CIUDAD DEL CARMEN, CAMP.— En las administraciones panistas en el gobierno federal, la empresa Oceanografía, contratista de Petróleos Mexicanos (Pemex), se convirtió en un símbolo de la corrupción que nunca combatieron los gobiernos de la alternancia; por el contrario, a través de esta empresa se convirtieron en cómplices y partícipes de ella. Pero, aun cuando Amado Yáñez, su director general, sigue preso, Oceanografía no es un caso resuelto, ya que bajo la administración de funcionarios del actual gobierno sigue presentando pasajes borrascosos.
Yáñez operó complejas estrategias financieras en México y el extranjero en un entramado del cual aún no se ha dicho todo. Una arista fundamental del caso fueron las declaraciones del excontador del holding empresarial, que por primera vez se revelan, a través de las páginas de este medio, como también la manera en la que Yáñez fraguaba sus negocios en sus lujosas oficinas, una muestra del potencial de la riqueza petrolera mexicana y de las contadas manos entre quienes se reparte.
EN LA OFICINA DE AMADO
Entre cuadros de famosos pintores, aeronaves y navíos a escala, balones de futbol autografiados y botellas de finos licores, los directivos de Oceanografía diseñaban sus “estrategias” financieras con los millones de Pemex de por medio.
En los muros y paredes blancos no se atisba un dejo de polvo, ni la mínima mancha. Todo aparece perfectamente limpio, pulcro, ordenado, diametralmente opuesto a las finanzas del dueño de esta oficina. En un tiempo pasaba aquí todo el día, cada día de la semana, incluso sábados y domingos en que no estaba en su casa de Acapulco. Hasta que comenzó a interesarse por el futbol, cuando le dio por comprar equipos, asistir a partidos y sociabilizar con famosos jugadores.
Sus nuevos amigos, quienes se sumaron a la larga lista de políticos y funcionarios a los que procuraba elogiar con costosos regalos, le autografiaron los cinco balones que colocó en una repisa de cristal, debajo de los aviones y jets a escala, de las botellas de vinos y licores cosecha especial, junto a un reconocimiento enmarcado del Grupo Delfines, con el que operaba sus franquicias de futbol.
El dispendio se hacía notar. Cuando llegaban a visitarlo a esta misma oficina disponía de cajas de champaña y tintos de la más alta calidad, o botellas de coñac Hennessy y whiskies Johnnie Walker y Buchanans, así como brandis y tequilas con denominación de origen.
No solo el futbol —al que llegó súbitamente en 2013, cuando adquirió los derechos del equipo Jaguares de Chiapas a través de Grupo Delfines— lo ausentó de esta oficina, sino también sus nuevas aficiones, como el tenis. Por eso asistía a los partidos de primer nivel, como los de Rafael Nadal, el crack español de quien conservaba una fotografía autografiada, enmarcada en color negro y, sobre el cristal, una pelota dedicada para él, ambos objetos encima de una repisa de madera sobre el excusado.
En los muros de la amplia oficina, que son en gran parte de fina madera pulida —como si fuese las de un navío de lujo—, lucen objetos valiosos por doquier: dos relojes Audemars Piguet, la marca favorita de Amado, y a cuya casa suiza compró una edición especial de relojes para obsequiar a los funcionarios de Pemex, según publicó la prensa nacional. A un costado, en la misma pared, de manera oculta, perceptible apenas con minúsculas bisagras y una delgada manija, un cuarto donde yace una enorme caja fuerte Sentry Safe, y sobre esta, portafolios y maletines Louis Vuitton y de otras exclusivas marcas. Los gabinetes están bajo llave de seguridad de alta tecnología.
Sobre las repisas de cristal de la oficina se aprecian yates, veleros, buques y petroleros a escala, algunas réplicas de los que mandaron construir en astilleros europeos y asiáticos. O autos deportivos en miniatura y, por todos lados, esculturas diversas de hipocampos, caballitos de mar, la efigie favorita de su padre, icono que la compañía fundó en el año 1979, entonces con el nombre de Consultores y Contratistas en Oceanografía, que en 1980 registró como proveedora de Pemex y que en 1985 simplificó su nombre a Oceanografía. Entonces los accionistas eran, en orden de importancia: su padre, Amado Yáñez Correa, luego él, Amado Omar, después su tío Samuel Yáñez, el ingeniero Alberto Duarte y su hermano Carlos Daniel Yáñez.
