padre Kim Jong Il en 2011. Los músicos fueron ejecutados supuestamente por grabar un vídeo pornográfico, y Hee afirmó que 10,000 personas vieron la ejecución.
Aunque ella era considerada privilegiada en comparación con los millones de ciudadanos de Corea del Norte, Hee se encontraba a unos 60 metros de distancia del sitio de la ejecución.
“Elementos de seguridad nos ordenaron salir de la escuela y trasladarnos a la Academia Militar de Pyongyang”, dijo Hee al Mirror. “Hay una cancha deportiva en ese sitio, una especie de estadio.
“Sacaron a los músicos, los ataron, les pusieron una capucha en la cabeza y, aparentemente, los amordazaron para que no pudieran hacer ningún ruido, suplicar clemencia o siquiera gritar”, dijo. “Lo que vi hizo que me enfermara del estómago. Fueron despedazados por los cañones antiaéreos”.
Los cuerpos de los músicos “desaparecieron” y luego, varios tanques pasaron “repetidamente” por encima de los restos, dijo Hee.
Con el paso del tiempo, y ya desde mucho tiempo antes de que Kim Jong Un asumiera el poder alrededor de 2011, varios desertores han logrado escapar del violento régimen de Corea del Norte y contar sus historias.
A principios de este mes, Hak Min, de 30 años, relató a USA Today las tácticas de lavado de cerebro utilizadas para infundir miedo entre los ciudadanos. Actualmente, se encuentra en Seúl y dirige un taller de reparación de iPhones tras desertar en 2013, y en lugar de tener el retrato de Kim colgando en los muros de su tienda, ha puesto el del fundador de Apple Steve Jobs, cuya biografía le ha inspirado.
“Cuando les lavan el cerebro a los estudiantes de Corea del Norte, les dicen: ‘Podemos leer sus palabras, sus acciones y sus pensamientos’”, dijo. “Si tienen malos pensamientos acerca de la familia Kim, ellos se enterarán. Pero en el libro, Jobs dijo: No permitas que los pensamientos de otros te gobiernen. Haz lo que quieras. Sé tú mismo”.
Los desertores han proporcionado información importante acerca del régimen de Kim y han ayudado a arrojar luz sobre las atrocidades de derechos humanos que ocurren en Corea del Norte, pero su número disminuyó recientemente. Esta semana, Corea del Sur informó sobre una reciente reducción de 12.7 por ciento en el número de desertores que abandonan el norte hacia Corea del Sur entre enero y agosto de este año, periodo en el que huyeron 780 personas, en comparación con 1,417 durante 2016
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek