EL PAPA LIBERAL ES
UN INVENTO DE LOS MEDIOS
LAS PUERTAS DE PROVIDA SE ABREN, y si uno da cinco pasos no hay modo de ver otra cosa: dentro de un mostrador cubierto de vidrio, nueve piezas de plástico representan fetos en distintas etapas de gestación. Y en medio de ellos, lo siguiente: “Desde la concepción tus células son inequívocamente humanas. ¡Nunca hemos sido un producto!”, grita una leyenda.
Las escaleras conducen hacia el gran ídolo de esta residencia de la colonia Anzures con atmósfera de iglesia: sobre un muro, un enorme cuadro contiene la foto de Karol Wojtyla que besa a un niño moreno, y apenas abajo de esa imagen cuelga un rosario con la siguiente leyenda: “Reliquia de San Juan Pablo II para Comité Nacional Provida AC, mayo 1998”.
Ya desde antes, en 1989, el Papa y el entonces líder del poderoso organismo antiaborto de México, Jorge Serrano Limón, tenían una relación fraterna que cristalizó con una audiencia privada que el religioso polaco aceptó sostener a petición del ultracatólico laico mexicano acusado hace cerca de una década de desviar fondos públicos. Esta vez, quizá porque de antemano tenían el “no”, la solicitud para ver al papa Francisco no se hizo: “No pedimos una reunión porque son muchísimos los mexicanos que lo quieren ver: lo veremos en las misas como cualquier parroquiano. Además, puedes darle la mano al Papa, ¿pero de qué sirve si su mensaje no llega a tu corazón?”, justifica Rocío Gálvez de Lara, presidenta del organismo desde 2002.
Cuando la justicia comenzó a perseguir con vehemencia a Serrano, ella ocupó la dirección del organismo que posee 30 delegaciones en el país. Cambió el mando, pero ni un milímetro de lo que Provida es. “La filosofía es la misma —aclara—: defender a la persona desde la concepción hasta su muerte natural”.
A la derecha de Rocío hay una pintura de la Sagrada Familia, justo arriba de una figurilla de vidrio de una mujer embarazada. A su izquierda, un graba do de la Virgen del Rocío, su patrona, junto a una amplia biblioteca con títulos sobre la lucha antiaborto y las vías de anticoncepción que la Iglesia acepta, los “métodos naturales” Billings y sintotérmico. Con ambos, la mujer tiene relaciones sólo cuando su cuerpo le da indicios de baja fertilidad.
Pero Rocío quiere comenzar la entrevista hablando de un librito que está bajo su mano izquierda y al que acaricia como a un gato: la Encíclica sobre la regulación de la natalidad Humanae Vitae que Pablo VI publicó en 1968. Ahí, el Papa condena los “métodos artificiales” de anticoncepción, como el preservativo. “Fue una Encíclica profética”, sonríe Rocío y palpa la portada. ¿La profecía? Que la anticoncepción será “negocio”, dice, y que los gobiernos “abusan” del derecho de la mujer a ser madres cuando a ellas y a Dios les plazca.
En una carta de fines de 2015 enviada al Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, Francisco facultó a los sacerdotes para absolver del “pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos de corazón”. Adiós a la condena y la amenaza de ser excomulgadas.
ROCÍO GÁLVEZ: “No lo veo para nada liberal. Él continúa con la doctrina, el Evangelio. Cada Papa tiene su encanto. A Juan Pablo II lo iban a ver por carisma y personalidad impresionantes. A Benedicto por su mensaje profundo. Francisco es pastoral, cercano, fraternal”. ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS
—El Papa parece tener otra sensibilidad con la mujer que aborta —digo a Rocío.
—Se distorsiona su mensaje —responde—. Algunos medios dijeron: “El aborto ya no es pecado” y varios abortistas dijeron: “Señoras, aborten este año de misericordia porque no será pecado”. El Papa sólo dijo: “Los sacerdotes pueden perdonar el pecado de aborto”; no que el aborto deje de ser pecado. El Papa lo dice: el aborto es un pecado muy grave, ayudemos a sanar a las mujeres. Y sanar no es que la mujer aborte, se confiese y aborte de nuevo en dos meses.
—¿No está dando el Papa un pequeño paso para permitir que la mujer decida con libertad qué hacer con su cuerpo?
