El actuario leyó cada uno de los veredictos de culpabilidad, siete en total, de pie junto a una gran ventana que enmarcó el Puente de Brooklyn bajo la débil luz del sol invernal.
Esa vista panorámica será quizás una de las últimas que Ross Ulbricht —que recién fue condenado por múltiples crímenes, entre ellos, conspiración por tráfico de drogas y lavado de dinero— podrá disfrutar por muchos años. El creador de Silk Road, el Amazon de lo que suele conocerse como la internet profunda, escuchó su condena estoicamente, luego volteó a sonreírle a su familia y a la gente que lo apoya —hombres y mujeres jóvenes que desconfían del gobierno, por lo menos tanto como los adeptos del Partido del Té.
Mientras un oficial de la policía federal escoltaba a Ulbricht hacia una puerta lateral, un joven con rastas negras gritó: “¡Ross es un héroe!”. Derrick Broze, un miembro de los Librepensadores de Houston, acudió a su juicio en Nueva York, formó parte de un grupo de presuntos anarcolibertarios que a diario se colaban en la sala del tribunal. En los limpios y conservadores recintos del Distrito Sur de Manhattan, destacaban por sus peinados con rastas, tatuajes, piercings y olor a humo, y porque provocaban la ira del juez cuando entregaban folletos a los posibles jurados, instándoles a que declararan inocente a Ulbricht, sin importar las pruebas presentadas. Los anarcolibertarios consideran que la persecución que el gobierno ha ejercido contra él tiene que ver con algo mucho más grande y amenazador que un simple caso de tráfico de drogas. Dicen que se trata de un triunfo ominoso para los organismos que constantemente nos espían a todos.
El negocio de Ulbricht era la extensión lógica de Craigslist, eBay o Uber, una compañía que contactaba a clientes con proveedores y cobraba una cuota, aunque en este caso los compradores no buscaban ceniceros antiguos o un paseo en un Prius. Silk Road ponía en contacto a vendedores de drogas con consumidores de estas en todo el mundo. Si llamar un taxi parece anticuado, también lo es caminar por un parque esperando conseguir algo de hierba.
Incluso antes de que fuera arrestado, en octubre de 2013, Ulbricht se presentaba a sí mismo como algo más que un capo de la droga —como un capo filósofo, quizás—. Es ambicioso, creativo, amante de la tecnología y el vivo retrato del actor Robert Pattinson. Antes de descubrir al capo que habitaba en su interior, era más del estilo Haight-Ashbury que de Silicon Valley; se interesaba más por los hongos alucinógenos que en Sand Hill Road (la calle donde se encuentran muchas de las empresas de capital de riesgo de California); más afecto a Adam Smith que a Steve Jobs. Se formó a sí mismo como un libertario, quizás en versión más joven y a la moda de Mitt Romney en sus primeros días en Bain Capital. Siendo un científico y programador autodidacta, dejó en su computadora rastros digitales que registraban cómo evolucionó de ser un estudiante de licenciatura para convertirse en un cibercapo de la droga; en YouTube y LinkedIn; y en los chats y mensajes de correo electrónico. Su error fatal fue pensar que podía mantenerse anónimo en la internet, la misma internet que Bruce Schneier, escritor especializado en seguridad cibernética, ha llamado “un estado de vigilancia”.
En la era post-Snowden, resulta sorprendente encontrar gente inteligente vendiendo drogas en línea que piensa que puede ser invisible tras el manto anónimo de la internet. Pero la mayoría de nosotros albergamos creencias igualmente ingenuas, como la fe en que una contraseña sólida, la verificación en dos pasos y otras partes de la ciberhigiene que se nos ha dicho que debemos practicar tan diligentemente, como cepillarnos los dientes, nos permiten vagar por la red sin peligro. No es así. Ulbricht creyó que la denominada internet profunda lo protegería. No lo hizo.