En aquellos años no figuraba en páginas de sociales ni facturaba en tiendas de lujo. La empresa era solo una contratista más en Pemex, otro grupo de “pitufos” (como los llamaban en la industria, porque los contratistas usaban overoles azules para distinguirse de los empleados de la paraestatal), tratando de abrirse paso en la efervescencia petrolera de la Sonda de Campeche.
Entre cuadros de famosos pintores, aeronaves y navíos a escala, balones de futbol autografiados y botellas de finos licores, los directivos de Oceanografía diseñaban sus “estrategias” financieras con los millones de Pemex de por medio. Fotos: Especial.
Los Yáñez operaban en Ciudad del Carmen, aunque asentaron domicilio fiscal en Coatzacoalcos, y tenían una modestísima oficina en un departamento del edificio Insurgentes, en el número 300 de la avenida del mismo nombre, en la Ciudad de México; el famoso condominio Canadá, tristemente célebre porque en este, en los años 90, fue asesinado el magistrado Abraham Polo Uscanga, ya desde entonces en abrupto declive por las fisuras y huellas que dejó el terremoto de 1985.
Un abismo entre aquella sofocante oficina y la de ahora, situada a 932 kilómetros de distancia, en la parte más alta de un inmueble en el Puerto Industrial Pesquero Laguna Azul, corazón de la industria petrolera mexicana, desde cuyas ventanas puede observar el movimiento naviero, entre mar y tierra de Pemex Exploración y Producción (PEP), su principal cliente.
Su padre, ingeniero geólogo de profesión, manejó la compañía por casi dos décadas, pero no fue sino hasta que él tomó las riendas que súbitamente se convirtió en una de las favoritas de la industria petrolera, negociando por todo el mundo, con multimillonarios contratos de la paraestatal bajo el brazo.
Detrás del tráfico de influencias, abusos, malos manejos y un largo historial de prácticas contrarias a la ley, incluidos abusos a muchos de sus más de 11 000 empleados auspiciados desde las altas esferas gubernamentales, su llegada a la conducción de la empresa coincidió con la de amigos en la política y funcionarios públicos del gobierno federal, colocados en áreas del sector energético, cabeza de Petróleos Mexicanos, y particularmente de la subsidiaria Exploración y Producción.
El dinero de Pemex (la empresa “de todos los mexicanos”) le procuró su imperio. El potencial se ve reflejado en su oficina con lienzos y óleos firmados con nombres de leyenda: dos de Diego Rivera y dos de Rufino Tamayo; también un par de marinas de pintores europeos. Sobre su amplio escritorio —igual de madera—, alineadas publicaciones que contabilizan las fortunas más grandes del planeta, y reseñan a quienes son los hombres y mujeres más influyentes del mundo. Detrás, también dos cuadros del Quijote autoría del pintor chihuahuense Armandino Pruneda Muñiz firmados en 2010.
Desde este escritorio, el director general de la empresa decidía cada operación financiera, que luego dictaba al área contable.
En un ala contigua se hallan anaqueles con libros donde se inscribía la contabilidad de empresas y barcos, actas del consejo de administración, carpetas con la lista de vehículos, los utilitarios y los Mercedes Benz y Rolls-Royce de uso personal. Así es como lucían las oficinas de Amado Yáñez cuando las autoridades federales intervinieron las instalaciones de Oceanografía en febrero de 2014. En la planta baja del inmueble, ubicado en la avenida Cuatro Oriente, manzana D, lote 3, yacía el área contable de la compañía que creció al amparo y favoritismo de las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Los Yáñez operaban en Ciudad del Carmen, aunque asentaron domicilio fiscal en Coatzacoalcos, y tenían una modestísima oficina en un departamento del edificio Insurgentes. Foto: Ilse Huesca/Cuartoscuro
LA RED DEL MAGNATE
Amado Yáñez quedó bajo arresto domiciliario en su casa de Acapulco, luego fue trasladado a la SEIDO a declarar por la investigación en su contra por supuestos delitos fiscales, financieros y lavado de dinero. Después, en octubre de ese año, encarcelado en el Reclusorio Sur.
En tanto, el 28 de febrero de 2014, la Procuraduría General de la República (PGR) oficialmente aseguró las instalaciones, derivado, se dijo, de averiguaciones previas vinculadas al supuesto fraude en créditos a Banamex, entre otros, y se designó al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) como administrador de estas.
En abril la empresa quedó bajo concurso mercantil. El entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, dijo que la instrucción era salvaguardar “la fuente de empleo de miles de trabajadores, los acreedores y a Pemex, dada su vital importancia”.
Sin embargo, para esos momentos Oceanografía manejaba otras empresas de su propiedad total, o con capital accionario mayoritario, no solo en México, sino en Europa, reveladas por el entonces contador general de la compañía, en una declaración ante representantes del SAE, según documentos a los cuales tuvo acceso este medio.
