El robo de combustible a través de tomas clandestinas, 6,873 registradas en 2016 según cifras de Petróleos Mexicanos (Pemex), causa contaminación ambiental y tiene un importante impacto en el suelo, alertó José Tamariz Flores, docente del posgrado de Ciencias Ambientales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
A raíz de la evaluación de los ambientales en derrames por accidentes en oleoductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) el doctor informó que el flujo de hidrocarburos en el suelo perjudica las propiedades físicas del suelo, sobre todo en su capacidad para retener agua y en sus mecanismos para absorber nutrientes.
Se daña el espacio del suelo en el que hay reacciones ”importantes para el ecosistema en general, dañan esa parte física porque revisten estas partículas de hidrocarburo que impiden su actividad normal”, destacó el especialista a la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Entre las afectaciones a las tierras también está un cambio en el pH del suelo, lo que dañar su conectividad eléctrica y afecta las condiciones redox, lo que impide que estos realicen reacciones biogeoquímicas que son importantes para el ecosistema.
Tamariz especifica que los hidrocarburos derramados matan la microbiota que existe en el suelo, lo que afecta todas las actividades de síntesis y de reorganización de sustancias para producir nutrientes en las plantas, ya que se ven eliminados.
“Sumado a estos problemas, si se toma en cuenta que ya existe un cultivo en la zona afectada, el derrame evitará su crecimiento y las cosechas o cultivos estarán destinados a echarse a perder”.
La contaminación por derrame también afecta los recursos hídricos, ya que pueden llegar a ríos y lagunas naturales e incluso mantos acuíferos si el derrame no se controla, como ya se ha visto en lugares donde se encuentran los “huachicoleros”.
La combustión de los hidrocarburos, indicó el doctor Tamariz, provoca en la atmósfera un incremento en los gases de efecto invernadero, ya que existe un aumento de dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx), gases derivados del azufre, entre otros contaminantes que permanecen en el ambiente.
Según el docente, es posible remediar el daño por derrames de las tomas clandestinas, aunque el costo de estas metodologías es de alrededor de 175 mil pesos por hectáreas, lo que las vuelve poco accesibles para los dueños de las tierras contaminadas.
La petrolera nacional Pemex alcanzó un máximo en las tomas clandestinas para la “ordeña” de gasolinas en sus ductos en 2016 al identificar 6,873 durante el año pasado, un incremento del 9.8% frente a las 6,260 detectadas durante 2015.
Esta actividad ilícita, conocida popularmente en México como “huachicol”, ha desatado cruentos enfrentamientos entre autoridades, bandas organizadas y miles de familias que viven de esta práctica, especialmente en el estado de Puebla.