El aplastante crecimiento y la caída repentina de Silk Road es una historia tan atractiva que interesó a Hollywood antes de que Ulbricht fuera condenado. En su corta vida, Silk Road le hizo ganar, de acuerdo con las autoridades, unos 80 millones de dólares en comisiones por las ventas de drogas, armas de fuego y otras mercancías de contrabando, hasta que los agentes del FBI lo atraparon mientras estaba conectado en la red Wi-Fi gratuita de una biblioteca pública en San Francisco. El juicio de Ulbricht, que concluyó en Manhattan el mes pasado, reveló que fue atrapado mediante un juego del gato y el ratón extraordinariamente complicado, relacionado con un laberinto de identidades de internet falsas, la traición de amigos y socios en los que él confiaba, y media docena de falsos asesinatos.
Un Ayn Rand anárquico
Ulbricht creció en Austin, Texas, en la década de 1990, y no lucía ni actuaba como un aspirante a convertirse en un capo de las drogas. En palabras de su padre, era “un pequeño Buda sano, feliz e imperturbable”, Scout águila y estudiante galardonado, un genio de las matemáticas y, dado que sus padres construían casas de bambú alimentadas con energía solar en Costa Rica, Ulbricht vivió una vida pura, jugando en la selva y surfeando.
En el sitio web Free Ross Ulbricht(Liberen a Ross Ulbricht) se alaba el humanitarismo de su héroe (donaciones a reformadores del sistema penitenciario y a los pobres urbanos, programas de suministro de agua en África). Pero también se omite su irresponsable hedonismo. René Pinnell, uno de sus amigos, declaró a Rolling Stoneque, cuando le dijo a Ulbricht que había “tenido contacto” con la bebida y las drogas durante la secundaria, Ulbricht le respondió: “Yo me metí de lleno, como bala de cañón, en esa área”.
Todas esas drogas (según se informa, Ulbricht prefería los alucinógenos) no parecen haber embotado su inteligencia. Sus puntajes en ciencia y tecnología le hicieron ganar una beca completa en la Universidad de Texas, en Dallas, donde trabajó en la creación de celdas solares orgánicas, una floreciente sección de la investigación en energías renovables que se basa en polímeros en lugar de hacerlo en materiales tradicionales.
En la escuela de posgrado, mientras estudiaba ciencia de materiales en Penn State, se unió a los libertarios de esa universidad y fue partidario de Ron Paul. Para 2007 estaba tan involucrado en la cuestión libertaria (incluida la variedad del helicóptero negro, formada por seguidores de las teorías conspiracionistas, llamada así porque creen que todo Estados Unidos está siendo patrullado por helicópteros de color negro de la Organización de las Naciones Unidas), que respondió una de las preguntas que el aspirante presidencial Mitt Romney publicó en YouTube acerca del mayor desafío para Estados Unidos con esta respuesta en YouTube: “Lo más importante es que salgamos de las Naciones Unidas”.
La política de Ulbricht está arraigada en la filosofía del economista austriaco Ludwig von Mises, cuyo pensamiento se encuentra en algún lugar del espectro político entre Ayn Rand y la anarquía. Mises no le simpatizaba ni a Milton Friedman ni a los socialistas, pero su implacable desprecio por la interferencia del gobierno en los mercados le hizo ganar muchos discípulos.
Para 2010, Ulbricht se había alejado de la ciencia de los materiales y de la academia y anunció en LinkedIn que “crearía una simulación económica para dar a las personas una experiencia de primera mano sobre cómo sería vivir en un mundo sin el uso sistémico de la fuerza”, al parecer se refería a la policía y a las leyes. Más o menos al mismo tiempo, de acuerdo con los fiscales federales, consultaba una guía titulada The Construction & Operation of Clandestine Drug Laboratories(Construcción y operación de laboratorios clandestinos para la elaboración de drogas) y había construido un invernadero doméstico en una remota cabaña en Texas para cultivar los hongos alucinógenos que serían el primer producto que vendería a través de su “experimento” económico.
Mientras sus hongos brotaban, Ulbricht aprendió programación informática por sí mismo. Cuando las labores de programación le parecieron confusas, llamó a Richard Bates, un viejo amigo de la Universidad y programador en eBay. Bates y la novia de Ulbricht eran las únicas dos personas a quienes contó acerca de su proyecto. Lo escondió en Tor (The Onion Router), un sistema de navegación inventado por la Marina que se basa en capas de enrutadores informáticos y es usado actualmente por disidentes, vendedores de droga y pornógrafos para ocultar sus actividades en la red. Configuró el sitio para aceptar la criptodivisa Bitcoin, con lo que evadió la vigilancia de la banca y del gobierno.