La mañana del 20 de marzo de 2014, la apoderada legal del SAE hizo una revisión contable y financiera de la empresa “por virtud del acta administrativa de transferencia de la empresa Oceanografía, S. A. de C. V., proveniente de la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita de Falsificación o Alteración de moneda de la Procuraduría General de la República relacionada con la averiguación previa número UEIORPIFAM/AP/065/2014”.
En ese contexto, Jesús Julián Zamora, contador general de Oceanografía (OSA), reveló que OSA poseía otras empresas y detalló su estructura operativa:
“La principal es Oceanografía S. A. de C. V. (OSA), quien le presta servicios a Pemex mediante contratos de construcción, transporte y tendido de líneas; de ahí las empresas Caballo Frion, S. A. de C. V., y Caballo de Mar II, S. A. de C.V., al 100 por ciento y Ultramar Unipessoal LTD, al 99 por ciento, ubicada en Portugal; el OSA Goliath PTD era subsidiaria en Singapur, sin embargo, nunca tuvo sus papeles… (sic).
“También OSA Constructora, S. A. de C. V., y OSA Arrendadora de Bienes, S. A. de C. V. (sic)”.
Cabe agregar que el nombre completo de la constructora es OSA Constructora y Edificadora, S. A. de C. V. Explicó también: “Respecto de Caballo Frión, S. A. de C. V. se tenía un contrato con Rabo Van y OSA, pero a petición del banco se segregó el crédito y por eso se creó Caballo Frión… (sic). Caballo Frión es quien administra los barcos Don Amado, Amado Daniel, Don Daniel, As de Oros, 7 Leguas, Don Alfonso, Caballo Galiceño, Caballo Xantus, Caballo Genitor, los cuales le renta a OSA. Caballo de Mar II (que según el contador pertenece en capital accionario 100 por ciento a Oceanografía) adquirió la embarcación Endevor y se la renta a OSA; dicho barco se le compró a CBI a crédito”.
Para esos momentos, señaló el contador, todos los barcos citados estaban “trabajando”, es decir, estarían en contratación con Pemex.
La creación de la empresa en Portugal habría sido “para a la vez adquirir un crédito en un banco español para adquirir las embarcaciones Perlay Doris, esta última está pagada y es propiedad de OSA, ambas están trabajando”.
Según el contador, los barcos conseguidos a través de Rabobank International “están casados con un fideicomiso, [y] la contabilidad la lleva un despacho que consolida la información”.
Respecto al OSA Goliath, el barco más grande que Oceanografía rentaba a Pemex, la operación financiera era la siguiente: “Se tenía un contrato de arrendamiento con opción a compra con CBI, en el año 2009”. Pero la firma que los audita les sugirió que debían capitalizar y reestructuraron el contrato. Fue entonces que modificaron el valor del barco.
OSA Construcciones, S. A. de C. V. se constituyó para recibir del gobierno de Puebla la concesión para construir una autopista, pero, según el contador, “los pagos los hacía OSA, con comprobantes a nombre de OSA, mezclados con la nómina, compra de materiales y demás equipo”.
Dicha compañía aparece domiciliada en Agustín Melgar, manzana 1, Bosques de Campeche. Fue constituida el 2 de marzo de 2011 con siete empleados. Para diciembre de ese año negociaba su primer contrato: el gobierno de Rafael Moreno Valle le asignó uno de los proyectos más onerosos de su administración: la construcción, operación, explotación, conservación y mantenimiento de la carretera Cuapiaxtla-Cuacnopalan, conocida como carretera Audi porque enlaza con esa planta ensambladora.
Según el proyecto, para 2013 estaría concluida la autopista de 66.6 kilómetros que conectaría con la autopista Puebla-Veracruz y llegaría a Cuacnopalan. OSA Edificadora y Constructora la operaría por 30 años, hasta el 23 de diciembre de 2041. Pero la obra (valuada en más de 1600 millones de pesos) no avanzó, y para 2014, en medio del escándalo que ya enfrentaba Yáñez por el caso Banamex, el gobierno oficialmente rescindió el contrato, lo que OSA peleó en tribunales.
Después de constituir la constructora, crearon OSA Goliath PTD, que se usó para colocar “un bono por lo cual el barco pasa a propiedad de PTD, pero OSA siguió pagando las rentas; nunca hubo un título a favor de OSA”. El contador dijo que se mantuvo el registro contable “hasta saber qué hacer, pero cuando llega la PGR les indicó que no era propiedad de OSA, sino de CBI, en vías de regreso”.
