El Cardenal George Pell anunció este jueves que dejará temporalmente su cargo como prefecto de Asuntos Económicos para defender la acusación de la Policía australiana por múltiples abusos sexuales presuntamente cometidos hacia menores de edad.
Pell rechazó categóricamente los cargos que pesan en su contra y anunció que tomará una excedencia, acción que ya fue aceptada por el vaticano.
“Soy inocente, estas acusaciones son falsas”, afirmó el tesorero del Vaticano, de 76 años, en una corta declaración leída ante la prensa y señaló que es víctima de “un ataque incesante” a su reputación. “La idea misma de abusos sexuales me parece detestable”, agregó.
La policía australiana, que interrogó a Pell en Roma en octubre pasado, anunció la inculpación el jueves. “La policía [del estado australiano] de Victoria ha acusado al cardenal George Pell de delitos de abuso sexual” cometidos en el pasado, declaró el subcomisario Shane Patton a los periodistas. “Hay múltiples denuncias relacionadas con estas acusaciones”, añadió sin dar detalles sobre los casos.
La abogada de dos de los hombres que le acusan de abusos dijo que sus clientes estaban muy satisfechos con la imputación.
“Para ellos ha sido muy difícil mantener la cabeza fuera del agua”, dijo Ingrid Irwin al diario Herald Sun de Melbourne. “Atacar a alguien que en la mente de mucha gente está tan cerca de Dios les provocó muchos problemas”, añadió.
“Se trata de la persona de mayor rango en la jerarquía de la iglesia acusada hasta ahora y las implicaciones son importantes tanto para el futuro de la Iglesia católica en este país como a nivel internacional”, dijo Brian Coyne, un especialista australiano y editor del foro Catholica.
La inculpación de Pell se produjo en las últimas fases de una larga investigación, ordenada por el gobierno en 2012, sobre las respuestas institucionales aportadas en Australia a los supuestos abusos sexuales a menores.
La comisión entrevistó a miles de supervivientes y escuchó las denuncias de abusos contra niños que implicarían a iglesias, orfanatos, clubes deportivos, grupos juveniles y escuelas.
El cardenal Pell compareció en tres ocasiones en el marco de este caso y reconoció ante la comisión de investigación que había “fallado” en su gestión de los curas pederastas en el estado de Victoria en los años 1970.
El caso de Pell se deriva de las investigaciones de una unidad especial de la policía de Victoria a partir de la información de la comisión y de una investigación parlamentaria.
Según los datos de la investigación publicados en febrero, el 7 por ciento de los sacerdotes católicos habría sido acusados de abusar de niños en Australia entre 1950 y 2010, aunque estas acusaciones nunca fueron investigadas.
Alrededor de 4,444 supuestos incidentes fueron denunciados a las autoridades eclesiásticas y, en algunas diócesis, más del 15 por ciento de los curas habrían estado implicados en ellos, según la investigación.
Pell fue ordenado cura en Roma en 1966 antes de regresar a Australia en 1971, donde subió en la jerarquía hasta convertirse en el primado de la Iglesia católica.
En 2002 ya fue acusado de abusos sexuales cuando era arzobispo de Sídney pero fue absuelto.
En 2014 el papa Francisco lo recibió en el Vaticano y unos meses más tarde dijo que en estos casos “hay que evitar los veredictos de los medios, los veredictos basados en los rumores”.
“Es un golpe duro para el papa”, constató Iacopo Scaramuzzi, vaticanista de la agencia italiana Aska News.
El muy conservador australiano, paradójicamente, es una de las voces más críticas con el papa en cuestiones de sociedad. Sin embargo, habría jugado un rol fundamental durante el cónclave para que se eligiera al argentino Jorge Bergoglio, explica Scaramuzzi.
“No pienso que este papa no haga nada sobre la pedofilia, pero tampoco quiere focalizarse sólo en este asunto. Él quiere reactivar a la Iglesia”, subraya este observador.
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(Con información de AFP).