Cuando entrevistamos a Alfonso Herrera no sabíamos si existiría una segunda temporada de El exorcista, la serie de Fox que sirve como secuela a la famosa cinta de 1973, en la que el mexicano interpreta al sacerdote Tomás Ortega, un personaje que, asegura, rompe con los estereotipos de los latinos. Ahora, desde el 29 de septiembre, el intérprete seguirá rompiéndolos, pues ya hay nuevos episodios de la serie, la cual, junto a Sense8, de Netflix, lo lanzó a la fama internacional.
Aunque siguen preguntándole por su trabajo musical con RBD, el actor ya ha dejado esa etapa atrás. Hoy puede decir que ha trabajado con directores del calibre de Lana y Lilly Wachowski, en la cancelada serie de Netflix, la cual, debido a su popularidad, regresará con un final de dos horas el próximo año. Por lo pronto, el intérprete seguirá buscando demonios y exorcizando los estereotipos en Estados Unidos.
—¿Cuál es la pregunta que más te hacen, Alfonso?
—Que si va a haber un reencuentro (de RBD). Siempre me lo preguntan.
—¿Y qué les contestas?
—Pues lo de siempre, que no. Está muy complicado.
—Con Sense8 y El exorcista, el mundo conoció tu rostro. ¿Qué se siente que tu trabajo tenga una distribución masiva?
—Increíble. Se siente padre que tu trabajo se pueda ver en muchos lados y que la gente lo disfrute. Al final de cuentas es un trabajo y nunca dejas de aprender.
—¿Cuál fue la última serie de Netflix que viste?
—The OA. Buenísima, me encantó.
—¿La última vez que viste la película original de El exorcista?
—Terminé de hacer la serie y vi la película. Está muy chingona, en los años 70 hacer esos efectos especiales era muy cabrón. No querían hacer una película de terror per sey, sin embargo, se convirtió en el santo grial del terror hasta hoy.
—¿Qué es lo que más te ha gustado de la serie?
—Lo importante es que genera una hipótesis sobre qué pudo haber sucedido 25 años después, y no es una continuación per sede ‘ah, esto pasó en Washington y nos vamos ahí inmediatamente después’; sino que generó conexiones muy sutiles, pero al mismo tiempo, poderosas con la original.
—¿Encuentras alguna diferencia entre trabajar fuera de México y en el país?
—Yo creo que son los mismos fierros. Lo que cambia es que en nuestro país a veces no tenemos los recursos, los presupuestos son más limitados, por eso tenemos menos tiempo y tenemos que resolver más, lo cual es mucho más admirable. Con presupuestos más limitados se hacen proyectos increíbles.
—¿Cómo ves el cine actual en México?
—Ahorita lo están castigando mucho. Hace poco me encontré a Dolores [Heredia, presidenta de la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas], y estaban haciendo recortes brutales en la Academia. Creo que le estaban quitando el 70 por ciento del personal, eso quiere decir que mucho presupuesto se está yendo y eso tiene que ver con la burocracia mexicana y cuáles son las prioridades que tiene este gobierno. La cultura es sumamente importante; un país culto y educado al final de cuentas es un país que va a ser más responsable, con más conciencia.
—¿Ves prejuicios aún con los latinos en Estados Unidos?
—Muchísimos. Hay muchos, específicamente en películas y en series, hay una idea superestereotipada de quiénes somos, cómo nos comportamos, qué música escuchamos, qué opinamos, cómo nos desenvolvemos. Algo que a mí me gustó mucho, específicamente del personaje de El exorcista, es que rompía con todos esos estereotipos.
—¿Crees que con Donald Trump den marcha atrás las oportunidades de los latinos en Estados Unidos?
—Al contrario. Creo que la gente se está dando cuenta del error tan garrafal que cometieron. Se van a dar cuenta de que, gracias a esa ignorancia y debido a esa ignorancia, una persona con esas características tiene la posibilidad de llevar a un país tan poderoso a cometer decisiones brutales. Y esas decisiones van a impactar en todo el mundo.
—¿Cuándo fue la última vez que escuchaste una canción de RBD?
—Hace no mucho. Estábamos en el cumpleaños de un amigo y pusieron karaoke, y pues ni modo, me tocó.