En la mitología griega, Higía era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad. De su nombre proviene la palabra “higiene”. Empezó a ser mayormente venerada tras las plagas que devastaron a Atenas, entre el 429 y 427 a. C., y Roma, en el 293 a. C.
Aunque la diosa se relacionaba con la limpieza desde aquella época, la higiene personal comenzó a ser una preocupación para el Estado a partir de la Revolución Industrial.
El médico Ignaz Semmelweis fue el primero que dio un valor importante a la higiene para evitar enfermedades infecciosas. A su vez, los experimentos de Luis Pasteur hicieron que las prácticas higiénicas se convirtieran en sinónimo de salud.
La peste negra puede ser un ejemplo de cómo la higiene personal ayuda al cuerpo humano a protegerse de graves daños a la salud.
Científicos de la Universidad de Oslo han informado que fue la falta de higiene y no las ratas lo que propagó la peste negra, ello de acuerdo con nuevas evidencias publicadas en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
Los científicos explican que la plaga fue causada por la bacteria Yersinia pestis, la cual se transmitió entre las víctimas. En principio se creyó que las pulgas de las ratas saltaron a los humanos y los infectaron, pero la teoría ha ido perdiendo credibilidad.
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De acuerdo con el estudio, publicado en 2018, se sugiere que las pulgas y los piojos que vivían en los humanos propagaron la enfermedad. Estos insectos eran muy comunes en las personas durante ese periodo derivado de los baños infrecuentes.
Uno de los cambios culturales dominantes en la historia de la humanidad es la revolución de la higiene personal. Todavía en el siglo XIV, el baño era un ejercicio de limpieza raro y la higiene se reducía a usar ropa interior limpia.
Hacia fines del siglo XX, el baño diario se había convertido en una actividad cotidiana y el uso de ropa limpia ya era generalizado en algunas culturas.
Peter Douglas Ward, paleontólogo estadounidense, explica que la higiene personal comenzó como un fenómeno urbano burgués al final del siglo XVIII y para el XX ya era una condición universal.
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El médico Daniel Pahua Díaz, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica, en entrevista con Newsweek en Español, que las epidemias que han surgido a lo largo de la historia se han relacionado de una u otra forma con los hábitos higiénicos.
“En los inicios de la humanidad se creía que las enfermedades se transmitían por cuestiones mágicas”, añade. “Con el andar del tiempo surgieron las teorías de la unicausalidad, que son aportes de científicos con base en el análisis de enfermedades infecciosas o infectocontagiosas.
“Específicamente con la tuberculosis se logró identificar que el bacilo produce tuberculosis. Tras ese hecho, se logró un enfoque del que ya hablamos actualmente y que en términos epidemiológicos es el modelo de multicausalidad”, explica el experto en salud.
La multicausalidad significa que, si específicamente un individuo se expone a la bacteria, por ejemplo, del cólera, va a desarrollar diarrea por cólera. Sin embargo, no es la única causa que influirá para que desarrolle la enfermedad. “Hay otros elementos que le llamamos causas necesarias”, interviene el especialista. “Por ejemplo, si no hay lavado de manos, tampoco uso de cubrebocas y no hay distanciamiento social, pero no se está expuesto al virus, no se desarrolla covid-19 porque necesariamente se necesita el agente. Esa es la causa necesaria.
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“También existe la causa suficiente —agrega—. Es decir, cuando un individuo se expone al virus, pero usa cubrebocas, se lava las manos y hay distanciamiento social, con ello tendrá menor probabilidad de enfermar”.
Pahua Díaz indica que la importancia de los hábitos higiénicos es que son causas suficientes para que, al estar en contacto con el virus, que es la causa necesaria, no se desarrolle la enfermedad.
Así como en la época de la peste negra, en 2020 el mundo desconocía cómo se inició y se desarrolló el covid-19. “En un principio se clasificó como neumonía atípica, asumimos que podía ser contagio vía aérea o por contacto. Conforme se va conociendo se va clarificando esa relación de causalidad.
“Es decir, se comenzó a saber cómo el virus infecta, cuánto tiempo dura, qué factores favorecen o no la gravedad —como los hábitos higiénicos—. Es una lluvia de información impresionante que, conforme pasa el tiempo, se va modificando”, expone Daniel Pahua.
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Por ello, la higiene personal sí tiene que ver en gran medida con la sanidad del cuerpo. Explica el médico: “Dependiendo de la enfermedad que se trate tendrán que ver unos factores higiénicos más que otros. En este caso, los hábitos higiénicos se enfocan más en las enfermedades infectocontagiosas.
