Aunque el aeródromo Juan Guillermo Villasana de Pachuca sigue activo con autorización de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), sus condiciones de seguridad han ido en detrimento por la urbanización en terrenos próximos. Además, en la última década registra seis accidentes e incluso el robo de una aeronave presuntamente por parte del crimen organizado.
La SCT precisó a Criterio, en respuesta a una solicitud de información (folio 0000900010115), que el último percance en la terminal aérea se registró el 18 de febrero de 2011, cuando el piloto de un lear jet F24 de la Escuela de Aviación Rutas Aéreas Mayas perdió el control al momento de aterrizar y, tras el despiste, se impactó con un edificio de la 18 Zona Militar. Los dos tripulantes perdieron la vida.
Sin embargo, aunque en los últimos tres años no se registran accidentes, el 6 de junio de 2014 fue robada en ese lugar una avioneta posteriormente derribada en Apure, Venezuela, por incursionarse de forma ilegal en el espacio aéreo de ese país y, de acuerdo con fuentes de inteligencia del gobierno venezolano, llevar un cargamento de droga del Cártel de Sinaloa.
El mandatario Francisco Olvera Ruiz argumentó que, según la declaración del propietario del bimotor –originario de Hidalgo-, un piloto “sorprendió” al delegado de aeronáutica civil que se encuentra en el Villasana, y logró llevarse el avión hasta Mérida, donde hizo una escala, y después a Venezuela, hasta que fue derribado.
Pese a estos últimos incidentes, la SCT afirma que el aeródromo de Pachuca cumple con los lineamientos de seguridad para operar, pero “no está completamente libre de peligros y riesgos asociados e inherentes a la operación del mismo, tales como incursiones o excursiones de pista, incidentes en rampa, impactos con fauna, entre otros”.
Por su parte, el subsecretario