Nadie jamás ha confundido a Carly Fiorina con Steve Jobs. Pero, ¿de veras fue una desastrosa CEO en Hewlett-Packard, la compañía global de computación y tecnología informática de Palo Alto, California que dirigió de 1999 a 2005? Al subir en las encuestas, el historial corporativo de Fiorina se convierte en un blanco de ataques cada vez más violentos. Donald Trump no deja de criticar su época como cabeza de una compañía Fortune 20. The New York Times publica artículos de opinión que la proclaman como un fracaso en ese empleo. Muchos titulares afirman que la republicana de 61 años destruyó HP a mano limpia, y por eso la despidieron.
Sus detractores citan su espectacular defenestración y señalan sus resultados, indiscutiblemente, pasmosos –como que HP perdió la mitad del valor de sus acciones bajo su dirección- como prueba de que fue una CEO pésima y como presidente, será un desastre. Señalan también que HP no cumplió, repetidas veces, sus pronósticos de ingresos y utilidades. Si bien los números no mienten, en algunos casos no cuentan toda la historia. Y en el caso de Fiorina, pueden ser engañosos. Aunque su mandato en HP tal vez no fue tan exitoso como presume la señora, de ninguna manera es el espectáculo de horror que presentan sus críticos.
Para entender las sutilezas, hay que remontarnos a los años noventa, cuando Fiorina tomó las riendas de HP justo antes de la burbuja punto-com y los ataques del 11 de septiembre. Era una extraña, la primera presidente de la junta, la primera CEO desde la fundación de la compañía en 1939, y la única que no fue ascendida desde el interior de la empresa. También generó escepticismo, porque tenía experiencia en mercadotecnia y no en tecnología. Desde el principio de su carrera en HP, la prensa empresarial la trató como estrella de rock y la revista Fortune la nombró la mujer más poderosa del negocio en 1998, para luego tildarla de fracaso pocos días antes de su despido.
Los parámetros principales para juzgar a un CEO son las utilidades y el precio de las acciones, y eso es lo que citan sus críticos como evidencia crucial de que metió la pata. Con Fiorina al timón, HP casi duplicó su ingreso tras la fusión de 2002 con su competidora Compaq, pero el precio de las acciones cayó más de 50 por ciento. Cosa nada sorprendente, Fiorina ha hecho campaña resaltando las cifras del ingreso, mientras sus críticos subrayan la caída de las acciones y las utilidades.
Con todo, Fiorina solo tuvo un año de pérdidas reales –2002, el año del acuerdo Compaq-, cosa nada rara después de una fusión importante. Pero en todos los años como CEO publicó utilidades. De hecho, en 2004, dos años después de la fusión de Compaq y un año antes que la despidieran, las utilidades de la empresa superaron los niveles previos a la fusión y siguieron al alza, una tendencia que persistió muchos años después de su salida. ¿Acaso los precios de las acciones de otros gigantes de la computación, como Microsoft, Dell e IBM, tuvieron mejor rendimiento? Sí, pero eso no la convierte en un fracaso.
Los detractores de Fiorina se dan prisa en añadir que las cifras de ingreso son irrelevantes. Dicen que, cuando juntas dos compañías que generan buenos ingresos, es evidente que tendrás más ingreso; que, de hecho, lo que hizo Fiorina fue comprar crecimiento para HP y no lo creó. Pero un estudio de 270 fusiones en varios países e industrias, publicados en 2008 en Harvard Business Review, encontró que la estrategia de Fiorina de ingreso antes que las ganancias, era correcta. Es más, el estudio halló que, después de una fusión, incrementar el ingreso en vez de las ganancias produce mejores resultados.
“Después de una fusión, los administradores deben ignorar el consejo habitual de esforzarse, principalmente, en mejorar el balance implementando reducciones de costos”, escribieron los expertos en fusiones Jürgen Rothenbuecher y Joerg Schrottke de A.T. Kearney, firma de consultoría global. “Por el contrario, la prioridad debe ser el fortalecimiento de sus ventas y mercadotecnia para sostener un crecimiento rentable del ingreso. Esto se debe a que el crecimiento del ingreso es necesario para el crecimiento de las ganancias, el motor más confiable para impulsar el rendimiento total de las acciones a largo plazo”. Y eso fue justo lo que hizo Fiorina. El último año que dirigió HP, la compañía publicó “ingresos récord en todos los negocios”.
Fiorina ha sido fustigada en otra medida: despidos. HP “dejó ir” alrededor de 30,000 empleados después de la fusión con Compaq, algo espantoso para quienes se vieron en la calle, pero es el tipo de medida despiadada que resulta necesaria para la supervivencia y prosperidad de las empresas. En comparación, la actual CEO, Meg Whitman –quien antaño dirigiera eBay- ha despedido 55,000 trabajadores desde 2011 y se espera que deje sin empleo a muchos más. Bajo la dirección de Whitman, HP también publicó una pérdida de más de 12 mil millones de dólares en el ciclo fiscal 2012, volviendo insignificante la pérdida fiscal única de Fiorina en 2002, que ascendió a menos de mil millones. Igual que Fiorina, algunos medios han atacado a Whitman por su desempeño, pero la CEO defiende los despidos que ella y Fiorina ordenaron en HP. “Tienes que ser competitiva, o pierdes”, dijo Whitman en una reciente entrevista televisiva.