OSA Arrendadora de Bienes, S. A. de C. V. se habría usado para adquirir autos usados, pero OSA los habría pagado, y se generó una cuenta por cobrar de seis millones de pesos. Dichos autos a su vez serían usados utilitariamente para el servicio de OSA, y OSA a su vez pagaba a OSA Arrendadora una renta que se amortizaba con la deuda.
El contador confirmó que la empresa tenía domicilio fiscal en Coatzacoalcos, Veracruz, y operativas en Ciudad del Carmen, Paraíso y la Terminal de Dos Bocas en Tabasco, donde además estaban construyendo un astillero, así como un muelle en La Paz, Baja California, donde había un contenedor a nombre de OSA. También que en la API de Tabasco operaban una nave industrial.
Cada movimiento financiero era determinado por Yáñez. Según el contador: “quien decidía pagos era el señor Director y al área contable solo llegaban los documentos”.
LA INVERSIÓN EXTRANJERA
Para el momento en que autoridades federales intervenían la compañía, otras embarcaciones de Oceanografía, Paulay Cristine, se hallaban en Estados Unidos en un dique para mantenimiento, mientras que en astilleros europeos se construían para la empresa siete lanchas que terminarían en Pemex, pero “se rescindió el contrato”.
Según registros comerciales de Portugal, Ultramar Unipessoal LDA., fue constituida con domicilio en la Zona Franca de Madeira. Se trata de un archipiélago ubicado en Madeira, isla de Portugal, y considerado como región autónoma.
En marzo de 2015 la Secretaría Regional de Finanzas de Madeira publicó en el Diario Oficial que la autorización para operar de dicha empresa había caducado por falta de pago e incumplimiento de sus impuestos anuales. El pasado 12 de abril, en el Diario Oficialde Madeira se publicó que Ultramar Unipessonal LDA. se declaró en disolución.
Doris, uno de los navíos adquiridos por dicha empresa, es un buque de 59 metros de eslora y 11 de manga, especial para el manejo de anclas y apoyo a las plataformas petrolíferas. Es relativamente nuevo: se construyó en 2012 en astilleros Armon Navia, en España, y fue abanderado primero en Malta y luego con bandera mexicana. Como propietario aparece Ultramar Unipessoal, la empresa que, según dijo el contador de Oceanografía a los representantes del SAE, pertenecería a OSA. Desde aquellos mares en Vigo se le vio navegar ya con el logotipo de Oceanografía, pintado en la popa y la zona del puente de mando.
Oceanografía manejaba otras empresas de su propiedad total, o con capital accionario mayoritario, no solo en México, sino en Europa, según documentos a los cuales tuvo acceso este medio. Fotos: Especial.
EN ENLACE MOURIÑO
En 2014, las autoridades federales hablaron de “vender” la compañía, aunque después se dijo que litigios y reclamos de los acreedores habrían frenado el proceso. Sin embargo, varias de las empresas identificadas como “acreedores” en realidad pertenecen a la misma compañía, o tienen accionistas comunes.
Según los documentos contables que habría entregado el contador de Amado (que en su mayoría correspondían a la contabilidad de 2013), sus principales clientes —para esos momentos— eran: Pemex Exploración y Producción, la Administración Portuaria Integral, Servicios Marítimos Gosh, Geofísica Marina de Exploración, el Gobierno del Estado de Puebla, Financiera Genera S. A. de C. V. Sofom, DMGP Servicios de Integridad y Geofísica Marina de Exploración, entre otros.
Entre sus “clientes” aparece Transportes Navieros y Terrestres, aunque dicha empresa es la subsidiaria que opera el personal para la compañía. Aparece también OSA Arrendadora de Bienes, y Arrendadora Caballo de Mar II.
Al igual que Geofísica Marina de Exploración, según documentos presentados por la empresa ante la SCT, tiene entre sus accionistas a los Yáñez.
En su apartado de gastos por comprobar de “empleados”, aparece Amado Yáñez Osuna con 101 millones 309 484.25 (no se especifica si pesos o dólares); su padre, Amado Yáñez Correa, con 1 millón 579 942.59 (no se especifica si pesos o dólares), así como otros altos directivos de la empresa con montos de entre dos y cuatro millones de pesos.
Entre sus proveedores extranjeros aparecen también 23 millones 582 769.33 (no se especifica si pesos o dólares) pagados a Audemarks Piguet, la firma suiza en la que Yáñez adquirió también los 40 relojes que en 2006 compró para obsequiarlos a funcionarios de Pemex, a propósito del aniversario de la naviera.