—Confiemos en que el Espíritu Santo lo está iluminando: no puede haber ruptura entre ciencia y fe. Lo dicen el Evangelio y el Magisterio, pero también lo confirman año con año la genética, la biología y la embriología: en el vientre de las mujeres hay un ser humano. ¿Por qué el Papa habría de cambiar un discurso cuando la ciencia demuestra que ahí hay un ser humano?
–¿Les preocupa este Papa liberal?
—(Se ríe) No lo veo para nada liberal. Él continúa con la doctrina, el Evangelio. Cada Papa tiene su encanto. A Juan Pablo II lo iban a ver por carisma y personalidad impresionantes. A Benedicto por su mensaje profundo. Francisco es pastoral, cercano, fraternal. Desafortunadamente, los medios desvirtúan lo que el Papa dice, se quedan con el mensaje cómodo o lo editan para publicar cosas escandalosas que el Papa no dijo.
—El Papa ha dicho sobre los homosexuales: “¿quién soy yo para juzgarlos?”. Ustedes insisten en la unión exclusiva de hombre con mujer.
—El Papa también dijo: me gustaría que los homosexuales llegaran al confesionario. Si alguien peca y se arrepiente, Dios siempre lo recibe con los brazos abiertos. En el último (Pontificio) Consejo para la Familia no hubo grandes cambios en la doctrina: la familia con padre y madre es el mejor lugar para que los hijos se desarrollen. Y el Papa llama a fortalecer esa familia. —¿El Papa no insinúa que la familia puede surgir con dos hombres o mujeres? —El Papa no dijo eso: no es válido poner en su boca esas palabras. La liberal es la prensa que hace interpretaciones amplias, convenientes y deshonestas.
—Este Papa, al menos en el discurso, ha condenado a empresarios, gobiernos. Provida sigue cerca del poder.
—El Papa es consecuente con la doctrina y reafirma lo que la Iglesia hace desde la Encíclica Rerum Novarum (1891): criticar las instancias que oprimen a la persona. Y Provida defiende a la persona sin discriminación. Nos reunimos con quien sea necesario si el fin es defender a la persona, así como el Papa se reúne con presidentes o quien sea para promover la vida. —Acercarse a la clase política mexicana es acercarse a un grupo que por tradición no defiende a las personas.
—Sí: se han dejado llevar por el imperio de la muerte. A los gobiernos no les interesa la salud y el bienestar humano, sino el dinero.
—¿Les gustaría un Papa un poco más ortodoxo?
—Francisco es el Papa que se necesita hoy. Es perfecto para este momento.
—Provida quedó marcado por desfalcos financieros. ¿Eso cambió?
—Francamente, esa pregunta no viene al caso. La Procuraduría General de la República ya dijo: aquí no hay nada ilícito. Es muy triste: pese a que se comprobó el destino de los recursos, ya no hubo primeras planas que dijeran: “Comprobado, Provida no desvió fondos”. Pero eso ya pasó hace muchísimos años, Provida tiene un quehacer mucho mas grande y hermoso que preocuparnos por aquello. Gracias a Dios, permanecemos. Ya no nos preocupan las bajezas que se dijeron.
—¿Siguen ligados a Serrano Limón?
—Sobre cuestiones privadas de la institución no voy a responder. No enriquecen la entrevista.
ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS
—A México lo somete la sangre. ¿El discurso del Papa puede venir por ahí?
—Esperamos un mensaje lleno de esperanza, amor y misericordia para este país sumido en luchas. Que cualquier persona pierda la vida es una tragedia, llámese por aborto, narcotráfico, secuestro. Y este Papa reparte tareas. Nos va a dejar mucho trabajo; no viene a solucionar los problemas que tenemos que solucionar nosotros (ríe). —¿En México es superior la ambición del dinero que la fuerza de la fe?
—La Ciudad de México sí es un tema muy complicado: crecen el egoísmo, el individualismo, el hedonismo: al día se abortan 100 bebés. Una tragedia.
—El Estado de México tiene marcas de feminicidios. ¿El Papa debería reclamar en la misa de Ecatepec? —pregunto.
La lideresa de Provida endurece el rostro. Abre grandes los ojos, alza la voz: “Cualquier vida perdida es una tragedia. No importa si es hombre o mujer”.
—Pero en particular los feminicidios…
—(Interrumpe) El propio (jefe de Gobierno Miguel Ángel) Mancera promueve, financia y ejecuta esta tragedia. Los bebés mueren a manos del gobierno.