Aunque los críticos de Fiorina hacen notar que fracasó al ejecutar su estrategia y no fue una administradora que prestaba atención a los detalles, también reconocen que la junta directiva de HP era “disfuncional”. Incluso después que la junta la despidiera, en 2005, los miembros desconfiaban tanto unos de otros que la nueva presidente, Patricia Dunn, lanzó una investigación secreta sobre la conducta de los directivos y ordenó que filtraran información a la prensa. Aquello se convirtió en un escándalo de espionaje que llamó la atención del Congreso, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos y el Departamento de Justicia, y resultó en demandas judiciales, cargos criminales, condenas y multas; y Fiorina nada tuvo que ver en el asunto. Algunos miembros de la junta que habían apoyado su repentino despido, como Tom Perkins, legendario inversionista del Valle de Silicona, ahora reconocen que cometieron un error. En un anuncio que publicó en The New York Times, en agosto pasado, Perkins escribió que aunque Fiorina perdió su empleo por encarar a la junta, “la historia ha demostrado que Carly tenía razón”.
Si bien la expectativa de vida de los CEO no es muy larga, los sucesores de Fiorina como CEO de HP han sido despedidos o injuriados; o las dos cosas. Whitman, la segunda mujer CEO en la historia de esa empresa, también ha sido calificada de fracaso. El propio Mark Hurd, acreditado por recortar costos y restaurar el precio de las acciones y la rentabilidad de la compañía durante su ejercicio entre 2005 y 2010, ha sido acosado en un sitio Web llamado FuckYouMarkHurd.com después de ser expulsado de HP. Hoy es CEO de Oracle, corporación global de tecnologías de cómputo.
La conclusión es clara: hay historias de horror, pero el común denominador no es Fiorina, sino HP.
La mayor preocupación de algunos de los detractores más estridentes de Fiorina –entre ellos, Steven Rattner, ex director de Quadrangle Group, firma de valores privados neoyorquina, y Jeffrey Sonnenfeld, decano asociado de la Escuela de Administración de Yale- es que ha tenido la audacia de postularse al cargo más alto del país sustentándose en su historial en HP. Como antecedente: Rattner es un importante donador demócrata, mientras que Sonnenfeld solo es un donador ocasional.
“Por desgracia, ha intentado opacar y matizar los hechos”, dice Sonnenfeld a Newsweek. “A veces, la verdad no es gris, sino blanco y negro”. Señala que muchos CEO despedidos reaparecen en el mismo cargo en otra parte; como Hurd, quien fue recontratado casi de inmediato. Pero eso no ocurrió con Fiorina. En una reciente entrevista televisiva, al preguntarle porqué nunca tomó otro trabajo como CEO, respondió: “Porque no quería volver a trabajar como CEO, por eso. Porque ya lo había hecho”. Añadió que le habían “ofrecido muchos empleos”, incluyendo cargos de CEO, pero “quería un descanso y además, quería devolver algo de lo que recibí”.
La brecha de 10 años en el currículo de Fiorina representa un problema para muchos. Al final de Tough Choices, su autobiografía de 2006, se describe buscando una nueva vida después de HP; y tenía el dinero para hacerlo, con una liquidación en efectivo por 21 millones de dólares, amén de acciones adicionales y beneficios de pensión por un total de 19 millones de dólares. De modo que podía darse el lujo de escribir: “Me encanta quedarme dormida por la noche y despertar cuando sea… me encanta pasar el día, como hoy, acompañada de niños, sin nada especial que hacer y ningún lugar particular adónde ir”.
Fiorina colaboró en la campaña presidencial 2008 del candidato republicano John McCain, dirigió varias organizaciones de caridad y presidió una junta de asesoría externa para la CIA entre 2008 y 2009, recibiendo una alta calificación de Michael Hayden, ex director de la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad durante la presidencia de George W. Bush. Hayden dijo a Newsweek que la encontraba “brillante, inquisitiva” y una sincera fuente de información. En 2010, Fiorina compitió por el Senado de California, pero perdió ante la demócrata Barbara Boxer, quien se reelegía; ese mismo año, Whitman perdió su carrera por la gubernatura de California contra Jerry Brown (Whitman apoya la candidatura presidencial de Chris Christie, y elogia el ejercicio de Fiorina como CEO de HP).
Sin embargo, ninguna de las actividades post-HP de Fiorina puede considerarse un resurgimiento triunfal comparable con su meteórico ascenso, señala David Tawil, votante republicano que fue testigo de la época HP de Fiorina y ahora dirige el fondo de compensación multimillonario Maglan Capital. “Mi mayor problema es que solo podemos juzgarla por una trayectoria cuestionable. Cuando dirigió HP, siempre prometió de más y nunca cumplió lo que decía. Una cosa es no satisfacer las expectativas de los demás, pero cuando ni siquiera satisfaces las tuyas, el problema es grave. Si tuviera que juzgarla de la manera más favorable [por HP], lo más que podría decir es que se aferró a un mastodonte… Estuvo en el Valle de Silicona, se suponía que estaba adelante de la curva”.
No obstante, hay muchas maneras de evaluarla como líder. Después de todo, el propio Steve Jobs fue despedido de Apple antes de regresar como héroe vencedor. Fiorina no es Steve Jobs, pero ¿quién lo es?
——
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek