Es de Michoacán, tiene 16 años y es estudiante. Como a muchas mujeres, a Marisol Rivera la necesidad la orilló a mudarse a Nocupétaro, cabecera municipal de la ranchería donde vive, para trabajar. La acogieron en una casa que le da techo y comida. Tras de sí, en El Platanal, su tierra, donde se quedó su familia, a varias horas de camino a pie, dejó una dolorosa historia de hambre, enfermedades y carencias. “Carencias”, en este caso, es un término que tensa los extremos, pues el entorno de la adolescente estaba privado de lo que para la persona común es indispensable: energía eléctrica, agua potable, drenaje, y ni qué decir de un televisor, un refrigerador…
En El Platanal, poblado perteneciente a Nocupétaro, el municipio donde pomposamente se lanzó la Cruzada Nacional contra el Hambre, el flamante programa de Enrique Peña Nieto, Marisol debía caminar un total de cuatro horas para asistir a sus clases de educación básica. Al igual que ella, la mitad de la población de dicha alcaldía, específicamente el 48.7 por ciento, vive en pobreza extrema. Y sin la esperanza de algún día poder curarse de la enfermedad del hambre.
De acuerdo con el periodista Salvador Frausto, en México la desigualdad es a tal grado ofensiva que se tiene pobreza extrema como la hay en África, y ricos tan ricos como los que existen en Europa y Estados Unidos, así como a uno de los hombres más acaudalados del mundo, Carlos Slim.
Frausto y el colectivo de cronistas iberoamericanos que fundó, cuadernosdobleraya.com, al igual que el gremio Ojos de Perro vs. la Impunidad, A. C. y Oxfam México, organización que trabaja para construir un futuro libre de injusticia y pobreza, acaban de lanzar, en conjunto, el libro Los doce mexicanos más pobres, el cual, entre otros propósitos, pretende mostrar “el lado B de la lista de millonarios”.
Publicado bajo el sello de la casa editorial Planeta, Los doce mexicanos más pobres reúne las historias de las 12 personas con peor situación económica del país, incluida la de Marisol Rivera. Un grupo interdisciplinario de reporteros, videastas y fotógrafos localizó a los olvidados de los olvidados y documentó cuánto ganan, dónde viven, qué comen y cuáles son sus condiciones de acceso a la salud, educación y vivienda.
En entrevista con Newsweek en Español, Salvador Frausto cuenta que la investigación comenzó a concebirse a partir de la publicación de la lista de Forbes de los mexicanos más ricos. “Esa lista nos daba una idea y algunos detalles de hábitos y costumbres de esa gente —explica el periodista—, pero no conocíamos el rostro, el nombre y la cara de los mexicanos que viven en pobreza extrema”.
Foto: Antonio Cruz/NW Noticias.
—¿Cómo escogieron, Salvador, a las 12 personas con peor situación económica del país?
—Con datos del Coneval [Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social], que es el organismo que mide la pobreza en el país, y datos del Inegi [Instituto Nacional de Estadística y Geografía] identificamos los diez estados más pobres, y a partir de ahí ubicamos el municipio más pobre de cada uno de esos estados. Luego le sumamos la comunidad más pobre en la Ciudad de México, porque esta es la ciudad con más mexicanos, y le sumamos Los Ángeles porque es la ciudad, fuera de México, con más mexicanos. Y de ahí nos dimos a la tarea de buscar la metodología y seguir el caso.
—¿Y específicamente a las personas cómo las eligieron?
—Llegamos a cada uno de los municipios un grupo integrado por reportero, fotógrafo y cineasta. Ya habíamos estudiado los indicadores económicos para identificar la pobreza, que no es sólo por carencia de recursos, sino también por no tener acceso a servicios básicos como salud, educación, luz, agua y drenaje, y a partir de ahí ya se genera una idea. Son comunidades muy chiquitas, de 200 a máximo 800 habitantes, entonces, conversando con la gente, buscamos a las personas que fueran como el prototipo o el símbolo de pobreza del lugar.
Los autores de las historias son periodistas que se identifican por sus reportajes de corte social. En la investigación también participaron reconocidos fotógrafos, realizadores y editores.
“Nos propusimos retratar al personaje de carne y hueso”, relata Frausto. “Con sus claroscuros, bajo la técnica profesional de un perfil, como si se tratara del perfil de un empresario o un político, con la misma dignidad o seriedad del asunto”.
—¿Quedaron satisfechas las expectativas planteadas al arrancar el proyecto?
—Nos propusimos visibilizar la desigualdad de México, ese es el propósito. Visibilizar un tema que escapa de las portadas de las revistas, de las primeras planas de los periódicos, que tiene poca presencia en la radio y la televisión, pero que es una realidad, es el mayor problema de México. En los últimos años hemos vivido una cobertura muy fuerte al tema de la violencia, pero la violencia, que es muy grave en el país, afecta a un número determinado de personas; en cambio, la pobreza en México afecta a 55 millones de personas, y daña de manera extrema a 11 millones, que viven con lo mínimo básico. Se considera que alguien que vive en pobreza extrema es quien vive con menos de un dólar al día, esa es una medida internacional, y nosotros encontramos que hay gente que vive hasta con un peso al día y en condiciones de verdad tremendas.
Foto: Antonio Cruz/NW Noticias.
—¿Qué concluyes, cuál es la característica de los mexicanos con menos recursos?
—Su alimentación es muy básica. La alimentación de estas personas es a base de tortilla y sal, frijol en algunos casos, hierbas del campo, pollo o carne una vez al mes, cuando bien les va… El hambre es una enfermedad, a la gente le duele el estómago de modo brutal. La señora Angelina Méndez, de Oaxaca, por ejemplo, cuando pasa dos días sin comer toma agua hervida porque es lo único que un poco le asienta el estómago. Es madre soltera, no habla español, muchos no hablan español, entonces llega la gente de Prospera para inscribirlos a ese u otros programas sociales y se pasa de largo porque, como no hablan español, no los inscriben, les da flojera. Nuestros funcionarios padecen de un frivolidad tremenda, sobre todo frente al tema de pobreza. Llevamos muchos años con funcionarios indiferentes frente al mayor problema que hay en el país.
—¿Cuál es la oferta rumbo a un México menos desigual?
—Oxfam tiene un programa que se llama “Cambia las reglas” y que está reuniendo firmas para pedir al Congreso algunos cambios en la legislación, sobre todo dos básicos: que los impuestos que paga la gente con mayores recursos, sobre todo el dinero que se invierte en la Bolsa Mexicana de Valores, tengan una carga impositiva de mayor calado para poder destinar esos recursos a paliar la pobreza, porque México es uno de los países donde las clases medias, bajas y pobres pagan en porcentaje más impuestos que los millonarios; y dos, que se fiscalicen los programas sociales, porque en el reporteo para este libro detectamos que mucha gente que debería de estar en los programas sociales no está porque no habla español o porque no hay un sistema eficiente para detectar a las personas más pobres, y también comprobamos que los comedores de la Cruzada Nacional contra el Hambre están cerrados, muchos de ellos se supone que existen, pero nosotros los vimos, están cerrados o no existen, entonces, se diga lo que se diga en las estadísticas oficiales, ahí tendríamos que tener métodos para fiscalizarlos. Ese es el propósito del proyecto.