—Usted le está mandando un mensaje a Mancera. ¿El Papa debería mandarle otro a (el gobernador del Estado de México) Eruviel Ávila y decirle: ¿vio la cantidad de mujeres asesinadas en su estado?
—¡El DF me preocupa porque el gobierno de Mancera, doctores y enfermeras que debieran proteger la salud de la mamá y el bebé, están aniquilando! Y al amparo de la ley, que es doblemente grave.
“EL PAPA FRANCISCO NO DICE NADA NUEVO”
BAJO UN ÁRBOL DE PERAS que el invierno desnudó y que con el sol de febrero expulsa sus primeros capullos tímidos, Francisco Bolívar le dice a su esposa: “Así estás bien, amor” y le acaricia el hombro. Sentada delante de su marido y con la vista fija en el lente que los capta, Clara Moguel responde alzando la mano y rozando los dedos del hombre con el que ha estado casada 32 años. Atrás de ambos, incrustada en un muro, una robusta cruz de piedra certifica ante la cámara que este hogar es católico. El jardín —cubierto de césped, cercado de flores y sombreado por un aguacate y un ciruelo— es también el fantástico mirador en la cima de una barranca desde donde el matrimonio que coordina la poderosa asociación Juntos por México, Unión Nacional de Movimientos Católicos, ve cada mañana la porción de mundo que habitan: Bosques de Chapultepec. Desde aquí observan las mansiones alzadas sobre las laderas: el inicio de su imperio, que se extiende mucho más allá.
En este rincón minimalista de amplios ventanales, aroma a limpio y paredes blancas los dos arquitectos coordinan su majestuosa AC, que integra a 70 organismos católicos nacionales. Uno de ellos, Los Legionarios de Cristo.
FRANCISCO BOLÍVAR Y
CLARA MOGUEL: “Lo mismo
que dijo Juan Pablo II o
Benedicto lo dice este Papa.
Sólo cambiaron los medios: su
tono fresco, de igual a igual,
sirve para que católicos y no
católicos se identifiquen con
la Iglesia”. FOTO: ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS
Faltan sólo 11 días para que su líder, el Papa, llegue a México. Si lo ven en Tuxtla Gutiérrez, como esperan, será el cuarto pontífice que conozcan en persona. Desde Paulo VI los han visto cara a cara a todos. Con Francisco, sin embargo, no se percibe euforia: “No ha dicho nada nuevo”, afirman los dos. Una frase idéntica con un dejo áspero pronunciada primero por ella, luego por él.
Los brazos musculosos de Juntos por México, Unión Nacional de Movimientos Católicos se extienden en todo el país desde 2011: según el cálculo de la pareja, supera ya los cuatro millones de miembros que, a través de los líderes de cada uno de los grupos, les hacen aportaciones “voluntarias”. La misión que asumen es doble, explican. Uno, ayudar a los 70 organismos a “mejorar la acción social en cárceles, asilos y contra la pobreza”. Dos, reivindicar “la familia, la unión hombre-mujer —aclara Bolívar—: el instrumento de salvación social”. Dice eso en su amplia sala tomado de la mano de Clara. No la soltará en los próximos 70 minutos, en los que ambos repetirán un concepto que ven en riesgo y que los agobia: familia.
—¿Cómo sienten el mensaje del papa Francisco?
—Lo mismo que dijo Juan Pablo II o Benedicto lo dice este Papa —sostiene Clara—. Sólo cambiaron los medios: su tono fresco, de igual a igual, sirve para que católicos y no católicos se identifiquen con la Iglesia.
—No ha dicho nada nuevo —añade él—, dice lo mismo que Cristo hace 2000 años.
—Francisco dijo: “¿Quién soy yo para juzgar a los gays?”. ¿Estamos ante una revolución en el modo en que la Iglesia asume a los homosexuales?
—Es bueno que lo diga porque todos tenemos la misma dignidad, somos hijos de Dios y no debemos juzgar —dice Bolívar—. Cristo vino a convivir con los marginados. Hay fanáticos católicos que toman sólo una parte del Evangelio, lo sacan de contexto y aplican. El Evangelio dice: ama sin distinción. Cristo no combatió a los pecadores, sino al pecado. No discriminó ninguna minoría por raza, sexo o dinero. Los católicos debemos trabajar contra la discriminación.
—¿De cierto modo el Papa está abriendo el debate sobre la familia con parejas del mismo sexo?
