El 11 y 12 de agosto se celebra el primer aniversario del mitin “Unir a la Derecha” y las protestas en contra de éste en Charlottesville, Virginia, que terminaron con la muerte de Heather Heyer. Ella era asistente legal, tenía 32 años, protestaba en contra de los neonazis y supremacistas blancos quienes llegaron a su ciudad en respuesta por la posible remoción de una estatua de Robert E. Lee (General durante la guerra de Secesión). Ella murió cuando James Alex Fields Jr., de 21 años, lanzó su auto contra la multitud.
En una entrevista para CNN con Anderson Cooper en agosto pasado, la madre de Heyer, Susan Bro, memorablemente se refirió a Fields (quien desde entonces ha sido acusado de múltiples crímenes de odio). “Esto no era un videojuego, cuate. Esta era gente real. Hay consecuencias de lo que hiciste”, dijo ella. “Yo voy a ser la voz que [Heather] ya no puede ser. Nos diste un foro nacional, y tal vez debería agradecerte por ello, pero no puedo. Preferiría tener a mi hija”.
En los meses que han pasado, Bro hizo valer esa promesa, estableciendo la Fundación Heather Heyer, una organización sin fines de lucro de justicia social en Charlottesville que empezó como un fondo de becas escolares. Fue un cambio radical para la maestra jubilada de escuela primaria, pues la muerte de su hija hizo que Bro quisiera “ayudar a educar a la siguiente generación de activistas, defensores y aliados que luchan por un cambio social no violento”. El 1 de agosto, poco antes de dar un discurso para cientos de estudiantes afroestadounidenses en la conferencia del Programa Escolar Ron Brown 2018, que otorga becas universitarias, ella habló con Newsweek sobre su hija y ese día trágico.
—En retrospectiva, ¿qué recuerdas más del 12 de agosto de 2017?
—El odio que caldeó los ánimos. No es que fuera nuevo. No es que nunca hubiera existido. No es que los problemas no hubieran existido por mucho tiempo antes. Pero la mayoría de nosotros no le prestaba atención al grado de odio que existía.
—¿Cómo te enteraste de la muerte de tu hija?
—Su mejor amiga llamó para decir que el carro la atropelló. Yo no sabía de qué estaba hablando. No le estaba prestando atención a las noticias. Supe [del mitin] pero pensé que eran un montón de bufones a quienes sacarían de la ciudad a risotadas. No tenía idea de que se había dado una guerra a gran escala, y, por supuesto, no tenía idea de que el auto atropelló a la gente.
—Poco después de los disturbios, el presidente Donald Trump dijo que podía endilgarse la “culpa” a “ambos bandos”. ¿Crees que eso sea cierto?
—No sé qué culpa él piensa que podía endilgársele [a quienes protestaban en contra]. No sé qué pensó él que iban a hacer los lugareños cuando el odio llegó a la ciudad: ¿decir “Gracias” y “Bienvenidos” y “Estamos contentos de que hayan venido”? ¡Por supuesto que la gente iba a responder negativamente a la perversidad! Pero no eran solo fuereños; también hubo gente que era parte del problema aquí. Y no han cambiado mucho las cosas en el último año, desgraciadamente.
—¿Cuál es el remedio al odio?
—Que la gente hable entre sí. Debemos tener esas conversaciones difíciles y llegar a conocer a la gente con la que normalmente no hablamos. Dejemos atrás los estereotipos y en verdad reunámonos con las personas y lleguemos a conocer quiénes son.
—¿Piensas que Trump ha hecho lo suficiente para abordar los problemas que llevaron a los acontecimientos en Charlottesville?
—No sé de algo que haya hecho él. Suscribió una resolución conjunta [presentada por legisladores demócratas, instando al presidente a condenar a los grupos de odio]. Creo que él sintió que debía hacer eso. ¿Ha hecho algo más?
—Hay una cifra récord de supremacistas blancos y neonazis postulándose a cargos públicos este año. ¿Qué piensas al respecto?
—No sé si tenga que ver con el disturbio, pero pienso que hay un aumento generalizado en la aceptación del odio en este país, y así, los supremacistas blancos ciertamente se sienten más envalentonados para postularse a esas cosas. ¡Es desalentador! Pero ve nuestra historia: cada 50 o 60 años pasamos por algo similar. De nuevo necesitamos surgir para hacerle frente al odio y abordarlo.
“Ciertamente, espero que la gente le preste más atención a esta elección a mitad de la legislatura. Pienso que si les hubieran prestado más atención a las campañas presidenciales en el pasado y no hubieran votado simplemente según una línea partidista o votado contra una oponente, las cosas habrían resultado un poco diferentes”.
—Si tuvieras la oportunidad de hablarle directamente a un neonazi o supremacista blanco, ¿qué le dirías?
—Piensa por ti mismo. No bebas el Kool-Aid (en referencia a un líder de culto en Guyana quien dio de beber Kool-Aid con veneno a sus seguidores provocando una masacre). Sé que muchos de ellos son jóvenes y se sienten frustrados, pero no culpes a otra raza u otra religión de tus problemas. Ellos no los provocaron.
—¿Cómo te gustaría que se recordara a tu hija?
—Ella era una persona normal que defendía lo correcto. Ese es el legado de Heather y de lo que yo le hablo a la gente. No sabes cuál será tu impacto, y no eres del todo responsable por ese impacto. De lo que eres responsable es de hacer el esfuerzo cuando ves la oportunidad. Obviamente, no todos estamos llamados a morir. Eso no tendría mucho sentido. Pero todos estamos llamados a ponernos de pie y asumir una postura.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek