Científicos han descubierto fragmentos de un continente antiguo que yace debajo de la isla africana de Mauricio en el fondo del océano Índico.
Un estudio nuevo publicado en la revista Nature Communications ha descubierto cristales de circonio —minerales hallados en granitos en la corteza de los continentes— que tienen 3000 millones de años de antigüedad en Mauricio, la cual solo tiene 8 millones de años de antigüedad.
El descubrimiento confirma una investigación previa que había descubierto cristales de circonio de edades similares en playas de la isla, pero que había sido criticada por expertos, quienes propusieron que los cristales pudieron ser llevados a la isla por el viento o estar pegados a los zapatos de los científicos.
El estudio actual analizó circonias en rocas de traquita, las cuales solo pudieron haber surgido como resultado de una explosión volcánica. “El hecho de que encontráramos las circonias antiguas en la roca corrobora el estudio previo y refuta cualquier sugerencia de circonias traídas por el viento, transportadas por las olas o traídas en piedra pómez que explicaba los resultados anteriores”, dijo Lewis Ashal de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, autor principal del estudio.
Los investigadores llamaron al continente desde hace mucho perdido como Mauritia. Ellos propusieron que posiblemente se separó del antiguo supercontinente de Gondwana el cual se dividió alrededor de 200 millones de años atrás para formar las masas continentales separadas de África, Australia, India, Sudamérica y Antártida a causa del movimiento de las placas tectónicas.
La investigación podría anunciar posteriores descubrimientos de fragmentos de viejos continentes, según expertos. Se han descubierto varios trozos de continentes antiguos cerca de las costas de Australia Occidental y debajo de Islandia, según Alan Collins, de la Universidad de Adelaide, Australia. “Es apenas ahora, cuando exploramos más de los océanos profundos, que hallamos todos estos trozos de continentes antiguos cerca del lugar”, dijo Collins a New Scientist.