—No debemos discriminar, pero que no se confunda la familia tradicional con las nuevas formas de convivencia —precisa él—. La familia, el matrimonio, es hombre-mujer. El derecho de los niños es una familia con papá y mamá; una pareja homosexual eso no lo ofrece. Y no estoy diciendo que los homosexuales sean malos ni transmitan al niño su homosexualidad: son tabúes. Es sólo que el derecho de los homosexuales no está por encima del derecho de los niños.
—El Papa facultó a los curas a perdonar a las mujeres que abortan. ¿Su mensaje es: mujeres, hagan con su cuerpo lo que quieran?
—No creo que el Papa está diciendo eso —se ríe Bolívar—. El derecho de la mujer sobre su cuerpo no debe privilegiarse sobre el derecho de la persona distinta que crece en su cuerpo. Un derecho no elimina otro.
—El Papa promueve la misericordia —ataja Clara— y no es el primero que da esa facultad a los sacerdotes; se hizo en otros jubileos. Su mensaje es: ¿lo hiciste? Dios te ama y perdona. Y si abortaste, enmienda: no lo vuelvas a hacer.
—¿Dentro de su movimiento este Papa liberal despierta polémicas?
—Ante cualquier discusión, como dirigentes mantenemos la línea del Papa: por el Espíritu Santo él discierne y da un punto de vista al que los católicos nos acogemos —dice Bolívar—. Su conocimiento teológico y social es mayor, y su opinión es la buena: por eso la Iglesia católica tiene 2000 años de vida.
—¿Pero entre ustedes este Papa ha hecho que discutan más? —insisto. Clara y su esposo guardan unos segundos de silencio.
—Ha generado polémica para bien. Nos ha hecho pensar —señala él. Y punto.
—La Iglesia católica se ha vuelto sinónimo de abuso sexual. Francisco creó un tribunal para juzgar los casos. ¿Qué piensan?
—La humanidad es la humanidad —dice ella—: por las noticias te enteras de que una mama mató a su bebé de un año, que un papá mató a golpes a sus hijos. Uno pensaría que todos los padres aman a sus hijos. Pues no. La maldad se filtra en todos, y también en los sacerdotes: no están exentos del mal.
FOTO: ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS
—Da la impresión de que, en masa, curas han aprovechado su poder para abusar —digo.
—Sí y no —matiza Bolívar—. Donde los niños sufren más abusos sexuales es en la familia y luego en las escuelas. El porcentaje de abusados por un sacerdote no es tan grande, aunque sí escandaloso: de esa figura no debieras esperar eso. Los sacerdotes son como los aviones: el medio de transporte más seguro que casi nunca se cae, pero si se cae hay noticia, escándalo. Además, hay muchos intereses en desprestigiar a los sacerdotes. Aunque no debiera haber un solo caso (de pederastia), seamos fríos al analizar y pidamos pruebas. Los sacerdotes están solos y apenas cubren sus necesidades materiales. Conocemos sacerdotes que dan la vida por sus comunidades, trabajan 18 horas al día y los feligreses los quieren mucho. En nuestras comunidades son un miembro más: hacemos fiestas y bailan, toman un tequila, cantan en el karaoke. Y tienen defectos como el resto de la sociedad.
—Si son iguales a todos, ¿no es hora de que Francisco abra el tema del celibato? Parece que no pueden respetarlo.
—Sí pueden —dice Bolívar—. La Madre Teresa nunca dijo: ¡me falta sexo! Están tan convencidos de que están para servir al prójimo que el celibato lo consideran no una obligación, sino un derecho. Y aclaremos: los sacerdotes asumen su sexualidad plenamente, se sienten tan hombres como tú o yo, e incluso hay homosexuales. Pero sacrifican la sexualidad para crecer espiritualmente. Su celibato es una elección. El que no puede, se retira.
—¿Dios nos abandonó?
—México confundió laicidad y anticatolicismo —dice él—. Al prohibir que la Iglesia participara en la educación pública (1857) ya nadie transmitió valores: por eso somos primeros en pornografía infantil, violencia familiar, corrupción, obesidad.
—Desapariciones forzadas, asesinatos, feminicidios… ¿La elección del Papa de venir a México significa: voy al rescate de un país sumido en el desastre? —pregunto.
