“Tenemos un acuerdo sobre el financiamiento puente, los fondos vendrán del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF). El acuerdo lo respaldaron los 28 Estados miembros”, dijo Domborvskis en conferencia de prensa.
El primer ministro griego se comprometió a reformar los sistemas de pensiones, impuestos y el mercado de trabajo. Se trata de unas reformas mucho más duras que las que los griegos rechazaron mayoritariamente en referéndum el pasado 5 de julio.
Esta nueva dosis de austeridad, que se suma a la administrada a lo largo de los últimos 5 años, ha vuelto a sacar a los griegos a las calles y ha suscitado rumores de elecciones anticipadas.
El ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, aseguró que la aceptación de las condiciones de los acreedores le “pesará toda la vida”.
Mientras llega la nueva ayuda, los ministros de la Eurozona aprobaron el jueves un crédito puente de 7,000 millones de euros para que Grecia pueda hacer frente a sus compromisos más urgentes, entre ellos el pago este lunes de 4,200 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE).
En total, hasta mediados de agosto necesita unos 12,000 millones de euros.
El presidente del BCE, Mario Draghi, también decidió aumentar el jueves en 900 millones de euros los préstamos de emergencia que mantienen vivos a los bancos griegos y que les permitirán volver a abrir las puertas, probablemente el lunes, tras casi tres semanas de corralito en las que sólo se ha permitido retirar 60 euros por día y por persona.
Reestructuración de la deuda
Aunque muchos analistas consideran que Merkel está siendo demasiado dura con Grecia, los disidentes en casa se quejan de que ha sido demasiado benévola, pues es poco probable que los contribuyentes alemanes vuelvan a ver los miles de millones destinados a salvar a Grecia.
Según un sondeo publicado este viernes, los alemanes también están divididos sobre la nueva ayuda a Grecia. El 46% apoya las negociaciones de un nuevo plan de rescate, mientras que el 49% está en contra, según este sondeo de DeutschlandTrend.
Pero con el FMI, uno de los acreedores de Grecia junto con el BCE y la UE, en cabeza, cada vez son más las voces que abogan por una reestructuración de la ingente deuda griega (cerca del 180% del PIB). El último fue el presidente del BCE quien ha reconocido que es necesario algún tipo de reducción de esta deuda.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, al preguntársele este viernes en una radio francesa si el nuevo plan funcionará sin una reestructuración de la deuda, respondió: “categóricamente no”.
(Con información de AFP)