No son rumores que navegan por la red, ni se trata de algunos datos que
se filtraron sin querer; es información personal y sensible que los piratas venden o chantajean con ella. La situación es grave, y todavía abundan quienes
continúan con el típico 123456789 como contraseña universal.
Es cierto que resulta engorroso tener contraseñas diferentes para cada
una de las cuentas, y además están las de los bancos, el teléfono, y casi
cualquier artefacto tecnológico en estos días. Al respecto, los expertos son categóricos:
es un grave error tener un único password para todo; si un hacker accede a uno,
va a seguir probando con el resto de los servicios, y de esta manera queda
expuesta toda la información que se considera valiosa, junto con las imágenes
preciadas o “peligrosas”.
Recomiendan emplear una contraseña específica y compleja para cada
cuenta, pero reconocen que es bastante complicado. Entonces dicen que lo mejor
es el uso de un gestor de contraseñas; se refieren a un programa que almacena
una gran cantidad de usuario/contraseña en una base de datos, a la que se
accede por una clave única: esa es la que hay que memorizar.
En las sugerencias para proteger la cuenta también figura el vincular un
dispositivo adicional a una cuenta (por lo general el teléfono celular), de
manera que si alguien pretende entrar a una computadora ajena –y sin
autorización del dueño–, se envíe un SMS o mensaje al teléfono con un código
temporal que el usuario deberá introducir en la compu en peligro.
Es una forma efectiva de asegurarse que es el usuario autorizado quien
intenta acceder al servicio. Existen varias compañías que lo hacen, hay que
averiguar en la web cuáles son las más confiables; las grandes firmas que lo
tienen activo (y lo recomiendan) usan los enlaces con Google, Apple, Linkedin,
Microsoft, Twitter, Facebook y Yahoo.
Claro que también puede suceder que se roben el teléfono celular, y
habrá los hacker especializados que sean capaces de vencer cada vez obstáculos
más difíciles; lo que vale es no ponérselas fácil, reducir el margen de
probabilidades.
Otro movimiento en pro de la seguridad de las cuentas en la web es
modificar con cierta frecuencia las contraseñas; establecer un calendario y
serle fiel en las fechas elegidas, como una vez al año, o cada seis meses, de
acuerdo al nivel de miedo o la calidad de la información que se conserva en la
red.
Hoy, en los días de la comunicación a tope –real, ficticia, propia,
ajena, pública, privada– conviene primero, determinar que es preferible dejar a
buen resguardo, qué subir a la red, y, ante todo, cómo proteger cualquiera que
sea la estrategia que se elija.