—El desastre está en todos lados —dice Bolívar—. Al rezar, la gente dice “líbranos del mal”, aunque en realidad su idea es: “Libra mi vida de cosas malas”. Las cosas malas se reparten en el mundo aleatoriamente: esto no es de “al bueno le pasan puras cosas buenas y al malo, malas”. Mira a los narcos: ¿se dan vida de reyes con aval de Dios? Esto no es que Dios permita o no, sino nuestra actitud: con lo malo te hundes o creces. Y si creces, el dolor santifica.
FRANCISCO NO ES EL PAPA DE LA IZQUIERDA
LA LUZ DEL MEDIODÍA estalla en los techos, los cofres, las puertas: los destellos metálicos de este lujo que encandila tienen marca. Mercedes Benz, Audi, BMW. La playa de estacionamiento en Santa Fe se ha colmado porque es hora de misa, y los empresarios y ejecutivos hacen una pausa en su industria de dinero para oír la palabra del Señor que aquí se escucha cada día a las 13:15. La Parroquia de San Josemaría Escrivá, corazón del Opus Dei en México, apunta hacia el cielo con imponente estirpe: como un cohete del futuro o una llama gigante. Adentro, el silencio sobrecogedor de un pasillo hace escuchar los propios pasos, que pasan junto a elegantes salas de juntas, comodísimas, impecables, acojinadas, cuyas puertas de vidrio tienen, sin excepción, frases que ilustran lo que el Opus Dei —esta reservada y misteriosa Prelatura Personal que muchos se obstinan en llamar “secta”— le dice al mundo entero desde hace 88 años que se comenzó a expandir a todos los continentes. Ingreso en un salón con cristales labrados con el siguiente llamado, escrito por el fundador de la institución, el sacerdote Josemaría Escrivá: “Dulce Madre… llévanos hasta la locura que haga, a otros, locos de nuestro Cristo”. Pero el vicario del Opus Dei en México, líder máximo de esa institución en el país, monseñor Francisco Ugarte, aclara que en su institución, presente en este país desde 1949, no hay locura, ni fanatismo ni mortificaciones físicas como el cilicio, que tan populares ha hecho la literatura. “Al Opus Dei se nos puso un cliché”, desmiente y aclara que si existe disciplina es para cumplir la misión de su prelatura: “Promover la santificación en la vida ordinaria”. Impecable en su indumentaria eclesiástica, de negro de punta a punta, riguroso afeitado y lacio cabello blanco, difunde un discurso suave en el que el papa Francisco encarna la versión más acabada de la misericordia, el perdón a los pecadores.
—¿Qué prevé que el Papa le diga a México?
—Amor es misericordia por los más necesitados. Francisco secunda esa idea: lava los pies, abraza minusválidos, come con indigentes. Eso es misericordia y amor a todos. El peligro es que, como buenos mexicanos, el efecto de su presencia y palabra sea muy favorable pero momentáneo.
—Da la impresión de que este Papa sacude a la Iglesia mexicana. ¿Ahora ustedes se ven al espejo y dicen: y si recuperamos valores disipados?
—Sí. Este Papa, por ser latinoamericano, puso el dedo en la llaga: la pobreza, la conciencia social en los más necesitados.
—¿Su llegada modificó en algo la rutina del Opus Dei?
—No mucho: el mensaje de nuestro fundador Josemaría Escrivá fue: sirvamos a la sociedad. Francisco declaró (2016) como Jubileo de la Misericordia y lo secundamos: con más frecuencia visitamos y ayudamos a enfermos y pobres. El Opus Dei tiene funciones sociales y el Papa nos impulsa a reforzarlas.
—El Papa parece repeler el poder y ustedes han estado ligados al poder.
—El Opus Dei no ha tenido el afán de estar vinculado al poder. Sólo formamos personas para que cada uno haga lo que pueda. Hay amistades con políticos, pero no existe una relación oficial con el poder.
—Al Opus Dei se le asocia con la disciplina a ultranza, el rigor, las mortificaciones físicas. El Papa es un hombre relajado. ¿No hace cortocircuito con ustedes?
—Somos disciplinados en la doctrina, pero la variedad de personalidades de los miembros del Opus Dei es enorme. El estilo flexible, cercano, sencillo y natural que tiene Francisco me parece estupendo y se acerca a lo que es mucha gente del Opus Dei. Al Opus Dei se nos puso un cliché.
FRANCISCO UGARTE:
“Somos disciplinados
en la doctrina,
pero la variedad de
personalidades de
los miembros del
Opus Dei es enorme.