“La higiene personal es un componente de nuestros hábitos y es una parte fundamental para que ciertos grupos de enfermedades tengan o no buena o mala evolución”, indica el especialista.
“Es necesario mencionar que, lamentablemente, muchas regiones del mundo carecen de agua y jabón, elementos fundamentales de la higiene personal. Estamos hablando de determinantes sociales de la salud. Podemos saber que tenemos que lavarnos las manos y no tener agua limpia. La higiene personal también implica aspectos sociales y culturales”.
Otro escenario para el desarrollo o estancamiento de la higiene personal es cuando los individuos no están acostumbrados a mantener una limpieza personal adecuada: “Aunque se tiene agua limpia y jabón no se lavan las manos porque culturalmente no están habituados a esas acciones higiénicas.
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“El lavado de manos, por citar un ejemplo, debería ser siempre con o sin covid-19 —agrega Pahua Díaz—. Con esta acción se evitan enfermedades respiratorias y diarreicas en general, enfermedades parasitarias, bacterianas y virales”.
UNA CORRECTA HIGIENE PERSONAL
El médico indica que, si se tiene una adecuada educación en salud, es decir, hay un baño adecuado y lavado de manos y dientes correcto, así como superficies y alimentos desinfectados, se pueden prevenir enfermedades infecciosas.
“Los seres humanos deben pensar en una práctica saludable. Qué tan capaces somos para empoderarnos de la información de hábitos de higiene. Ya se informó sobre el lavado de manos, ahora se trata de hacerlo de forma correcta. Nos debemos asumir como personas susceptibles y vulnerables. Debemos ser conscientes de que tenemos que hacerlo porque de esa forma disminuimos riesgos”.
Otro elemento de suma importancia es practicar los hábitos de higiene de forma correcta. Pahua Díaz enfatiza en que no solamente se necesita, por ejemplo, lavarse las manos.
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“Se debe hacer un adecuado lavado de manos, es decir, el suficiente tiempo, abarcar la superficie total de las manos, limpiar muy bien entre y las puntas de los dedos. Muchos pueden hacerlo frecuentemente, pero se tardan diez segundos. Eso no sirve, más bien se afecta porque se da una sensación falsa de seguridad”.
Durante la pandemia, añade, la sociedad usa el cubrebocas, pero en muchas ocasiones utilizan el mismo por varios días sin lavarlo o, en su caso, sin desecharlo, lo que disminuye o erradica la protección.
A esta reflexión, el experto suma que, pese a que puede sonar “extremista”, la higiene bucal es sumamente importante. Ello porque hay bacterias en la boca que pueden viajar a través del torrente sanguíneo e instalarse por ejemplo en el corazón y provocar una endocarditis.
“El ejemplo no es del todo común, pero es una posibilidad que se puede dar y que hay que considerar. Saber de la limpieza de la boca es también de suma importancia. No se debe olvidar que los hábitos higiénicos son primordiales en la prevención de problemas infectocontagiosos”.
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El académico de la UNAM asegura que en esta época contemporánea todavía no se tiene cultura de la prevención, ni en el orden individual ni en el poblacional. “Esto está mal en términos de lo que sucedió con esta pandemia”, señala.
“Eso sí, nos deja la enseñanza de que tenemos que tomar en serio la cultura de la prevención individual y comunitaria con la práctica de la higiene personal. Sin embargo, está históricamente demostrado que con el paso del tiempo se olvida. Otra vez se descuidarán estas medidas, como ya pasó antes”.
El médico insiste en que una de las piezas clave para que la actual pandemia y las que vengan tengan otro tipo de cause es la higiene personal.
Pahua Díaz concluye con un llamado a la sociedad a apostar por la práctica cotidiana de la higiene personal. Porque, indica, además del covid-19, hay otro conjunto de enfermedades y virus que no son respiratorios, pero que causan enfermedades muy graves.
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“Hay, por ejemplo, enfermedades parasitarias que surgen en el intestino y llegan al hígado y al cerebro. El tema de la higiene personal es importantísimo porque, gracias a esta, se pueden evitar problemas de salud desde leves a moderados y hasta severos.
“La higiene personal no se debe circunscribir a la pandemia” —concluye el experto—. Aunque, sin duda, el covid-19 es un parteaguas porque puso a la higiene personal en el centro. Por ello debemos hacer nuestros los hábitos que tanto hemos practicado para mantenernos seguros”. N