Pronto, Silk Road tuvo una multitud de distribuidores, y los compradores desarrollaron ávidamente un sistema de categorías para descartar la mercancía deficiente, un eco de las preferencias del cliente de sitios como Airbnb y Yelp. Ulbricht se estaba volviendo rico, al cobrar entre 10 y 12 por ciento por cada transacción. Sin embargo, no se atrevió a alardear sobre su riqueza, por lo que vivió de manera ascética en habitaciones rentadas, frecuentemente con otras personas. Botó a Bates y a su novia antes del final de 2011, y luego se mudó a Australia durante un tiempo y después a San Francisco. Limitó su derroche a una excursión a Tailandia, donde se permitió disfrutar de “la selva y las chicas”.
Mientras su negocio crecía, Ulbricht llevaba un diario (por supuesto, en su computadora portátil), y en ocasiones parecía que escribía para el beneficio de futuros biógrafos. En una larga anotación, fechada simplemente como “2011”, describió los primeros días de Silk Road. “Apenas unos días después de su lanzamiento, conseguí mis primeros clientes inscritos, y luego mi primer mensaje. Estaba tan emocionado que no sabía qué hacer conmigo mismo. Poco a poco, las personas y los vendedores fueron inscribiéndose, y luego ocurrió. Mi primer pedido. Nunca lo olvidaré. En los siguientes meses, llegué a vender unos cinco kilos de hongos a través de mi sitio.”
Después, en un chat, bromeó diciendo que deseaba poder explicar Silk Road a su familia y amigos, quienes no podían comprender por qué un joven aparentemente desempleado estaba siempre tan ocupado: “¡Dirijo una operación de narcotráfico de varios millones de dólares!”.
Además de los diarios, almacenaba también sus chats, mantenía una hoja de cálculo de Excel acerca de su negocio y una “billetera” de Bitcoin con 18 millones de dólares en su computadora portátil.
El dinero estaba bien, pero Ulbricht presentaba constantemente a Silk Road como un acto político. En una entrevista en línea a ciegas, declaró a Forbes que el sitio era “una forma de evitar la regulación del Estado”. En el sitio solía publicar “proclamas” como: “Silk Road se relaciona con algo mucho más grande que hacer un gesto de burla al hombre y obtener sus drogas de todos modos”, escribió en 2012. “Se trata de recuperar nuestra libertad y nuestra dignidad, y exigir justicia.” Algunas personas donan dinero a la Unión Estadounidense de Libertades Civiles; Ulbricht trató de iniciar una revolución.
Un distribuidor de Silk Road, cuyo nombre en línea era Variety Jones, aceptó el reto. Jones, que aconsejó a Ulbricht utilizar el sobrenombre de Dread Pirate Robertsen el sitio y en sus comunicaciones de negocios, no ha sido identificado públicamente. De acuerdo con Wired, una vez escribió en un foro de debate: “Estoy aquí para romperle la espalda a la prohibición, para hacer que los matones represores de la DEA recojan sus tiendas de campaña y huyan durante la noche, y hacer lo que pueda para garantizar un futuro en el que los pacientes del servicio médico de 65 años no sean asesinados por los comandos especiales de la SWAT durante las incursiones contra las drogas porque sospechaban que había una jodida planta creciendo en la habitación trasera”.
Conforme su sitio crecía, el gobierno se dio cuenta, y Ulbricht se deleitó pícaramente en la atención. Cuando algunos senadores estadounidenses pidieron el cierre de Silk Road, Ulbricht le comentó alegremente a Bates en un chat cómo otro medio de comunicación de alcance nacional había mencionado su gran golpe a favor de la libertad. Mientras tanto, agentes federales en Maryland y Chicago seguían su rastro. Los guardias de seguridad interior que examinaban el correo proveniente de vuelos extranjeros comenzaron a notar cientos de pequeñas remesas de drogas cuidadosamente envueltas (dos o tres pastillas de éxtasis) en sobres con la leyenda “StudyAbroad.Com” como dirección de remitente y hojas de papel en su interior, en las que se instaba a los destinatarios a no olvidarse de dar su opinión sobre el servicio. Para julio de 2013 los federales estaban tan involucrados en el sistema de Silk Road que un agente podía asumir la identidad en línea de un miembro del personal de Silk Road.
