Un muy anticipado documental sobre la estrella del baloncesto Michael Jordan ha sido develado. He aquí lo que aprenderás.
Desde que se retiró para siempre, en 2003, Michael Jordan ha sido una persona esquiva. Ha jugado y presentado torneos de golf de celebridades, ocasionalmente promocionó su línea de ropa para Nike y se aventuró calladamente como dueño en la NBA, todo ello mientras pasaba poco tiempo reflexionando públicamente. Incluso como dueño de los Avispones de Charlotte, Jordan rara vez ha hablado de manera oficial; un perfil en 2013 de Wright Thompson para ESPN es tal vez lo más cercano a una mirada detallada posterior a la carrera del más grandioso basquetbolista que haya vivido.
Pero la nueva serie documental de ESPN, The Last Dance, la cual se estrenó el 19 de abril, no se centra en la vida de Jordan desde que dejó a los Toros, en 1998. Más bien, le añade color y contexto a su carrera: los primeros años en Chicago, el primer tricampeonato, el interludio del beisbol, el drama con los compañeros de equipo, la película Space Jam y sus últimos tres títulos. Brincando principalmente entre dos arcos —uno que lleva a los espectadores desde los años universitarios de Jordan hasta 1997, y otro que analiza a detalle 1998—, a momentos puede ser difícil seguir el documental. Pero las dos líneas temporales son valiosas para ilustrar el crecimiento de Jordan como jugador y como fenómeno. También ayuda que vemos a Jordan en cámara 17 años después de que jugó y con 57 de edad. Su perspectiva hace diferente el proyecto.
Se transmitirán dos episodios cada domingo por cinco semanas. La serie, cuyos dos episodios finales todavía no se terminan, fue movida de su estreno en junio por demanda popular y por una falta de programación deportiva en vivo como resultado de la pandemia del COVID-19. Los dos episodios finales, que se transmitirán el 17 de mayo, llevarán a los espectadores por el final de la postemporada de los Toros en 1998, cuando el equipo ganó su sexto campeonato de la era de Jordan.
La serie depende principalmente de entrevistas retrospectivas con Jordan, sus compañeros de equipo de los Toros y Phil Jackson, el entrenador que llevó a Chicago a cada uno de sus campeonatos y se marchó junto con Jordan después de 1998. Y aun cuando se enfoca mucho en el ascenso a la grandeza del equipo, no evita los elementos más espinosos del legado de la estrella del baloncesto: sus apuestas y las circunstancias alrededor de su decisión de pasar 18 meses jugando beisbol en lo más álgido de su carrera como basquetbolista (aunque da poca perspectiva nueva sobre esto último).
Lee más: Fenómenos naturales de todo el mundo para maravillarse
Aun así, este es solo uno de los escasos momentos en que los espectadores podrían quedarse con ganas de más, y si los dos episodios finales son tan absorbentes como los primeros ocho, The Last Dance debería ser recordado como uno de los mejores proyectos documentales de ESPN.
¿Lo más destacado? He aquí diez lecciones que aprenderás en los primeros ocho episodios de este documental.
1. El baloncesto —y competir— todavía emocionan a Jordan. El mejor momento de la serie hasta ahora se da al final del episodio 7. Varios excompañeros de equipo discuten la intensidad de Jordan: el éxito que trajo a la cancha y la tensión fuera de ella. “¿Era un hombre agradable?”, pregunta B. J. Armstrong, quien fue el base de Chicago de 1989 a 1995. “No podía ser agradable… sería difícil estar cerca de él si no amaras realmente el juego del baloncesto”.
Luego, los espectadores regresan con el Jordan de hoy día, sus manos cerradas enfrente de su rostro. “¿Piensas que esa intensidad se dio a expensas de ser percibido como un hombre agradable?”, pregunta un entrevistador fuera de cámara. Jordan cavila por un momento. “Ganar tiene un precio”, responde. “Y el liderazgo tiene un precio. Así que jalé a la gente junto conmigo cuando no quería ser jalada. Reté a la gente cuando no quería ser retada… pregúntales a todos mis compañeros de equipo; si algo tuvo Michael Jordan fue que nunca me pidió hacer algo que él no carajos hiciera”.
Videos de los Toros celebrando sus cinco campeonatos antes de 1998 se reproducen en la pantalla mientras él habla. “Mira, no tengo que hacer esto”, continúa Jordan. “Solo lo hago porque soy quien soy. Así es como jugué el juego. Esa era mi mentalidad”. Con los brazos extendidos, hace una pausa de nuevo. “Si no quieres jugar de esa manera, no juegues de esa manera”.
