Investigadores descubrieron una clave inesperada para la supervivencia del lince ibérico: un impulso genético recibido hace miles de años de su pariente mayor, el lince euroasiático.
La población de lince ibérico, que estuvo al borde de la extinción, se ha recuperado notablemente, pasando de tan solo 25 hembras reproductoras en 2002 a más de 400 en 2023, gracias a los esfuerzos de conservación. Sin embargo, como las cifras siguen siendo frágiles, los conservacionistas pueden encontrar valiosas lecciones en el pasado de la especie.
Un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution reveló cómo el mestizaje antiguo jugó un papel crucial en el aumento de la diversidad genética del lince ibérico, ofreciendo esperanza para su supervivencia continua.
“El lince ibérico está atravesando una recuperación espectacular gracias a un ambicioso e integral programa de conservación. Sin embargo, la baja diversidad genética de la especie y la baja capacidad asociada para adaptarse a los cambios ambientales aún pueden representar algún riesgo para su viabilidad a largo plazo”, comentó a Newsweek José Godoy, uno de los autores del estudio.
Utilizando instalaciones especializadas de sala limpia para evitar la contaminación, los científicos extrajeron ADN nuclear de huesos de lince ibérico que datan de hace 2,500 a 4,000 años.
“Cualquier molécula de ADN que no sea de lince y que provenga de cualquier tipo de fuentes, como bacterias de descomposición, microorganismos del suelo, las personas que excavaron el hueso o incluso nosotros mismos, superarían ampliamente en número a las antiguas”, dijo Johanna Paijmans, otra coautora del estudio.
LA SUPERVIVENCIA DEL LINCE: UN TRABAJO COMPUTACIONAL PARA SEPARAR EL ADN
Y agregó al tema: “Por eso tenemos que usar EPP (equipo de protección) en el laboratorio para evitar al máximo la contaminación externa y utilizar técnicas altamente especializadas para extraer, procesar y secuenciar el ADN”.
Después de la extracción y secuenciación, comenzó el trabajo computacional para separar el ADN del lince del contaminante y unir los pequeños fragmentos para compararlos con otras muestras de lince.
“Todo este proceso, como puedes imaginar, es muy intensivo”, dijo Paijmans. Los frutos del trabajo del equipo desafiaron la sabiduría convencional: el antiguo lince tenía incluso menos diversidad genética que sus descendientes modernos.
“El lince ibérico nunca ha sido una especie tan abundante como el lince euroasiático u otros felinos ampliamente distribuidos, y es posible que haya atravesado otros cuellos de botella graves en el pasado. Esto puede explicar su diversidad genética extremadamente baja. Cómo la especie logró persistir hasta nuestros días a pesar de esto es un misterio”, afirma Godoy.
Parte de la respuesta puede estar en un encuentro entre las dos especies de linces. Un análisis más detallado reveló que el lince ibérico moderno comparte más variantes genéticas con el lince euroasiático que sus homólogos antiguos.
Esto indica un mestizaje exitoso entre las dos especies durante los últimos 2,500 años, cuando sus territorios se superponían en la Península Ibérica y posiblemente en el sur de Francia y el norte de Italia.
Godoy explicó que este mestizaje no crearía una nueva especie, ya que su divergencia ocurrió originalmente durante un período de un millón de años o más. Argumentó que “esos procesos de hibridación pueden introducir alguna variación genética de las otras especies, que luego será eliminada por la selección natural. Los rasgos que se mantienen diferenciados en las dos especies por una fuerte selección natural no se homogeneizarán por una hibridación limitada”.
“ES POSIBLE QUE LA NATURALEZA NO NOS ESPERE”
Aunque la recuperación del lince ibérico es prometedora, aún quedan retos por delante. La población actual aún no alcanza las 1,100 hembras reproductoras necesarias para la viabilidad genética.
Sin embargo, este descubrimiento abre nuevas perspectivas para las estrategias de conservación. Parte de los esfuerzos de conservación en curso ya incluían la introducción de poblaciones de lince ibérico separadas geográficamente entre sí para aumentar la diversidad genética. En el futuro, se podría considerar una hibridación cuidadosamente gestionada con el lince euroasiático para hacer avanzar el proceso.
Es posible que ni siquiera sea necesario que intervengan los seres humanos. A medida que los esfuerzos de conservación amplían las áreas de distribución del lince euroasiático y el ibérico, los encuentros naturales entre ambos son cada vez más posibles.
“Es posible que la naturaleza no nos espere y que veamos que se produce cierta hibridación natural si la actual expansión de las dos especies las pone en contacto una vez más”, apuntó Godoy. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)