El éxito de Ulbricht produjo innumerables desafíos, uno de los cuales versó en ocultar la identidad de los vendedores y los clientes. De acuerdo con los fiscales, entre marzo y abril de 2013 Ulbricht contrató a un asesino a sueldo para liquidar a FriendlyChemist,un vendedor que le exigía medio millón de dólares por no revelar la identidad de algunos vendedores y proveedores de Silk Road. Pocos días después de la amenaza, otro usuario anónimo, redandwhite, hizo contacto con DPR (Dread Pirate Roberts) y le afirmó ser la persona a la que FriendlyChemistle debía dinero; y al final aceptó cometer un asesinato a sueldo para DPR. Los fiscales afirman que Ulbricht pagó un total de 730 000 dólares por matar a FriendlyChemist y a otras cinco personas que habían amenazado con revelar los verdaderos nombres de vendedores y clientes.
Silk Road entró en un callejón sin salida la tarde del 1 de octubre de 2013. Agentes federales habían seguido a Ulbricht desde su modesta casa hasta la biblioteca, y lo arrestaron mientras chateaba en línea con quien creía que era uno de sus empleados, pero que en realidad era un agente del FBI sentado cerca de él. Una vez que Ulbricht accedió a su computadora en una mesa de la sección de ciencia ficción, dos agentes fingieron tener una fuerte discusión detrás de él. Cuando Ulbricht volteó para mirarlos, un tercer agente saltó sobre su computadora portátil abierta, asegurándose de que no pudiera cerrarla. Si Ulbricht hubiera podido cerrar esa computadora encriptada, los investigadores nunca hubieran podido acceder a su contenido, determinar que él era el hombre detrás del imperio, o probar que era el misterioso Dread Pirate Roberts.
Devastadora deslealtad
El juicio de Ulbricht fue un espectáculo trágico; mostró la desaprovechada brillantez del joven acusado y los rostros demacrados de sus padres sentados detrás de él, así como la espectacular traición de su buen amigo Richard Bates. Cuando el abogado defensor Josh Dratel acusó al programador de eBay de hacer un trato fuera de la Corte para testificar contra Ulbricht y así evitar cargos penales, Bates, conteniendo el llanto, reconoció que había hecho exactamente eso.
Los fiscales proyectaron en una pantalla gigante, colocada en la sala del tribunal, los chats entre ambos hombres: conversaciones informales en las que Bates se autodenominaba baronsyntax. Ambos jóvenes charlaban sobre códigos de programación y fiestas y de toda la atención de los medios que Silk Road estaba obteniendo. En un momento dado, Ulbricht confesó sentirse “abrumado”. (En una ocasión se encontraba tan confundido por el estrés —o por probar sus propios hongos—, que olvidó que Bates lo había ayudado a mudarse a un nuevo departamento.) En noviembre de 2011, Ulbricht dijo a Bates que había vendido el sitio, y se alejó de su vida. Pero Ulbricht solo se había ocultado entre las sombras y tenía un nuevo grupo de consejeros y admiradores en línea, algunos de los cuales resultaron ser devastadoramente desleales.
En el juicio se revelaron solo algunos de los trucos que los agentes del FBI usaron para sacar a Ulbricht de la internet profunda. En primer lugar, los agentes entraron ilegalmente en Silk Road tras ubicar sus servidores en Islandia. El gobierno nunca ha explicado cómo localizó esos servidores, al menos en una forma que satisfaga a los expertos en tecnología. Una vez dentro del sitio, los agentes del gobierno crearon personalidades falsas para interactuar con el administrador del sitio. En el verano de 2013, un agente se abrió camino hasta llegar a los más altos niveles de la operación de Silk Road, haciéndose pasar como un empleado con el nombre Cirrus. Una vez que el FBI negociaba directamente con Ulbricht usando identidades falsas, lograr descubrir su identidad y paradero era solo cuestión de tiempo.
