En un mundo dominado por la moda rápida (fast fashion), donde la producción en masa sigue las tendencias del momento, un emprendimiento busca marcar la diferencia al rescatar la tradición y el valor del trabajo artesanal mexicano. Amantoli Huipiles surgió con la misión de preservar y promover la riqueza cultural de Oaxaca a través de textiles elaborados con la ancestral técnica del telar de cintura.
Para Fernanda Ogarrio, una de las directoras del proyecto, los huipiles (cuya palabra proviene del náhuatl huipilli, que significa “blusa o vestido adornado”) son lienzos vivos que narran historias, raíces y creencias. Cada color que los adorna tiene un significado profundo, transmitido de generación en generación, ya sea rojo, verde, azul, negro o amarrillo, que evoca el maíz dorado, sustento y esencia de la cultura mesoamericana.
—Para ti, ¿un huipil es un poema tejido, donde los colores y diseños cuentan la historia de quien los elabora? —le preguntamos a Ogarrio.
—Más que una prenda, es una herencia cultural, una obra de arte viva que sigue bordando identidad y orgullo. Amantoli tiene como misión brindar una fuente de trabajo digno para las artesanas. El nombre de nuestra firma proviene del náhuatl y significa “artesanía”, lo que refleja el enfoque de la marca.
Ogarrio, quien actualmente estudia diseño industrial en la Universidad Iberoamericana, siempre ha sentido una gran fascinación por las artesanías y el trabajo hecho a mano. Su interés particular por los huipiles y las prendas tejidas en telar de cintura la llevó a sumergirse en un viaje de exploración investigando sobre las técnicas y los diseños que caracterizan a cada región de México. Así encontró su inspiración en San Juan Colorado, Oaxaca, donde decidió colaborar con un grupo de artesanas para dar vida a su empresa.
“LOS HUIPILES NO SON PRENDAS EXCLUSIVAMENTE PARA PERSONAS MAYORES”
“El camino para establecer Amantoli Huipiles no fue fácil. Al inicio contactarme con las artesanas resultó complicado, pues muchas de ellas no utilizan redes sociales, eso dificultó la comunicación constante. Sin embargo, mi determinación me llevó a conocer a una mujer que, junto con su familia, trabaja en la elaboración de huipiles. A partir de este primer contacto, la red de colaboradoras fue creciendo hasta reunir a unas 25 artesanas que hoy forman parte del proyecto”, relata en entrevista con Newsweek en Español.
Si bien algunos diseños ya son preconcebidos por cada artesana, Fernanda y su socia, María Sánchez Navarro, también se encargan de elaborar los bocetos. “Es un esfuerzo circular: ofrecemos trabajo a las artesanas y, al mismo tiempo, resaltamos la importancia del textil mexicano. Cada huipil de Amantoli es una pieza única que puede tardar hasta cuatro semanas en completarse, desde el teñido de los hilos hasta el tejido final. Este meticuloso proceso refleja el esfuerzo y la dedicación de las mujeres indígenas, cuyo trabajo muchas veces no es valorado como se merece”.

En voz de Fernanda, es fundamental que las creadoras reciban un pago justo por su labor. Por ello, jamás regatea los precios y busca que su clientela entienda la importancia de reconocer el valor de la artesanía mexicana. De acuerdo con la Cuenta Satélite de la Cultura de México, en 2021 la actividad económica generada por las artesanías ascendió a 153,437 millones de pesos, que representó 0.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional.
LA IMPORTANCIA DE LAS ARTESANÍAS EN MÉXICO
Además, en ese mismo año la producción de artesanías generó 479,655 puestos de trabajo remunerados. Las dos áreas más ocupadas fueron fibras vegetales y textiles, con 111,771 puestos, y alimentos y dulces típicos, con 92,150 empleos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); y ahí radica su relevancia.
“Uno de nuestros objetivos es cambiar la percepción de que los huipiles son prendas exclusivamente para personas mayores. A través de estilismos modernos y coloridos hemos logrado posicionar estas prendas como opciones versátiles y contemporáneas que pueden usarse tanto en el día a día como en eventos especiales”, afirma la joven emprendedora de 23 años, quien en cada oportunidad resalta su técnica empleada de telar de cintura.
Con el telar de cintura se pueden elaborar piezas como cintas, fajas, morrales, huipiles y rebozos. A tenor del Museo Nacional de Antropología, es un instrumento que data de la época prehispánica y auxilió a la mujer mesoamericana en la elaboración de distintas indumentarias. Está formado principalmente por dos grupos de hilos: la urdimbre (hilos verticales que definen el largo y ancho del tejido) y la trama (hebras que se entrecruzan horizontalmente con la urdimbre).
EL FUTURO DE AMANTOLI HUIPILES
Con dos años de trayectoria, Amantoli Huipiles ya piensa en expandirse. Actualmente trabaja en el lanzamiento de una línea de manteles y servilletas elaborados con la misma técnica artesanal. De igual manera, tiene planes de incorporar textiles de otras regiones, como Chiapas, para ampliar su catálogo y generar más oportunidades de empleo.
“En dos meses podríamos tener los primeros diseños disponibles para la venta”, agrega Ogarrio. Aunque su página web solo permite ventas a nivel nacional, han logrado hacer envíos a Estados Unidos y Canadá mediante pedidos directos por WhatsApp e Instagram.

—Ante la proliferación de imitaciones industriales (piratería), ¿de qué manera garantizan que cada huipil conserve su autenticidad y el valor del trabajo de las artesanas?
—-Luchamos contra esta piratería en el mercado ofreciendo transparencia sobre nuestros procesos y la autenticidad de cada pieza subiendo videos y fotografías a nuestras redes, además de que, al comprar un vestido largo o corto, los clientes puedan apreciar cada detalle y su calidad.
Con precios que oscilan entre los 3,000 y 5,900 pesos, a futuro Amantoli Huipiles espera participar en ferias de emprendimiento y eventos de moda indígena para seguir difundiendo el valor del arte textil mexicano. “Nuestro compromiso es que cada huipil siga honrando la tradición y celebrando la identidad de nuestro país”, concluye Ogarrio. N