Corea del Norte y Malasia tuvieron fuertes diferencias este lunes en torno a las investigaciones sobre el asesinato del exiliado hermanastro del dirigente norcoreano Kim Jong-un, ocurrida en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur el pasado lunes.
Las pesquisas han arrojado a cinco ciudadanos norcoreanos como sospechosos de estar implicados en el asesinato de Kim Jong-nam el 13 de febrero, lo que provoca la cólera de Pyongyang, que acusa a Malasia de asociarse con “fuerzas hostiles” para dañar su reputación.
En medio de esta tensión, Malasia llamó a consultas a su embajador en Pyongyang, y convocó al embajador norcoreano en Kuala Lumpur, Kang Chol, para asegurarle que estas acusaciones “carecen de fundamento”, sin embargo, Kang reiteró esos reproches en conferencia de prensa este lunes y añadió que no podía tener confianza en los investigadores malasios, por lo que propuso enviar una delegación norcoreana.
“Han pasado siete días (desde los hechos) pero no hay ninguna prueba indudable sobre la causa de la muerte y de momento no podemos confiar en las investigaciones de la policía malasia” dijo el embajador a los periodistas, y también acusó a los policías malasios de haber golpeado al hijo adolescente de un sospechoso norcoreano detenido en Kuala Lumpur la semana pasada.
Por su lado el ministerio de Exteriores de Malasia precisó tras la reunión con el embajador “haber insistido sobre el hecho de que el fallecimiento se produjo en territorio malasio en circunstancias misteriosas y que le corresponde al Estado llevar a cabo una investigación para identificar la causa de la muerte” de Kim Jong-nam.
La crisis entre ambos países comenzó cuando la policía malasia rechazó las demandas de los diplomáticos norcoreanos de que se entregue a Corea del Norte el cuerpo de Kim Jong-nam, que aparentemente fue envenenado, la cual se agudizó cuando el embajador Kang Chol dijo a los periodistas al exterior de la morgue donde está el cadáver de la víctima que Malasia sufría presiones de Corea del Sur para difamar al Norte.
A su vez, Corea del Sur acusó a su vecino del Norte, al citar la existencia de una “orden permanente” del dictador Kim Jong-un para eliminar a su hermanastro, que era muy crítico con el cerrado régimen comunista de Pyongyang.
Tras los presuntos culpables
Los investigadores malasios buscan a cuatro ciudadanos norcoreanos de 33 a 57 años, que huyeron de aquél país el día del asesinato. De acuerdo con los reportes oficiales de inmigración, al menos tres de ellos tomaron un vuelo de Yakarta a Dubai la noche del asesinato y habían llegado procedentes de Malasia y, después de Dubai, regresaron a Pyongyang via Rusia, según la prensa de Malasia.
Cuatro sospechosos ya han sido detenidos: un norcoreano que vivía en Kuala Lumpur, una indonesia y su novio malasio, así como una vietnamita, quienes serían las personas que aparecen en las imágenes difundidas por la televisión japonesa y procedentes posiblemente de las cámaras de vigilancia del aeropuerto, dos mujeres se acercaron a Kim Jong-nam y una lo agarró por detrás.
Las fotos publicadas por la prensa malasia muestran a Kim Jong-nam, de 45 años, derrumbado en una silla en la clínica del aeropuerto tras el ataque, para posteriormente fallecer durante su traslado al hospital.
Jong-nam, considerado un tiempo como el sucesor del régimen, cayó en desgracia cuando en 2001 protagonizó un incidente embarazoso para el régimen comunista: fue detenido en el aeropuerto de Tokio con un pasaporte falso de la República Dominicana. En aquel momento, afirmó que quería visitar el parque de atracciones de Disneylandia. Desde entonces vivió exiliado con su familia en Macao, Singapur o China. Viajó en múltiples ocasiones a Bangkok, Moscú y Europa.
Cuando su hermanastro llegó al poder, en 2011, expresó sus dudas sobre sus capacidades para gobernar. Los anuncios de purgas, ejecuciones y desapariciones -algunas confirmadas, otras no- se han multiplicado desde la llegada al poder de Kim Jong-un.