Una vez que acusaron a Ulbricht, los agentes del FBI desarrollaron su caso recopilando metadatos, hurgando entre su correo electrónico personal, sus chat, sus fotografías y en las bitácoras de chat de Dread Pirate Roberts.Los agentes compararon sucesos conocidos de la vida de Ulbricht (una enfermedad, un caso de intoxicación, una cita de OKCupid con una mujer llamada Amelia) con las menciones de los mismos sucesos hechas por el DPR virtual. Cuando terminaron, Ulbricht quedó atrapado por sus propias acciones y palabras en línea.
tú podrías ser el siguiente
Los partidarios de Ulbricht afirman que su persecución se relaciona con algo mucho más importante que Silk Road. Creen que es un indicio de una erosión de las libertades civiles que se expande rápidamente, y no son los únicos que lo piensan. Kate Knibbs, autora de Gizmodo, escribió después del veredicto: “Se permitió que los organismos de ejecución de la ley presentaran pruebas digitales condenatorias sin explicar de dónde provenían. Esta es una mala noticia para nuestras libertades civiles”.
La internet profunda tiene muchos usuarios legítimos. Las fichas de los catálogos de las bibliotecas y los registros médicos están alojados en ella. Los usuarios de internet convencionales preocupados por las invasiones corporativas de la privacidad la usan. Tor aloja un sitio para soplones de la revista New Yorker; Facebook ha establecido una dirección web especial para usuarios de Tor, y el rockero británico Aphex Twin publicó recientemente nueva música en él. De manera crucial, las personas que viven bajo la tiranía han encontrado un hogar allí.
“Sabemos que hay disidentes en Siria y Rusia que usan un foro de debate alojado en la internet profunda para comunicarse en secreto”, señala Jamie Bartlett, autor de The Dark Net(La internet profunda) y director del Centro para el Análisis de los Medios Sociales. “¿Cómo ponderar la vida de un disidente sirio contra la capacidad de acceder a contenidos pornográficos? No se puede tener una sin la otra.”
Después de que los federales desarticularon Silk Road, nuevos sitios relacionados con el mercado negro brotaron en la internet profunda como hongos tras la lluvia. Varios de ellos son mucho más sofisticados luego de haber aprendido de los errores de DPR.
Internet podría ser el futuro del narcotráfico, de la misma forma en que el comercio electrónico ha destruido las ventas al menudeo de otros sectores, pero la investigación de Silk Road recuerda la descarnada saga de policías-y-ladrones que se muestra en The Wire.“A pesar de toda la tecnología oscura, él fue atrapado mediante el trabajo policiaco tradicional”, afirma Bartlett. “La respuesta al problema de los mercados de la internet profunda será una mayor confianza en lo que podría considerarse un buen trabajo policiaco a la antigua.”
Los partidarios de Ulbricht tienen un nombre para esta clase de trabajo policiaco: trampa. Después de apoderarse de esos servidores, los agentes del FBI se hicieron pasar por vendedores y empleados para hacer caer en la trampa a DPR. Los asesinatos a sueldo que Ulbricht presuntamente ordenó resultaron ser otro elaborado truco. Nadie ha explicado aún quién estaba detrás de ellos, pero los fiscales federales de Maryland han acusado a Ulbricht de contratar a un agente secreto federal para cometer un asesinato.
Joshua Dratel, el abogado defensor, trató de convencer al jurado de que cualquier persona podría ser vigilada en línea por el gobierno, y que las bitácoras de chat que pretendían involucrar a Ulbricht bajo el pseudónimo de Dread Pirate Robertspodían haber sido falsificados fácilmente. “Internet no es lo que parece”, advirtió en su declaración final, recordando al jurado que los agentes del FBI asumieron múltiples identidades falsas en línea para capturar a Ulbricht y que controlaban “docenas de cuentas” en el sitio, todo ello sin una orden judicial. “Nadie le dijo a nadie cuándo asumió nuevas identidades”, dijo Dratel. “Internet permite y prospera con el engaño. Incluso él [el agente del FBI que se hizo pasar como un empleado de Silk Road] dijo que [el truco] era tan intrincado que no podía seguirle la pista.”
