La generación alfa constantemente es acusada de tener poca capacidad de atención, una dependencia excesiva de la tecnología y una falta de interés en aprender. El grupo demográfico nacido entre la década de 2010 y mediados de la de 2020 está ingresando a un mundo educativo radicalmente diferente al de sus predecesores, la generación Z.
Afectada por el impacto de la pandemia de covid-19 en su infancia, la generación alfa está cursando sus estudios en un momento en que la tecnología es más omnipresente que nunca en la educación.
Y si hay que creer el discurso en las redes sociales, su viaje hacia la educación ha sido todo menos perfecto, con maestros y creadores de redes sociales haciendo sonar la alarma sobre esta generación y su relación con el aprendizaje y la tecnología.
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Las preocupaciones se extienden mucho más allá de las redes sociales: un informe publicado en enero de 2025 por la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP) de Estados Unidos encontró que las habilidades de lectura y matemáticas de los estudiantes de cuarto y octavo grado han disminuido en varios estados hasta situarse por debajo del promedio nacional.
Peggy Carr, comisionada del Centro Nacional de Estadísticas de Educación, dijo en un comunicado después de la publicación del informe de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo de enero: “Estos resultados de 2024 muestran claramente que los estudiantes no están donde necesitan estar ni en donde queremos que estén”.
¿QUÉ DIFICULTADES EXPERIMENTAN LOS ESTUDIANTES DE LA GENERACIÓN ALFA EN LA ESCUELA?
Newsweek habló con Elizabeth McPherson, conocida por su cuenta de TikTok, Ms Mac., y dijo: “Ha habido un cambio notable en la participación y la responsabilidad estudiantil. Muchos estudiantes hoy en día parecen apáticos y desconectados de su propio aprendizaje, y no se trata simplemente de una cuestión de motivación, sino de un problema sistémico”.
Tras citar la falta de aprendizaje para los exámenes y la baja asistencia, McPherson añadió: “Cuando los estudiantes aprenden que con un mínimo esfuerzo se puede pasar de clase y que pueden ausentarse crónicamente sin consecuencias, dejan de ver el valor de presentarse mental y físicamente”.
Matt Eicheldinger, autor superventas de The New York Times y creador de TikTok con experiencia en docencia, declaró a Newsweek que, si bien la experiencia de los estudiantes varía considerablemente entre distritos y estados, hay tres puntos que ilustran un cambio notable en su enfoque y participación en la escuela, todo en lo que respecta a la generación alfa: “Cuando los teléfonos inteligentes se volvieron más comunes, cuando se introdujeron los dispositivos individuales en las escuelas y el regreso a la escuela presencial tras el covid-19”.
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Eicheldinger explicó que la creciente popularidad de los teléfonos inteligentes causó “grandes perturbaciones”, particularmente en la escuela secundaria. “No se trataba solo de que los estudiantes intentaran usarlos en clase”, dijo. “Su participación en mensajes de texto y redes sociales trajo problemas sociales extraescolares a las escuelas. Era difícil gestionar todo el acoso, hostigamiento y ansiedad en línea, y requería mucha responsabilidad de los docentes, orientadores, trabajadores sociales y administración para encontrar la manera de manejarlo. Esto tuvo un impacto negativo directo en el aprendizaje estudiantil”.
Gabe Dannebring, profesor y creador de TikTok con más de un millón de seguidores, declaró a Newsweek: “He notado que a la generación alfa le cuesta concentrarse en la escuela. Los estudiantes reciben estímulos tecnológicos constantes en su tiempo libre, por lo que, a la hora de aprender, les cuesta concentrarse en las tareas durante un tiempo prolongado”.
Dannebring asimismo señaló que “la generación alfa también es muy ansiosa, lo que les dificulta comunicarse con grandes audiencias. Ahora más que nunca veo a estudiantes con ataques de pánico cuando tienen que hacer presentaciones ante sus compañeros”.
¿CÓMO AFECTA LA TECNOLOGÍA A LAS GENERACIONES MÁS JÓVENES?
“La tecnología está impactando a esta generación de maneras poderosas, tanto positivas como negativas”, dijo McPherson. “Los estudiantes tienen acceso ilimitado al conocimiento. Es un regalo. Pero ese regalo conlleva un costo: la gratificación instantánea. Y eso dificulta que los estudiantes se comprometan con procesos de aprendizaje lentos, complejos o desafiantes”.