Entre sus “proveedores nacionales” aparece la Fundación Juan Camilo Mouriño, asociación fundada por la familia del fallecido secretario de Gobernación, con quien Yáñez tenía amistad personal, y a través de quien se habrían dado sus relaciones con el grupo de Felipe Calderón, cuando despachaba como secretario de Energía. Tal fundación también aparece en el listado de “acreedores”, registrado por la Comisión Especial para la Atención y Seguimiento al Caso de la Empresa Oceanografía, del Senado de la República.
OPERACIÓN: EXTERMINIO
Aparecieron de la nada. Calixto González Dorantes yacía en el interior de su vivienda, detrás del mostrador improvisado como modesto tendajón en la colonia Fátima en Ciudad del Carmen, Campeche, que, a esas horas, 21:30, aún permanecía abierta. Y de la nada, aquel viernes por la noche, llegaron dos hombres, le preguntaron si vendía tortillas y respondió que no. Pero en segundos lo rociaron con tíner y le prendieron fuego. Las llamas abrasaron su cuerpo. Calixto, convertido en antorcha humana, gritaba mientras los atacantes salían para subir a una camioneta que los aguardaba en la calle.
Los hijos corrieron a auxiliarlo. Cuando los servicios médicos llegaron, el 70 por ciento de su cuerpo estaba afectado: la espalda, dorso, cara, cabeza, cabello, piernas, cintura. El pasado viernes 7 de octubre, Calixto González fue ingresado en el Hospital General de Especialidades, donde permaneció entubado debido a la gravedad de sus heridas. Murió la noche del domingo 16 de octubre.
La venta de modestos comestibles en su casa era para Calixto una actividad extra. Empleados de la empresa Oceanografía dicen que el hombre de 52 años de edad era vigilante de las instalaciones de la compañía en Ciudad del Carmen.
Señalan que el ataque en su contra ocurrió en un periodo en el que muchos de ellos, según su versión, han sido testigos de cómo equipos especializados, materiales y maquinaria diversa han sido “sacados” de las instalaciones de la empresa, que está bajo administración del SAE, para llevárselos a otras bodegas de la misma zona portuaria.
Edificios, terrenos, contenedores, embarcaciones, equipo de buceo, electrónico, de comunicación, de transporte, marino, oceanográfico, de salvamento y seguridad; de construcción, maquinaria, dique seco, montacargas y subestaciones eléctricas son parte de los activos que Oceanografía acumuló y que desde 2014 quedó bajo resguardo y administración del SAE por disposición gubernamental.
Su condición de aseguramiento se hizo de manera desordenada y sin un evidente trabajo de inteligencia previo. Trabajadores de la empresa cuentan que, por ejemplo, cuando se tomaron las primeras instalaciones, habrían de transcurrir unos 20 días hasta que la PGR llegó a donde se ubicaban. Una vez que iban “asegurando” las instalaciones, no era el personal gubernamental el que hacía los inventarios formales, sino que de manera verbal preguntaban a los encargados de cada área.
Cuentan que el equipo se sustrae de esas áreas para trasladarlos a otras de Ciudad del Carmen. Que, infructuosamente, en distintas ocasiones, han intentado reportarlo telefónicamente a personal del SAE, pero se desisten por temor.
Newsweek en Español solicitó una entrevista con directivos del SAE durante semanas a través de su área de prensa, pero no hubo respuesta favorable.
Hace más de dos años que el SAE tomó control administrativo de la compañía y no ha logrado ponerla en orden. A las irregularidades que arrastraba la principal contratista de Pemex en los trabajos Costa Afuera, se suman las deficiencias de las gestiones gubernamentales en la compañía, particularmente en su relación con los trabajadores.
Cuando tomó control de la compañía, se dijo que la instrucción del presidente Enrique Peña Nieto era proteger a los trabajadores y garantizarles su fuente laboral, pero lo que procedió fueron despidos masivos, algunos notificados y otros más que los trabajadores califican como arbitrarios, ante lo cual demandaron a los funcionarios del SAE asignados a la operación e interpusieron quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En Ciudad del Carmen los trabajadores de Oceanografía también han protagonizado frecuentes manifestaciones en protesta por las condiciones laborales impuestas por el SAE. Y es que, por ejemplo, bajo la administración del gobierno el flujo financiero de la compañía se ha utilizado para pagar a despachos de abogados contratados justo para ejecutar los despidos, así como a un sindicato que apareció de pronto para “representar a los trabajadores”, a pesar de no tener agremiados.