El vencejo común (apus apus), de color marrón y aerodinámica figura, presente
en Europa y en China, es un “migrante extremo” que se pasa 99 por ciento de su
tiempo en el aire, a menos que esté criando, señala Anders Hedenstrom, investigador
de la Universidad de Lund, Suecia.
Come insectos mientras vuela, también recolecta plumas para sus nidos sin
necesidad de detener su viajera existencia. “Hacen todo en el aire, salvo poner los huevos”,
explica Hedenstrom, quien destaca las alas con forma de medialuna y el cuerpo estilizado
del pájaro.
Desde 1960 los ornitólogos habían reflexionado
sobre la capacidad del vencejo para mantenerse en el aire por largos periodos,
pero no tenían la tecnología para comprobarlo. Ahora, Hedenstrom y su equipo
siguieron a un grupo de vencejos en su largo camino migratorio para estudiar
mejor sus hábitos.
Los investigadores insertaron unos dispositivos
electrónicos diminutos en los pájaros para recoger datos y a la vuelta de su
periplo (las aves fueron hasta África occidental y volvieron a Suecia)
recapturaron a 19 y evaluaron la información. “Tres de ellos literalmente nunca se bajaron del aire”,afirma
Hedenstrom, quien publicó los resultados en la revista Current Biology.
El resto de pájaros estudiados tomaron tierra ocasionalmente
durante la noche; al contabilizar el tiempo total que pasaron en el aire,
supuso el 99 por ciento. Van y vienen hasta África durante los 10 meses al año
en que no están en periodo de cría.
“No sabemos si
duermen; pero sí sabemos que la mayor parte de los animales necesita
dormir algo”, dice Hedenstrom, cree que una posibilidad es que descansen en el
atardecer y en el amanecer, cuando se colocan a elevadas altitudes y luego se
dejan caer lentamente en espiral. Otras investigaciones llevadas a cabo en Alemania con aves fragata muestran
que pueden dormir mientras vuelan.
Una posible razón por la que estos pájaros no bajan a
tierra, según el científico, podría ser el pequeño tamaño de sus patas, que los
convertiría en víctimas fáciles de los depredadores.
Gracias a la existencia de dispositivos que pesan poco
más de un gramo, que se les coloca a las aves sin entorpecer sus movimientos,
es que los científicos pueden abandonar el terreno de las especulaciones para
adentrarse de firme en los hechos registrados; aparatos pequeños que contienen
un acelerómetro para registrar el movimiento y un sensor de luz, con los que
los se determina la posición del animal a medida que se va moviendo.