Dannebring coincidió: “La tecnología está impactando a esta generación de muchas maneras, y no todas son positivas. Muchos estudiantes están tan acostumbrados a la gratificación instantánea y al subidón de dopamina que generan sus teléfonos, que el aprendizaje en el aula, mucho más lento y menos estimulante, les resulta decepcionante”.
Eicheldinger dijo que cuando su escuela introdujo los iPads individuales para los estudiantes “hubo beneficios claros y obvios que nos entusiasmaron mucho”, incluidos “la posibilidad de que los estudiantes tengan mejores opciones de flujo de trabajo, una comunicación más clara con las calificaciones para los padres, tener internet como herramienta para complementar otros recursos didácticos y todos los demás tipos de tecnología en los que vimos potencial”.
Pero ello tuvo también un lado negativo. “No creo que estuviéramos preparados para el impacto negativo que tendría en el aprendizaje”, dijo Eicheldinger. Explicó que los estudiantes “intentaban jugar constantemente”, había una “incapacidad para controlar sus impulsos” y “teníamos estudiantes que físicamente no podían dejar de tocar su iPad, ni siquiera deslizando el dedo por la pantalla de inicio”.
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Y los estudiantes no solo pasan tiempo frente a una pantalla en la escuela. “Teníamos estudiantes que a veces pasaban todo el día de estudio frente a una pantalla y luego volvían a casa para pasar entre cuatro y cinco horas adicionales frente a ella para actividades recreativas”, dijo Eicheldinger.
La tecnología, a su vez, impacta la forma en que los estudiantes se relacionan con materias tradicionales como la lectura y la escritura. “Con el funcionamiento de los algoritmos de las redes sociales, los estudiantes reciben contenido continuo que no solo es entretenido, sino que también se adapta específicamente a sus intereses”, explicó Dannebring. “Esa experiencia personalizada ha hecho que las tareas académicas tradicionales, como leer y escribir, resulten mucho menos atractivas.
“Cuando estás acostumbrado a contenido dinámico, visualmente atractivo y altamente personalizado, una tarea de lectura estándar simplemente no compite”, añadió Dannebring, y agregó que los estudiantes “son producto de su entorno, y su entorno es una constante estimulación digital y descargas de dopamina”.
McPherson afirmó por su parte: “A muchos estudiantes les cuesta encontrar valor en las materias tradicionales a menos de que haya una recompensa directa y tangible. Si no ven cómo la lectura o la escritura se traducirán en un sueldo o un beneficio inmediato, a menudo pierden el interés. La motivación intrínseca —la que te mantiene aprendiendo incluso cuando algo se pone difícil— se está desvaneciendo”.
¿QUÉ NECESITA CAMBIAR LA GENERACIÓN ALFA?
“Necesitamos recuperar la rendición de cuentas”, dijo McPherson. ¿Y más allá de eso? “Tenemos que replantear el currículo y cómo lo impartimos”.
Esta generación es diferente, por lo que las mismas estrategias de hace décadas simplemente ya no funcionan. Necesitamos más experiencias de aprendizaje prácticas y centradas en el estudiante: proyectos, debates, simulaciones y aplicaciones reales.
Eicheldinger dijo: “Necesitamos enseñar a los estudiantes a determinar si una fuente es creíble. Con frecuencia, los estudiantes se basan en lo primero que leen [o, en la mayoría de los casos, ven] como fuente principal, cuando en realidad podría ser simplemente un video popular de alguien sin conocimientos sobre el tema, que simplemente da su opinión”.
Dannebring destacó los desafíos que plantea la IA a la educación: “Algunos estudiantes se están volviendo increíblemente expertos con herramientas como la IA”, dijo. “Muchos profesores ni siquiera se dan cuenta de cuánto del trabajo de sus alumnos se realiza al 100 por ciento con IA. Es un desafío porque, si bien la tecnología puede ser una herramienta poderosa para el aprendizaje, también está cambiando la forma en que los estudiantes interactúan con la educación, y muchos educadores aún intentan ponerse al día”.
McPherson concluyó: “No se trata de abandonar la tradición, sino de adaptarla. Necesitamos estar dispuestos a reimaginar la escuela. Y esa reimaginación debe empezar con quienes están en el aula a diario —los docentes— y con quienes servimos: nuestros estudiantes”. N
Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)