Hillary Clinton terminó su campaña por la nominación demócrata con una esperada victoria en la elección primaria del Distrito de Columbia el martes pasado. La capital fue la piedra angular de una campaña en la que obtuvo 28 estados, incluidos 17 de los 20 más grandes, por no mencionar 15.7 millones de votos, en comparación con los 12 millones de Bernie Sanders.
La votación que comenzó en Iowa en febrero constituyó más que la búsqueda de la nominación demócrata. Fue la última de una larga serie de representaciones que Clinton ha hecho ante el pueblo estadounidense durante los últimos 25 años. Desde 1991 ha asumido distintas personalidades. Primero la conocimos como la esposa de un candidato presidencial, defendiendo las infidelidades de su marido. A partir de ahí, se convirtió en la primera dama y en arquitecta del sistema de atención a la salud. Defendió a su marido de más infidelidades antes de seguir adelante y convertirse en senadora, candidata presidencial, Secretaria de Estado y, finalmente, en la primera mujer postulada por un partido importante. Así que, ahora que ha terminado la última elección primaria, ¿qué es lo que averiguamos esta vez acerca de ella?
Su sorprendente capacidad para autoinfligirse heridas
La decisión de Clinton de utilizar un servidor privado de correo electrónico, tomada en 2009, probablemente no fue ilegal, pero sí fue innecesaria. Fue una decisión extraña que estaba condenada a provocar un escrutinio. Es posible que se haya salvado con su excelente desempeño ante el Comité de la Cámara sobre Benghazi, pero fue ella misma quien se metió en problemas desde el inicio.
Sus aliados son leales
La fortaleza de Clinton entre los votantes afroestadounidenses y de origen latino le hizo ganar la nominación. Ellos la apoyaron con amplias mayorías, suficientes para garantizar su victoria en estados grandes, diversos y muy poblados como California, Florida y Texas. En general, Sanders ganó en estados y colegios electorales más pequeños, aunque con algunas excepciones como Michigan. Una generación más joven de votantes tenía menos interés en Clinton y su centrismo. Sin embargo, su victoria del martes en D.C. estaba prácticamente garantizada debido a que ese distrito posee un amplio porcentaje de afroestadounidenses y votantes demócratas de raza blanca y de mayor edad. Clinton perdió aquí en 2008 debido a que Barack Obama tuvo un gran desempeño entre los afroestadounidenses. Esta vez, tomó fácilmente a D.C.
Ella es, eh, flexible
Clinton alguna vez elogió el Acuerdo Transpacífico, el enorme tratado comercial que el gobierno de Obama aún espera aprobar, pero se volvió contra él como candidata. No tiene ningún problema para inclinarse hacia la izquierda. También mejoró su relación con los partidarios y el personal de Obama, de la misma forma en que lo hizo con el Presidente. Un gran número de alumnos de Obama se acercaron para ayudarla a esta vez, y si tenían algún resentimiento, no lo demostraron.
Aún despierta fuertes emociones
No es necesario pasar demasiado tiempo en línea para ver el tipo de pasión que Clinton inspira. Los hermanos Bernie la odian. La derecha todavía la aborrece. Y un gran número de partidarios la ven como La Elegida.
Ahora que la temporada de elecciones primarias ha terminado, veremos cómo se desempeña Clinton en la elección general. En 2008, tuvo que mostrar control debido a que Obama era muy querido. Lo mismo con Sanders. Ella sabía que, al final, necesitaría a esas personas. Aun en su primera postulación al Senado en 2000, ella era todavía la primera dama y no podía actuar totalmente como una bravucona. Ahora, Clinton está libre de pelear como le plazca y se enfrentará a un oponente que es todo puños y ego. Eso es lo único que aún nos falta por ver.