A un año de la implementación en México de los impuestos a alimentos y bebidas saborizadas observamos que los hogares mexicanos resultaron afectados por esta medida. Compraron como si el país estuviera en una crisis económica y los hogares de niveles socioeconómicos más bajos fueron los más perjudicados.
Los hogares pagaron más de 13 por ciento adicional en una amplia gama de alimentos, bebidas saborizadas y alimentos para mascotas, mientras que la inflación, según cifras oficiales en el mismo periodo, fue del 4 por ciento; dichas categorías representan 30 por ciento del gasto familiar. En este contexto, el hogar mexicano se ha visto obligado a redistribuir su gasto de manera distinta para lograr sobrevivir a esta situación.
Las categorías no gravadas por los nuevos impuestos también se vieron afectadas. Los compradores tomaron parte del dinero que destinaban a categorías como cuidado del hogar y cuidado personal para financiar el alza en categorías gravadas. El resultado fue que están gastando más en productos gravados por los nuevos impuestos, pero están adquiriendo menos (el volumen cayó en un 1.9 por ciento). Con ello entonces todo el mercado fue afectado: unas categorías perdiendo gasto y, otras, perdiendo volumen.
Es evidente que los hogares mexicanos se han visto afectados y estresados por esta situación. Los hogares cambiaron a marcas más económicas y compraron tamaños más pequeños, todo esto para acceder a desembolsos más bajos, repartiendo su gasto entre un mayor número de establecimientos, formales e informales, lo que tampoco favoreció ningún punto de venta. Muchos de estos cambios en la forma de comprar de los mexicanos los hemos visto en años de crisis, como sucedió en 2009 en México, pero a diferencia de una crisis que es transitoria, estos nuevos impuestos y sus efectos serán permanentes.
¿Las tienditas de la esquina ganaron terreno? No. La realidad es que un 52 por ciento de lo que se vende en la tiendita de la esquina paga los nuevos impuestos, lo que afectó a los principales compradores de las tienditas: los niveles socioeconómicos medios y bajos. Tampoco fue un buen año para las tienditas, puesto que terminaron vendiendo menos volumen que en 2013. Esto tiene un impacto social importante, ya que, según el Inegi, más de 600 000 familias dependen de estos negocios para subsistir.
Haciendo un balance, un hogar mexicano promedio con el mismo ingreso de 2013, en 2014 sufrió un fuerte incremento en precios en casi una tercera parte de su canasta básica de compra, lo que generó un alto estrés de gasto en el hogar, con un efecto mayor en los niveles socioeconómicos bajos, los más necesitados del país.
No podríamos hoy ser concluyentes sobre si esta iniciativa esté resolviendo el problema de obesidad en el país, pero sí estamos seguros de que afectó de manera importante la economía de los hogares mexicanos.