Parte de la respuesta se oculta en el ADN, afirma un nuevo estudio publicado el jueves enPLOS Genetics, el cual identifica varios genes que podrían explicar la longevidad y la razón de que algunas personas sean mucho menos predispuestas a padecer las enfermedades crónicas asociadas con la edad. Investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de Boloña han identificado algunos genes y sus loci –la ubicación o posición específica de un gen en un cromosoma- asociados con la edad extrema.
“La longevidad es un fenotipo complejo, y es posible identificar unas cuantas variantes genéticas que afectan la expectativa de vida”, escribieron los investigadores en su estudio. “No obstante, el envejecimiento y la enfermedad están estrechamente relacionados, y se sabe mucho acerca de la base genética del riesgo de enfermedad”.
Entre los genes y sus ubicaciones identificadas por los investigadores, se encontraban los asociados con la enfermedad de Alzheimer (APOE/TOMM40) y la proliferación de células cancerosas (CDKN2B/ANRIL). Otros loci genéticos que parecían promover la longevidad incluían ABO (asociado con el grupo sanguíneo tipo O) y SH2B3/ATXN2 (relacionado con una vida promedio mayor en las moscas de fruta).
Los investigadores llevaron a cabo un “estudio informado de asociación del genoma completo” (también conocido como iGWA), en el cual compararon los hallazgos de varios análisis genómicos para detectar semejanzas. Estudiaron los datos existentes sobre 14 enfermedades y después, usaron esa información para reducir la búsqueda y detectar genes asociados con la longevidad. Los investigadores utilizaron dos estudios iGWA existentes sobre longevidad humana: el Estudio Centenario de Nueva Inglaterra (NECS), que incluye a 801 centenarios y 914 controles, y el estudio 90PLUS, que incluye a 5,406 ancianos mayores de 90 años y 15,112 controles. A continuación, replicaron los hallazgos con datos de tres cohortes centenarias adicionales procedentes del sur de Italia, el norte de Italia y un fondo de judíos askenazi.
Este estudio es el primero que identifica varios loci genéticos asociados con la longevidad. Una investigación previa sobre longevidad humana solo aisló un gen: APOE, el cual, además de la enfermedad de Alzheimer, está asociado con enfermedad cardiovascular.
Otra investigación en longevidad ha identificado varias tendencias en salud de “súper ancianos”, también debidas a la genética. Algunos estudios han encontrado que los centenarios tienen niveles de HDL –colesterol bueno- hasta dos o tres veces más elevados que el promedio, así como tiroides discretamente menos activas y mutaciones que impactan en la producción de ciertas hormonas.
Cálculos recientes de la Oficina del Censo de Estados Unidos sugieren que hay alrededor de 55,000 personas de 100 años o más en el país (alrededor de 0.2 por ciento de la población). Sin embargo, la longevidad empieza a ser mucho más común. Un estudio publicado en 2014 estima que hay 317,000 centenarios en todo el mundo, y proyecta que la cifra aumentará a unos 18 millones para fines del presente siglo.