Cuatro copias idénticas de Dolly, la oveja clonada que murió prematuramente, ya cumplieron nueve años y sobreviven sin problemas.
Nacida hace 20 años el 5 de julio de 1996, Dolly desarrolló artritis de rodilla a los cinco años y falleció de una afección pulmonar a los seis, es decir la mitad de la edad normal para su raza Finn-Dorset.
Los percances de salud de Dolly y su muerte prematura pusieron en evidencia los riesgos de la clonación.
Sin embargo, Debbie, Denise, Dianna y Daisy, hermanas idénticas nacidas 11 años después de la famosa oveja, se encuentran “en buena salud”, según investigadores que estudian el envejecimiento de los animales clonados.
Las cuatrillizas fueron creadas a partir de las células de la misma glándula mamaria usando una técnica denominada transferencia nuclear de células somáticas (TNCS).
Kevin Sinclair, de la Universidad de Nottingham, examinó cuidadosamente a las cuatro “Dollies” nacidas en julio de 2007, así como otras nueve ovejas, clonadas a partir de diferentes cultivos celulares.
Los 13 animales, de entre siete y nueve años, son fruto de trabajos de laboratorio destinados a mejorar la eficiencia de la TNCS.
La TNCS implica extraer el núcleo y su ADN a una célula que no sea la de un óvulo o un espermatozoide e implantarla a un óvulo no fecundado al que se ha retirado previamente el núcleo.
Una vez implantado, el huevo reprograma el ADN y comienza a desarrollar un embrión.
A pesar de recientes mejoras, la técnica sigue siendo ineficiente y cara. Sólo un puñado de clones sobrevivió al nacimiento.
“El consenso respaldado por los datos recabados es que aquellos que logran sobrevivir son sanos y parecen envejecer normalmente”, indica el estudio publicado en la revista Nature Communications.
La clonación animal se usa en el sector agrícola, especialmente para criar ganado, pero también en el negocio de “devolverle” a la gente sus mascotas muertas.