El delegado de la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) en León, Alfredo Ling Altamirano, dijo que niñas, niños y adolescentes continúan consumiendo comida chatarra, pues ahora las introducen en sus mochilas
Lo anterior a pesar de que el 29 de marzo, entró en vigor la normativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que prohíbe la venta de comida chatarra en planteles de educación básica.
“Quienes están ofreciendo resistencia son los niños. Los niños quieren seguir consumiendo chatarra. Entonces, nosotros lo que necesitamos es que en la casa se refuerce el mensaje por parte de los padres de familia y, por otro lado, que no introduzcan comida chatarra que no van a poder comprar en la tiendita”, señaló el funcionario.
La medida implementada por la SEP forma parte de una estrategia nacional para combatir los altos índices de sobrepeso y obesidad infantil en el país.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), uno de cada tres niños y adolescentes en México presenta sobrepeso u obesidad, una cifra que ha crecido de forma sostenida en las últimas dos décadas.
Por ello, Ling Altamirano señaló que en Guanajuato la prohibición no generó conflictos con comerciantes escolares, ya que desde hace tiempo se trabajó con ellos para adecuar la oferta de productos.
“Se habló con los encargados de las tienditas escolares para que tomaran las medidas correspondientes y no les afectará en sus ventas y tampoco a los estudiantes”, comentó.
Sin embargo, el delegado dijo que el desafío principal está en el entorno familiar, pues siguen mandando comida chatarra a sus hijos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021, el 66% de las y los adolescentes mexicanos consumen bebidas azucaradas al menos una vez al día, mientras que el 45% come frituras o botanas industrializadas con la misma frecuencia.
El funcionario estatal comentó que la implementación de esta política sanitaria a nivel escolar podría verse limitada si no existe una corresponsabilidad en casa.
“Esto debe reforzarse desde la familia, si no se hace un trabajo conjunto, no vamos a tener impacto real en la salud de las infancias”, concluyó Ling Altamirano.