HACE NO TANTO TIEMPO, la cantidad de multimillonarios cuya riqueza combinada era igual a la de la mitad más pobre de la población mundial era de 388. En sólo cinco años, ello ha caído a 62, los bastante pocos para caber en un autobús de dos pisos londinense, con asientos libres. Esos 62 individuos afortunados tienen tanto dinero y otros activos como 3500 millones de las personas más pobres del mundo.
Los números están en un informe nuevo de la organización británica de beneficencia Oxfam, publicado en la víspera del Foro Económico Mundial anual en Davos, donde los ricos y poderosos descienden a un centro de esquí suizo para arreglar los problemas del mundo. Gawain Kripke, director de política de Oxfam, lo llama “el baile anual para los capitanes del capitalismo”. Antes de la reunión del año pasado, Oxfam publicó un informe diciendo que la riqueza combinada del 1 por ciento más rico del mundo sobrepasaba la del restante 99 por ciento. Seguro que sí. Este año, Oxfam instó a las celebridades, los empresarios y políticos que se juntaran en Davos “para que reflexionen en este crecimiento rápido de la concentración de riqueza en la mismísima punta de la pirámide económica mundial”, dice Kripke.
Oxfam calcula la riqueza combinada de esas 62 personas en 1.76 billones de dólares en 2015, más o menos equivalente al producto interno bruto de Canadá (todos menos nueve de los más ricos eran hombres).
Tim Worstall, un alto miembro del Instituto Adam Smith londinense, llamado así por el economista de libre mercado del siglo XVIII, dice que aun cuando la cifra del encabezado es cierta, “simplemente no es muy interesante o importante porque así es como funciona la distribución de la riqueza”. El informe de Oxfam también señala que la pobreza extrema ha sido reducida a la mitad desde 1990, un logro que Worstall acredita a la globalización. “Yo aguantaría el aumento en la desigualdad —dice— a cambio de menos pobreza absoluta”.
Sin embargo, Kripke dice que los pobres se están quedando atrás. Por ejemplo, asegura Oxfam, los salarios de los directores ejecutivos de las principales 350 compañías de Estados Unidos aumentaron 54.3 por ciento de 2009 a 2014, mientras que los sueldos de los trabajadores comunes se mantuvieron iguales. “La economía después de la crisis financiera y la recesión está empezando a crecer de nuevo, y todos toman eso como algo positivo”, dice Kripke. “Pero lo que estamos viendo es que este crecimiento, el ingreso aumentado y la riqueza, está siendo captado por los más ricos”.
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