Florence Nightingale, considerada la madre de la enfermería moderna nació el 12 de mayo de 1820, en Florencia. Su labor comenzó a ser conocida durante la Guerra de Crimea, 1854-1856, cuando introdujo nuevos métodos para ocuparse de los soldados heridos, empezando por mejorar su alimentación y ventilar las salas.
Conocida como la “Dama de la Lámpara”, Nightingale realizaba rondas nocturnas vigilando a los enfermos y heridos, abriendo así el camino hacia los actuales sistemas nacionales de salud, en los que son profesionales los que cuidan a los enfermos y no sus familias.
Gracias a su labor, en Inglaterra se creó el Fondo Nightingale, con el cual en 1860 se inauguró en Londres la primera escuela para enfermeras. Las primeras egresadas de la institución comenzaron a trabajar en Liverpool en 1865.
Para 1883, Nightingale recibió la Real Cruz Roja por parte de la Reina Victoria, y en 1907 se convirtió en la primera mujer en recibir la Orden de Mérito del Reino Unido. Un año más tarde, le fueron otorgadas las Llaves de la Ciudad de Londres.
Su trabajo fue la fuente de inspiración de Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja y autor de las propuestas humanitarias adoptadas por la convención de Ginebra.
En su única obra escrita, Notas sobre enfermería, Nightingale plasmó los principales conceptos sobre dicha profesión. En 1861 se retiró por problemas de salud y falleció en Londres en 1910.