Jordan está visiblemente sensible para cuando dice las últimas oraciones, y la cámara se queda con él cuando guarda silencio, se inclina hacia adelante y musita: “Descanso”, mientras se quita el audífono de la oreja izquierda.
2. Los recuerdos de Jordan son claramente detallados. Los mejores atletas pueden recordar partidos de hace una década como si fuera ayer, y esto es cierto para Jordan. Aun cuando la serie evita hablar jugada por jugada de partidos individuales de los Toros, hay un segmento en el episodio 1 en el que Jordan, James Worthy, su compañero de equipo en la Universidad de Carolina del Norte (UNC), y Patrick Ewing, el centro de Georgetown, desmenuzan exactamente cómo sucedió el tiro ganador de Jordan en el partido de 1982 por el campeonato nacional, cuando los Talones de Alquitrán derrotaron a los Hoyas.
El tiro puso en el mapa al estudiante de primer año de la UNC, y Jordan y sus compañeros de juego desmenuzan los detalles como si hubiera sucedido hace 38 días, no hace 38 años.
Entérate: ‘Vivos’, el documental que narra el día a día de las familias de los desaparecidos
“[El entrenador Dean Smith] ordenó una jugada para James [Worthy]”, explica Jordan sobre el tiempo fuera que pidió la UNC cuando estaban perdiendo, 62-61, con 32 segundos por jugar. “Y él dijo: ‘Cuando tengan el balón, pásenlo de vuelta, pásenlo por todos lados. Michael debería tirar’. Él me miró y dijo: ‘Si ves la oportunidad, tira’”.
Hizo el tiro.
3. Jordan, como otros estudiantes, una vez fue un universitario quebrado e inocente. En el episodio 1, Deloris Jordan lee en voz alta una carta que guardó desde el primer año de su hijo en la UNC; su hijo le escribió para decirle que le quedaban 20 dólares en su cuenta bancaria, y le pedía que le depositara más. Empalmado con la lectura de Deloris, se ve un video de Jordan viendo la entrevista de ella en su iPad, sonriendo y riéndose de cómo era en su primer año.
4. Jordan regresó a la universidad cuando se lesionó en su segunda temporada. En su segunda temporada en la NBA, Jordan se fracturó el pie izquierdo. Se perdió 64 juegos, y estaba ansioso por regresar a pesar de las órdenes del médico. En lugar de esto, convenció a los Toros para que le permitieran regresar a la UNC a trabajar en su grado. Pero también tenía otras cosas en mente. Jordan narra lo que pasó después, acompañado por un video de él en rehabilitación en una alberca y fotografías en blanco y negro de su periodo de vuelta en el campus de Chapel Hill, Carolina del Norte. Mientras estuvo allí, el basquetbolista empezó a jugar —primero uno contra uno, luego dos contra dos, tres contra tres— y entrenó hasta recuperar la que él creía que era su fuerza total.
Los Toros no tenían idea de esto hasta que él regresó a Chicago y el personal del equipo notó que la pantorrilla de su pierna lesionada parecía ser más fuerte que la de su pierna no lesionada.
5. El amor de Jordan por las apuestas empezó temprano. Desde hace mucho ha habido rumores sobre las apuestas de Jordan y si esto llegó a ser un problema durante su carrera. La serie recupera una entrevista de 1993 enfocada en las apuestas con Ahmad Rashad, el futbolista profesional convertido en locutor deportivo. En la charla, Jordan, usando gafas de sol bajo techo, presenta el argumento endeble de que sus apuestas no pueden ser un problema porque no tiene dificultades financieras. Esa entrevista es parte de un enfoque más amplio sobre el amor de Jordan por las cartas —Will Perdue, centro de los Toros, discute las partidas de grandes apuestas que solían acontecer en la parte trasera del avión de los Toros mientras los chicos con menor aversión al riesgo jugaban al blackjack de contado—, cuyo origen la serie lo rastrea al año de novato de la estrella.
Las cartas se mencionan desde el episodio 1, cuando el basquetbolista, como novato, es retratado alejándose de las fiestas de sus compañeros de equipo. En su lugar, él prefería las cartas y su “coctel” favorito: juego de naranja y 7Up.
Te puede interesar: La secta sexual NXIVM tendrá serie documental en HBO
6. Cuando Jordan filmó ‘Space Jam’, Warner Brothers le construyó una instalación para practicar. Antes de ver The Last Dance, nunca pensé mucho sobre la logística de Space Jam. Jordan la filmó en el verano de 1995, pocos meses después de que regresó al baloncesto después de casi dos temporadas jugando beisbol en las ligas menores. Él no estaba del todo a su propia altura en la primavera de 1995, pero para el otoño estaba en muy buena forma para llevar el equipo a un campeonato.
