En la actualidad la mayoría sólo tenemos dos opciones
después de morir, ser enterrados o cremados. Sin embargo, en el mundo se han
desarrollado otras opciones, algunas más
ecológicas y otras muy futuristas:
PUEDES SER LA JOYA
FAMILIAR
Una técnica suiza permite transformar las cenizas funerarias
en diamantes se ha convertido para muchos en un reencuentro con esa persona
tras la muerte, lejos de lápidas y urnas, que llevan consigo con ternura.
Algordanza Ibérica, filial de la firma suiza que desde 2004
crea gemas mediante un proceso científico avalado con la certificación ISO
9001.
La tecnología y las emociones se dan la mano en esta idea
que nació en la Academia de Ciencias de Rusia y que se lanzó en Suiza como una
“propuesta única”, asegura, porque “es el único laboratorio que
puede conseguir diamantes únicamente provenientes del cuerpo humano sin
añadidos ni manipulaciones de color”, señalan. El proceso consiste en
“extraer el carbono existente en las cenizas”, que se purifica y se
convierte en un 99.99 por ciento de
átomos de carbono. Después, gracias a la una tecnología a altas temperaturas y
presiones, se crea el ambiente adecuado para el cultivo del diamante tras
varias semanas.
Detrás de esta transformación en laboratorio existe el deseo
de preservar la esencia humana más allá del recuerdo, por ello esta es una
opción para quienes quieren trascender de una forma hermosa.
HUEVO ECOLÓGICO
Urban Death Project es un diseño de Katrina Spade, quien
convirtió a los cuerpos en material nutritivo para la tierra en granjas,
jardines comunitarios y plantíos cercanos.
De ahí llegó la inspiración de Capsula Mundi, empresa italiana que propone crear cápsulas
orgánicas que sustituirán a los ataúdes. La cápsula, hecha con materiales
biodegradables, contendrá al cuerpo en posición fetal para así enterrarla
debajo de un árbol, el cual se alimentará de los desechos orgánicos creciendo y
fortaleciéndose entre los próximos 10 y 40 años.
Este proyecto pretende colocar una cápsula a lado de la
otra, de modo que se pueda sustituir un cementerio con un bosque en honor a los
difuntos.
CENIZAS QUE DAN VIDA
Poetree es una urna fúnebre que te permite plantar un árbol
en las cenizas. El proyecto es una iniciativa poética de devolverle a la tierra
lo que es suyo: nuestro cuerpo. En esta urna biodegradable puedes plantar un
árbol de cerezo o incluso semillas de algún árbol que crecerán alimentados por
las cenizas del difunto.
Y es que muy rara vez la muerte es un evento ecológico. Los
ataúdes de metal y los químicos de embalsamamiento provocan que no pueda haber
biodegradación, algo sumamente absurdo si pensamos que la tierra podría sacar
mucho provecho de nuestro cuerpo. Y sin embargo, tomando en cuenta que todos
vamos a morir y que el ciclo de descomposición es fundamental para la vida
vegetal, cada vez hay más iniciativas inteligentes y ecoamigables en torno a
las prácticas fúnebres.
Uno de los proyectos más lindos y sencillos es el diseñado
por la francesa Margaux Ruyant, llamado Poetree. Se trata de una urna fúnebre
que infunde un espíritu poético al proceso de duelo. Poetree es una urna que
evoluciona con el tiempo, permitiendo que los seres queridos planten un árbol
en las cenizas del difunto.
La urna está hecha de un anillo de cerámica con los detalles
de la persona muerta, un contenedor de corcho y un corcho que sella. Los
familiares pueden poner las cenizas del difunto en la urna y llevarla a casa
junto con un árbol de cerezo en una maceta biodegradable. Cuando están listos
quitan el corcho y agregan tierra dentro de la urna, y el pequeño árbol puede
ser plantado en las cenizas.
Después de haber dado al árbol un poco de tiempo para
crecer, la urna puede plantarse en un jardín, en dónde el contenedor de corcho
puede comenzar su proceso de degradación, dejando solamente el anillo de
cerámica en la superficie como una marca conmemorativa del difunto y un hermoso
árbol de cerezo emergiendo de él. Esta idea transforma la visión “estática” que
tenemos de la muerte hacia una fluida, agradecida y viva.
CRIOGENIA, LA
POSIBILIDAD DE NO MORIR
Esta última opción es una de las más polémicas porque aunque
pareciera ciencia ficción, los avances que se han dado en este campo son
alentadores, sin embargo aún falta mucho para afirmar que habría un contundente
regreso de la muerte.
Hace un par de semanas la BBC entrevistó a los padres de la
pequeña más joven en ser sometida a congelación criónica, preservando su
cerebro momentos después de su muerte con la esperanza de que algún día pueda
ser traída de vuelta a la vida.
Se trata de Matheryin, o Einz, como su familia la llamaba, una
niña tailandesa de dos años que desarrolló una rara forma de cáncer cerebral
poco después de su segundo cumpleaños.
La niña murió el 8 de enero de 2015, justo antes de cumplir
tres años.
Para entonces sus padres, ambos ingenieros médicos, ya
habían tomado la decisión de dar a Einz otra oportunidad de vivir.
El cuerpo, o en el caso de Einz, su cerebro, se coloca en un
estado de congelamiento profundo en el momento de la muerte y se mantiene de
esa forma hasta que, en algún punto en el futuro, cuando ocurran avances
extraordinarios en tecnología médica se pueda revivirla, y crear un nuevo
cuerpo para ella.
“Hay científicos que están 100% seguros de que esto
ocurrirá un día, pero no sabemos cuándo”, dice su padre Sahatorn Naovaratpong.
“En el pasado hubiéramos pensado que tomaría unos 400 o
500 años, pero justo ahora podemos imaginar que esto será posible en sólo 30
años”.
MIENTRAS TANTO EN MÉXICO
Las regulaciones sanitarias y la política que existe en
nuestro país en torno a los entierros dificultan un tanto estos tipos de
procesos mortuorios, sin embargo en un futuro podrían ser una realidad práctica.
Mientras eso llega, sólo tenemos una recomendación: disfrute
su vida y a sus seres queridos porque no sabemos cuándo ya no los veremos.