Chihuahua.- Especies de fauna local, insectos, reptiles, anfibios y algunas especies acuáticas desconocidas hasta por los propios chihuahuenses quedaron documentadas en el libro “La biodiversidad en Chihuahua, estudio de Estado” que se dio a conocer esta semana.
Con la participación de 97 autores y el apoyo de más de 30 instituciones entre gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de educación superior que aportaron información, artículos y fotografías, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), publicó el libro de la diversidad de Chihuahua donde hay más de 3 mil especies de animales y una diversidad importante en ecosistemas.
En la obra participó personal de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología del Gobierno del Estado, del municipio de Chihuahua, la Procuraduría de Protección al ambiente y Recursos Naturales (Profepa), representantes de la Secretaría del Medio Ambiente y Reucursos Naturales (Semarnat), entre otros.
Entre los artículos destacó el de los autores Georgina Santos Barrera y Andrés García Aguayo, quienes abordan un tema poco común: “la herpetofauna de Chihuahua”.
Chihuahua tiene 168 especies de herpetofauna (anfibios y reptiles) de las cuales 34 son de anfibios y 134 de reptiles y es en esta entidad donde habita el 17 por ciento de la fauna de anfibios y reptiles de México donde hay 13 especies de anfibios endémicas y 34 de reptiles, en uno de los artículos del libro.
México ocupa el primer lugar mundial en biodiversidad de herpetofauna con más de 800 especies de anfibios y reptiles.
Esta entidad tiene el sapo endémico “Incilius Mccoyi”, además de la salamandra denominada Ambystoma silvense y las ranas Lithobates lemosespinali y Mangnaocularis.
Entre los reptiles endémicos se incluyen la tortuga Terrapene Ornata, las lagartijas Barisia ciliaris, Sceloporus undulatus, edbelly, lemosespinali, nelsoni y algunas serpientes como Mastigodryas clifnoti.
Las áreas donde habitan especies de anfibios y reptiles endémicas de Chihuahua fueron localizadas hacia el sur de Ciudad Juárez, hacia el oeste de Casas Grandes y hacia el oeste y centro del municipio de Chihuahua.
En el libro se detalla que existen serias amenazas para la conservación de las especies endémicas por la pérdida de su hábitat natural por los cambios de uso de suelo.
Se ejemplificó con el caso de la rana anteriormente conocida como Tarahumara, ahora registrada científicamente con el nombre de Lithobates tarahumarae, la cual ha sido estudiada por más de 20 años por personal del servicio de pesca y vida silvestre de los Estados Unidos, y cuya población de esta especie va en decremento importante.
Destaca también el tema de la diversidad de especies de serpientes de cascabel que como depredadores naturales ayudan a mantener el equilibrio ecológico, sin embargo, el desconocimiento, las ha llevado en algunos casos al peligro de su extinción, pues sin que haya pruebas científicas de su efectividad, los seres humanos las matan para remedios caseros contra enfermedades, y en casos más extremos, terminan en manos de extranjeros coleccionistas que vienen a saquearlas, se asienta en el libro.
ARTRÓPODOS, EL MÁS GRANDE Y DIVERSO MUNDO DEL REINO ANIMAL
La división más grande del reino animal, es la de los artrópodos de los que hay más de un millón de especies, representan el 75 por ciento de los animales y el 50 de los seres vivos. El nombre de artrópodos lo reciben todos aquellos cuyo cuerpo está formado de articulaciones.
Lo artrópodos son las arañas, escorpiones, ácaros, tarántulas, cien pies, milpiés, así como los diversos tipos de insectos, que en su conjunto, tienen la función de polinizar, por lo cual, son indispensables para la producción de flores, frutas y verduras, sirven como alimento de otros animales y son necesarios para el control biológico.
CASTOR EN MANANTIALES LOCALES
Una de las especies comunes en los manantiales de Chihuahua, pero que regularmente no se conocen, es el castor canadesis mexicanus que habita a lo largo del río Bravo, desde Ciudad Juárez, Chihuahua, así como en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
La mayoría de los castores viven en cuevas excavadas en los suelos aluviales sueltos de las riveras, construyen madrigueras con palos y lodo en las pozas formadas detrás de las represas; permanecen en una cámara de habitación de varios metros de diámetro sobre el nivel del agua, ocupada normalmente por varios castores que pueden incluir un par de adultos y una familia de jóvenes. Se mantienen activos durante la mayor parte del invierno por debajo del hielo, alimentándose del tejido del cambio de árboles como sauces, álamos, fresnos y encinos.
Esta especie, se encuentra asociada principalmente a climas templados, aunque para el noroeste de México también se les ha localizado en climas cálidos, normalmente habitan en climas extremosos.