En la corte Dratel también afirmó que el FBI probablemente había obtenido la ayuda de algún organismo, como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), para ubicar los servidores en Islandia. En un documento enviado al tribunal, el gobierno negó lo anterior. “Ulbricht conjura al coco: la Agencia de Seguridad Nacional… los hechos no son de ningún modo lo que Ulbricht supone que son… el servidor de Silk Road no fue ubicado por la NSA, sino por el Departamento Federal de Investigación Criminal (FBI)… utilizando medios perfectamente legales.”
Pero los organismos gubernamentales sí comparten datos de vigilancia obtenidos de la internet; la colaboración entre entidades de inteligencia ha sido un procedimiento estándar desde poco después del 11/9. Y teniendo en cuenta la magnitud del poder de vigilancia del FBI en Estados Unidos, es sorprendente que al organismo le haya tomado dos años atrapar a Ulbricht. Shane Harris, en @War: The Rise of the Military-Internet Complex(En guerra: el crecimiento del complejo militar-internet), su libro de 2014, detalla una relación simbiótica entre el FBI y la NSA, y afirma que ambos organismos trabajan en conjunto para destruir el anonimato en línea. Informa que mientras la NSA paga a las compañías de teléfono e internet para que construyan sus redes de manera que la corporación pueda intervenirlas, ha debilitado deliberadamente los estándares criptográficos y ha trabajado para destruir Tor, el FBI es la institución que permite las operaciones nacionales de la oficina de inteligencia. “Cuando los periodistas dicen que la NSA ‘espía a los estadounidenses’, lo que realmente quieren decir es que el FBI les ayuda a hacerlo al proporcionar una infraestructura técnica y legal para las operaciones de inteligencia nacionales.”
Schneier, el experto en tecnología de seguridad nacional y blogger, se muestra sumamente pesimista con respecto a la privacidad en línea. “Bienvenidos a un mundo donde Google sabe exactamente qué clase de pornografía les gusta a todos ustedes, y que sabe más sobre sus intereses que su cónyuge”, escribió en un mensaje de blog seis meses antes de que Ulbricht fuera arrestado. “Bienvenidos a un mundo en donde su compañía de teléfono celular sabe exactamente dónde están ustedes constantemente. Bienvenidos al fin de las conversaciones privadas, porque sus conversaciones se realizan cada vez con mayor frecuencia a través del correo electrónico, los mensajes de texto o los sitios de redes sociales. Y bienvenidos a un mundo donde todo esto, y todo lo demás que ustedes o alguien más hacen en una computadora, es almacenado, correlacionado, investigado, traspasado de una compañía a otra sin su conocimiento o consentimiento, y donde el gobierno puede acceder a ella a voluntad sin una orden judicial.”
En otras palabras, lo hicieron para poner a Ulbricht tras las rejas. Y tú podrías ser el siguiente.
Dratel declaró a Newsweek que la dependencia del gobierno en los metadatos es una mala señal para los derechos del acusado, pues tal información puede manipularse fácilmente. Todos esos bits codificados de información (los sellos de tiempo y de geolocalización en fotografías y mensajes) pueden ser fácilmente manipulados e incluso falsificados. Lyn Ulbricht todavía niega que su hijo haya participado en esos chats incriminatorios con Bates y Variety Jonesy los asesinos falsos. “No hay ninguna prueba de quién está detrás de esa pantalla de computadora, o si es una o más personas las que usan ese nombre”, escribió en un correo electrónico a Newsweek. “Cuando todo es anónimo, la identificación se vuelve imposible.”
El joven capo filósofo que liberó a los consumidores de drogas del modelo de narcomenudeo del siglo XX (esquinas, líneas terrestres, mensajeros en bicicleta) está pagando todo eso ahora con su propia libertad, y enfrentando un futuro que su madre llama, simplemente, “horrendo”.
Al igual que sus partidarios, Lyn Ulbricht siempre considerará a su hijo como algo más que simplemente el audaz fundador de un eBay global de venta de drogas. “La libertad de la internet, la guerra contra las drogas, incluso la independencia personal”, afirma, “están a prueba junto con Ross”.