El estilo flexible,
cercano, sencillo
y natural que tiene
Francisco me parece
estupendo y se
acerca a lo que es
mucha gente del Opus
Dei”. FOTO: ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS
—Aún promueven mortificaciones físicas. ¿El cilicio, por ejemplo?
—Sólo mortificaciones pequeñas: la santidad está en lo pequeño. Jesucristo llevó la cruz y lo imitamos con pequeños sacrificios. Por ejemplo, si tengo sed retraso el tomar agua.
—¿Aún se infringen daño físico?
—Nunca. Son mitos. Nuestros sacrificios no dañan la salud.
—El Papa pidió a los curas perdonar a las mujeres que abortan. ¿Qué piensa?
—Él tiene una gran capacidad: enseña lo de siempre, pero la gente lo entiende. Las mujeres que antes abortaban no quedaban excomulgadas o excluidas de la Iglesia: podían regresar y recibir el perdón. Pero ahora el Papa las anima a confesarse y recibir el perdón. Y nos faculta a levantar la excomunión y perdonar su pecado. Maravilloso: los sacerdotes estamos para perdonar.
—¿Y si una mujer es violada?
—El aborto es pecaminoso siempre y en todos los casos. No se justifica abortar. Pero con arrepentimiento, si las mujeres reconocen el error, damos perdón.
—Una mujer violada debe pedir perdón…
—También. Destruyó una vida y, objetivamente, es pecado. Pero tiene atenuantes: actuó bajo presiones tremendas.
—Francisco dijo: no soy quién para juzgar a los homosexuales. ¿Estamos ante una revolución de la Iglesia de la que el Opus Dei participará?
—Distingamos entre homosexualidad y homosexual. Al homosexual se le comprende y atiende. Pero el acto homosexual no corresponde a la naturaleza humana. Eso también el papa Francisco lo sostiene, pero al ofrecer misericordia ha modificado el modo de atender (al homosexual). El Opus Dei ayuda a los homosexuales a vivir como buenos cristianos al aclararles que, según la ley de Dios, es incorrecto tener relaciones homosexuales. Y si no ejercen la homosexualidad pueden, incluso, ser santos.
—El Papa come con sus empleados, tiene menos seguridad, la corte que lo acompaña no tiene el tamaño de antes. El corazón del Opus Dei está aquí, en Santa Fe, en medio del poder económico. Su sede no es la colonia Obrera.
—Llegamos a todos. En las (colonias marginales de las) barrancas vecinas hay centros que dependen de esta parroquia: se da atención médica, psicológica, espiritual. Pedimos a gente de mayor nivel (económico) que vaya a ayudar a esa gente sin recursos. En Ixtapaluca, junto a Chalco, tenemos dos escuelas. Y nosotros no tenemos por qué descuidar a las personas con mayor influencia sólo por estar en esa posición: pertenecen a la Iglesia, hay que ocuparse de que sean buenos católicos y ayuden a los más necesitados. Norberto Rivera (el arzobispo primado de México) pidió hacer esta parroquia para que la gente de aquí ayude a los necesitados. Lo cómodo sería olvidarnos de ellos y que no influyeran.
—¿Es Francisco el Papa de la izquierda?
—No. Incluso a él le molesta la división izquierda-derecha, conservadores-progresistas. Pero por el Espíritu Santo opta por los más necesitados.
—¿Qué hay de lo que ocurre aquí cerca: los feminicidios del Estado de México? ¿Esos temas ustedes los discuten con líderes políticos?
—El Opus Dei nunca toma postura hacia problemas concretos de la vida pública.
—Este es un país de asesinados y desaparecidos. ¿Qué hace el Opus Dei?
—Es muy doloroso. ¿Qué hago? Pido mucho a Dios para que esto se resuelva. Dios tiene el poder de cambiar la sociedad, pero los hombres no permitimos que la acción de Dios nos transforme. El Opus Dei educa, pero no nos metemos en problemáticas que no nos corresponden.
—¿Dios se ocupa de México? ¿O usted le habla y sólo recibe silencio?
—Hace falta pedir más a Dios: es indispensable que recemos más.
—Insiste en rezar más. ¿Eso sirve si la violencia obedece a la desigualdad?
—A Dios rogando y con el mazo dando (se ríe). Hay que rezar y mover a la gente contra la injusticia social, a favor de la distribución de la riqueza.

FOTO: ANTONIO CRUZ/NW NOTICIAS