Mao Zedong vestía bañador cuando alcanzó algunos de sus logros más importantes. En 1956, nadó en el río Yangtzé y escribió un poema revolucionario imaginándolo transformado por la industria. En 1958, ofreció una fiesta de piscina sino-soviética y puso en su lugar a Nikita Jrushchov, pues el entonces director del Partido Comunista de la Unión Soviética no sabía nadar y fue fotografiado en el extremo menos profundo de la piscina usando “flotadores” infantiles. En 1966, Mao organizó un “natatón” que resultó ser un momento seminal para la Revolución Cultural: el brutal intento para erradicar lo que el líder del Partido Comunista chino consideraba impurezas ideológicas. Cinco mil personas chapotearon junto al Gran Timonel, bajo carteles que le deseaban 10,000 años de vida.
Transcurridas cinco décadas, Zhang Kechun retrató un fantasma de aquel acontecimiento en el río Amarillo: un puñado de nadadores desplazándose bajo la imagen del líder, fallecido en 1976. Mao soñaba con un paisaje fluvial industrializado, y Zhang ha documentado su realidad contaminada y extrañamente hermosa: el agua lechosa, el aire suave con partículas de carbono. “Si sigue allí, la diosa de la montaña se maravillaría de ver el mundo tan cambiado”, escribió Mao. La foto de Zhang es prueba conmovedora de ello.
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Publicado en cooperación con Newsweek /Published in cooperation with Newsweek