Esto significa que Jordan pasó el verano en que filmó Space Jam poniendo en excelente forma su cuerpo de 32 años. Lo hizo en una instalación en el estudio de Warner Brothers, donde reclutó a otros jugadores estrellas —incluidos Reggie Miller, escolta de los Pacers; Ewing y Shawn Bradley, centro de los Nets— para que pasaran a jugar partidos informales que le ayudaron a Jordan a recuperar su condición. Los partidos terminaban a altas horas de la noche, y Jordan tenía llamados temprano, a veces a las seis de la mañana.
“Este cuate era como un vampiro”, dice Miller.
7. ‘The Last Dance’ era el nombre semioficial que le dio Phil Jackson, entrenador de los Toros, a la temporada de 1997-98. Jackson ha usado con anterioridad las palabras “último baile” para describir la temporada de 1997-98, pero en el episodio 1, los espectadores le dan un vistazo al manual del equipo de ese año, lo cual ilustra que el título de la serie documental es algo más que un eslogan ingenioso. La cubierta laminada del manual dice: “I-II-III-IV-V-VI”, los números romanos de los cinco campeonatos que los Toros habían ganado y el sexto que esperaban ganar: “¿EL ÚLTIMO ‘BAILE’?”
8. La devoción de Jordan por Phil Jackson no pudo salvar finalmente al entrenador. Que Jackson hubiera pensado algo como “último” en el otoño de 1997 es difícil de resolver hoy día, considerando su historial de campeonatos. Pero después de la temporada de 1996-97, cuando los Toros ganaron su quinto título con Jackson, el contrato del entrenador estaba finiquitado. La gerencia de los Toros parecía lista para empezar una reconstrucción, sin importarle que Jordan amenazara con retirarse si Jackson se iba.
Finalmente, el gerente general Jerry Krause y el dueño Jerry Reinsdorf cedieron y firmaron con Jackson un trato por un año. Pero nada más. Krause, con quien Jackson había tenido una relación conflictiva, anunció que el entrenador no regresaría incluso si Chicago ganaba un título. Lo hizo; Jackson no volvió.
9. Lo aman en Francia. Si viajas a otro país en 2020 —39 años después de que Chicago ganó algo más que una serie de postemporada—, seguramente verás un jersey de los Toros. Y con toda probabilidad tendrá el número 23. Jordan hizo a los Toros relevantes internacionalmente, lo cual es, en parte, la razón de que las escenas —principalmente en el episodio 1— del viaje del equipo a Francia en octubre de 1997 sean tan entretenidas. El equipo es tratado como un grupo de cantantes de moda, hostigados por seguidores que apenas hablan su idioma. Y hay muy buen metraje del viaje: el equipo descendiendo de su avión con el uniforme de los Toros, guardias de seguridad colocados a lo largo de lo que parece ser la Rue de Rivoli, vigilando mientras los jugadores entran en fila a su autobús.
“Michael era como el flautista de Hamelín caminando por los Campos Elíseos”, dijo Davis Stern, excomisionado de la NBA, quien dio una entrevista poco antes de su fallecimiento en enero.
10. Jordan le dio a Dennis Rodman una vacación de media temporada a Las Vegas en 1998. Hay un largo interludio al final del episodio 3 y comienzo del episodio 4 que se enfoca en Rodman, la estrafalaria y alborotadora estrella defensiva que se unió a los Toros en los últimos tres campeonatos. En 1995, los Toros decidieron darle una oportunidad a Rodman, quien había tenido épocas tumultuosas en Detroit y San Antonio. Scottie Pippen, Jordan y Rodman formaron una especie de tres grandes en Chicago. Dicho esto, el liderazgo del equipo recaía en gran medida en Pippen y Jordan, hasta que Pippen se decepcionó y lesionó en 1997.
Al principio de la temporada de 1997-98, con Pippen en la banca, Rodman llenó el vacío de liderazgo y se comportó como un “ciudadano modelo”, dice Jordan. En cierta forma, eso iba en contra de la naturaleza de Rodman, y cuando Pippen regresó a la cancha en enero, Rodman dijo que estaba cansado. Le pidió a Jackson una vacación, y Jackson le pidió a Jordan que la aprobara.
La aprobó.
—
La autora es columnista deportiva independiente de Sports Illustrated, The Denver Post y Fox Sports. NBA, NHL, NFL… las cubre todas.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek