Durante años un diminuto parásito ha desconcertado a la comunidad científica. Presente en millones de personas alrededor del mundo, posee la capacidad de “disolver órganos humanos” y esquivar al sistema inmunológico de formas que la ciencia aún no lograba comprender.
Sin embargo, un equipo liderado por la profesora de Microbiología Katherine Ralston, de la Universidad de California en Davis, logró revelar su inquietante secreto. Se trata de Entamoeba histolytica, un parásito que puede destruir células humanas y luego cubrirse con sus restos; al usar este camuflaje evita ser detectado por las defensas del cuerpo.
Este hallazgo, aseguran los investigadores, allanaría el camino para desarrollar tratamientos capaces de erradicar al parásito de forma definitiva. En contexto, Entamoeba histolytica es un parásito unicelular que infecta a unos 50 millones de personas cada año y se cobra unas 70,000 vidas.
La ameba cambia de forma, que se encuentra principalmente en países en desarrollo con saneamiento deficiente, generalmente ingresa al colon de una persona después de ingerir alimentos o agua contaminados.
Si bien en la mayoría de los casos dicha infección no causa nada, salvo una diarrea, a veces puede resultar mortal. Lo anterior, porque una vez dentro del cuerpo produce úlceras en el interior del colon, “licuando partes del hígado e invadiendo el cerebro y los pulmones”, según los expertos.
EL SISTEMA INMUNOLÓGICO CONTRA LA ENTAMOEBA HISTOLYTICA
En países desarrollados como Estados Unidos, las infecciones por Entamoeba histolytica son poco frecuentes, aunque aún causan al menos cinco muertes al año. El parásito suele ser introducido en ese país por personas que contrajeron la infección en el extranjero.
Los científicos solían creer que el parásito inyectaba veneno en las células humanas para matarlas, pero la investigación de Ralston reveló un proceso muy diferente.
En 2011, durante su beca postdoctoral en la Universidad de Virginia, Ralston observó el parásito bajo un microscopio y descubrió que, en realidad, estaba mordiendo células humanas. En una serie de estudios posteriores descubrió que esta ameba mata células a través de un proceso llamado “trogocitosis”; después de masticar células humanas, usa los restos como un disfraz para engañar al sistema inmunológico y que no la combata.
Aunque los investigadores han tenido dificultades para estudiar este parásito de manera efectiva debido a su enorme genoma, Ralston y su equipo elaboraron una “biblioteca de ARNi” que les permite estudiar cada uno de los 8,734 genes conocidos del parásito para comprender cómo funciona.
Mediante una herramienta de edición genética conocida como CRISPR, Ralston y su equipo buscan marcar las proteínas del parásito con marcadores fluorescentes. Esto debería permitirles observar las interacciones de dichas proteínas al microscopio.
La edición genética también puede permitir al equipo eliminar pequeñas partes de los genes y proteínas de Entamoeba histolytica para descubrir cuáles son cruciales y cómo podrían ser atacados con medicamentos.
“Ahora vemos una luz al final del túnel y creemos que esto podría lograrse”, afirma por su parte el autor del estudio y bioquímico de la Universidad de California en Davis, Wesley Huang. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)