Dos de cada diez nacimientos en México son de una mujer
menor de 20 años, una cifra que en los últimos años ha ido en aumento y que
deriva del incumplimiento de los derechos humanos de las adolescentes, revela un
informe de Save the Children.
En el reporte “Embarazo y maternidad en la adolescencia”,
la organización explica que aún cuando entre los años 2000 y 2006 se logró una
reducción de más del ocho por ciento en los embarazos adolescentes, entre 2007
y 2012 se registró un incremento de cerca del 15 por ciento.
“El embarazo adolescente es una situación que
deriva del incumplimiento de los derechos humanos de las y los adolescentes;
parte de una problemática integral relacionada con la falta de oportunidades
de desarrollo, de educación, salud y protección”, expone el documento.
Save the Children
detalla que si bien un embarazo a temprana edad puede representar el incumplimiento
de los derechos humanos de los adolescentes, lo es en particular para las mujeres
ya que es probable que no terminen sus estudios, que no tengan las
oportunidades adecuadas para su bienestar financiero, que limiten su desarrollo
personal y que repliquen el ciclo de pobreza.
Refiere que “el embarazo
adolescente es un problema de salud pública que puede poner en riesgo la propia
supervivencia de las adolescentes, pues al no contar con el desarrollo físico
adecuado tienen mayores probabilidades de morir por complicaciones en el
embarazo o el parto que las mujeres adultas”.
La organización detalla
que en México se observa un alza sostenida de 137 a 142 defunciones maternas
adolescentes entre 2010 y 2014, que representan 12.71 por ciento y 13.89 por ciento
del total de muertes maternas. Menciona
además que un alto porcentaje de las muertes maternas adolescentes, un 70 por
ciento, se presentó bajo atención médica.
Menciona además que aproximadamente
una tercera parte de los embarazos en adolescentes no son planeados, sin
embargo, refiere, muchas de las mujeres menores a 20 años lo desean por falta de otras oportunidades y
debido a un contexto en donde la maternidad “es el único rol valorado de las
mujeres en sus comunidades”.
Para Save the Children,la falta de información
y de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, los estereotipos de
género, las relaciones de poder desiguales, la discriminación y desigualdad,
la violencia sexual y de género, los matrimonios infantiles y la falta de
oportunidades económicas son algunos de los factores que tienen influencia en
la decisión de tener hijos a temprana edad.
Por ello se plantea la
necesidad de fortalecer los servicios de salud sexual y reproductiva específicamente
para adolescentes y la Educación Integral en Sexualidad (EIS), y de
implementar medidas para erradicar la violencia sexual a la que las
adolescentes son especialmente vulnerables.
El informe menciona que
tan solo en los primeros dos años de este sexenio (2013-2014) se registraron
394 nacimientos de niñas de 10 años. Esto, refiere, es especialmente grave
puesto que aunque no hay datos conclusivos sobre el tema, se puede asumir que
en la mayoría de los casos, estos embarazos son producto de la coerción y la
violencia.
El documento indica que
no existe un dato más certero porque las fuentes estadísticas no lo muestran:
ni la Secretaría de Gobernación ni las bases de datos sobre mortalidad del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registran los episodios
de violencia sexual hacia poblaciones de 10 a 12 años.
Asimismo, destaca que
otro tema relacionado con las barreras de género se encuentra en el matrimonio
infantil: al menos una de cada cinco mujeres contrae una unión conyugal antes de
cumplir los 18 años de edad.
Save the Children
detalla que en las jóvenes hablantes de una lengua indígena existen proporciones
del matrimonio infantil superiores al 40 por ciento en los estados de Chiapas,
Guerrero y Veracruz.
“El matrimonio infantil
tiene repercusiones importantes para el desarrollo, la salud y los derechos
humanos de las adolescentes, entre las que se encuentran la deserción escolar,
el inicio de la vida sexual sin información ni acceso a métodos anticonceptivos,
el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, el embarazo no
deseado, la restricción de la autonomía personal y corporal, y el con
namiento al trabajo en el hogar”, dice el reporte.
Otra de las
consecuencias del embarazo adolescente que destaca el reporte, es la
reproducción de los ciclos de pobreza. Dice que de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones
Unidas, en México 33 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años que fueron
madres adolescentes se encuentran en el quintil más pobre.
Los mismo datos muestran
que el 32 por ciento de los hogares encabezados por padres jóvenes viven
actualmente en pobreza y 13 por ciento de este tipo de hogares viven en
situación de indigencia en el país.
Para contrarrestar esta situación,
la organización internacional exhortó a los gobierno a promover con urgencia
programas sociales enfocados en mujeres adolescentes que busquen impulsar
mayores oportunidades económicas y sociales para ellas.
“Con ello se podrían
brindar múltiples opciones en la construcción de un proyecto de vida, que les
garanticen oportunidades económicas y sociales y que den sentido a sus vidas.
De lo contrario, la maternidad seguirá siendo el rol principal deseado de las
propias mujeres adolescentes”, refiere.