Sebastian Kurz, de Austria, es el primer ministro más joven del mundo. Pero los problemas que enfrenta son tan viejos como inextricables.
Con solo 31 años, Sebastian Kurz, canciller de Austria, es el primer ministro más joven del mundo. En su trabajo anterior como ministro del Exterior negoció un acuerdo con sus vecinos balcánicos para contener el flujo de refugiados mediante cerrar las fronteras del sur de Europa, y ordenó controles estrictos al “islam político” financiado desde el extranjero.
Aun cuando se autodenomina un proeuropeo apasionado, Kurz fue nombrado canciller en diciembre después de cerrar un controvertido pacto electoral con el Partido de la Libertad de Austria, de extrema derecha, el cual ha sido acusado de antisemitismo e islamofobia. Newsweek habló con él sobre inmigración, islam y el futuro de Europa.
—¿Qué piensa que necesita reformarse en la Unión Europea?
—La Unión Europea debe mantenerse enfocada en las grandes cuestiones en vez de perderse en asuntos más pequeños que podrían ser resueltos mucho mejor por los Estados o las regiones. Sobre todo, la UE debería enfocarse en una cooperación fuerte en asuntos de política exterior, defensa y en asegurar sus fronteras externas.
—¿Ya terminó la crisis inmigratoria?
—No, no ha terminado, solo las cantidades han disminuido, y esto es positivo. Pero todavía tenemos que trabajar duro para forjar un nuevo sistema de asilo y asegurar nuestras fronteras externas. Nosotros, no los contrabandistas, tenemos que decidir a quién se le permite venir a Europa. Debe ser claro: quienes tratan de entrar ilegalmente en la UE deben ser rescatados en el mar y enviados de vuelta a su lugar de origen y no conseguir un boleto a la UE.
—¿Usted piensa que la crisis de los refugiados fue una de las principales causas del brexit?
—Por supuesto. Las imágenes que salían de Austria y Europa durante la crisis mostraron una UE incapaz de controlar sus fronteras externas. Esto asustó a muchos ciudadanos británicos que votaron por el brexit.
—Usted encabeza un partido cristianodemócrata, pero sus opiniones sobre la inmigración parecen estar muy alejadas de las expresadas por el Papa actual.
—Pienso que en los últimos dos años muchos de quienes estaban a favor de una política de puertas abiertas ahora han cambiado de parecer. Porque se han percatado de que esta política no funciona. Si en verdad queremos ayudar a la gente, entonces tenemos que invertir más en desarrollo en los países de origen.
—Austria actualmente tiene 8 por ciento de población musulmana. ¿Eso es un problema?
—La cuestión más importante es cómo integrarlos a nuestra sociedad. Para serte honesto, el éxito de la integración siempre depende de las cantidades. Cuánto más alta sea la cantidad de personas que integrar, más difícil es para un país. Desgraciadamente, la cantidad que llegó a Austria en los últimos años ha sido demasiado alta.
—Usted tiene una coalición con el Partido de la Libertad de Austria [Fpö], el cual mantiene una relación amistosa con el partido de Vladimir Putin en Rusia. ¿Cómo afectará eso a la política?
—Estamos seguros de que la paz en Europa siempre será posible con Rusia y no contra Rusia. Queremos ser útiles para hallar soluciones a la crisis de Ucrania. Pero también tenemos una postura clara con respecto a las sanciones. Estas continuarán siempre y cuando no haya un progreso en el territorio de Ucrania oriental.
—Su partido tiene un pacto con la extrema derecha. ¿Por qué semejante coalición es posible en Austria, pero sigue siendo una especie de tabú en Alemania y Francia?
—El Fpö ya ha sido dos veces parte del gobierno federal, y está en gobiernos de coalición en dos estados federales de Austria… con la izquierda socialista. Espero que nuestro gobierno sea juzgado solo por sus acciones. Obviamente, tenemos una responsabilidad histórica especial de combatir el antisemitismo en Austria y Europa. También tenemos que combatir el antisemitismo recientemente importado desde Oriente Medio.
—¿Qué piensa de las relaciones entre Europa y Turquía?
—No vemos a Turquía como un Estado miembro de la Unión Europea, ni ahora ni en el futuro. Necesitamos hallar otras maneras de cooperar con Turquía como nuestra vecina. Pienso que los eventos recientes en Turquía son muy negativos y la UE no debería hacerse de la vista gorda cuando se violan los derechos humanos.
—¿Qué se siente ser tan joven y tener semejante responsabilidad?
—Espero que la gente juzgue mi gobierno más por sus acciones que por la edad del primer ministro.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek