La presente confrontación con Irán conlleva graves riesgos para la economía estadounidense. Las sacudidas iniciales en los mercados han sido mínimas, pero esto podría cambiar si la crisis aumenta.
Al parecer, el primer round de Estados Unidos contra Irán ha terminado, y los efectos en la economía mundial parecen insignificantes. Aliviados por las aparentes intenciones de Irán y del presidente estadounidense Donald Trump de no agravar el conflicto, los mercados mundiales se recuperaron. El Promedio Industrial del Dow Jones, que comenzó en 28,556 al día siguiente de los ataques de Irán contra bases militares estadounidenses, aumentó a solo 28,637 justo antes de los señalamientos del presidente, y luego ascendió hasta 28,768 cuando terminó de hablar. El índice S&P 500 y el Nasdaq cerraron el día en niveles récord.
Eso significa que los mercados piensan que la situación en Irán no tendrá un efecto negativo importante en la economía mundial. Al menos por ahora. Sin embargo, que los mercados se mantengan tranquilos depende de lo que ocurra a continuación. La mayoría de los expertos no esperan una guerra en plena forma, pero tampoco creen que el asunto haya terminado. Sina Toossi, del Consejo Nacional Iraní Estadounidense, afirmó que el ataque con misiles “fue la represalia pública abierta, que era necesaria para el consumo público en casa. Pero es probable que también se produzca una represalia encubierta en los próximos meses”.
Cabe esperar que los operadores de bolsa e inversionistas se mantengan muy atentos a los precios del petróleo, que son el principal indicador de riesgo económico.
Toossi piensa que Irán no tiene otra opción: “No existe ninguna puerta de salida diplomática. Trump y Pompeo no han dicho lo que quieren, pero Irán no tiene a dónde ir. No le queda nada que dar. Las sanciones impuestas como parte de la campaña de máxima presión de Estados Unidos han puesto a la economía iraní en serias dificultades”.
Nadie sabe cuál será la acción o las acciones de Irán, o cuándo habrán de producirse. Según el profesor Nicholas Bloom, de Stanford, que da seguimiento a la incertidumbre para el Fondo Monetario internacional, “Depende de si los iraníes sienten que deben vengarse de Estados Unidos o de Trump. Si se trata de Trump, entonces cualquier respuesta podría sincronizarse para afectar las elecciones de 2020”.
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Peter Singer, de la Fundación New America, pronostica un incremento en los ataques cibernéticos. “Irán invirtió muchos recursos en construir sus capacidades. Se encuentra muy lejos de Estados Unidos, pero representan una verdadera amenaza. Hasta ahora, han realizado una serie de ataques cibernéticos cuyo objetivo verdadero es mostrar sus capacidades, en lugar de provocar un daño real… Es probable que veamos que dichos ataques se reanuden y se produzcan contra objetivos de menor importancia relativa, como los sistemas de aguas municipales”.
Mark Finley, miembro del cuerpo docente del Instituto Baker de la Universidad Rice, especializado en temas de energía y petróleo mundial, afirma que “Irán ha venido practicando la guerra asimétrica durante 40 años. No me sorprendería ver ataques contra buques tanque e instalaciones de procesamiento, y quizá contra oleoductos”.
Por su parte, Toossi afirma que es posible que veamos bombardeos y asesinatos realizados por terceros, como Hezbolá.
Cualquiera de esas acciones podría sacudir al mercado petrolero. Sectores como los viajes, la fabricación y la agricultura son muy sensibles a los precios del petróleo. Sin embargo, es probable que el efecto en la economía mundial no sea tan grave como el provocado por las sacudidas petroleras de la década de 1970. Las economías son cada vez menos sensibles a los precios del petróleo. Gracias al petróleo de esquisto, Estados Unidos es casi autosuficiente en relación a ese hidrocarburo. Esto no significa que no se verá afectado, ya que el petróleo se comercia en todo el mundo y Estados Unidos es un importante importador y exportador. Esto significa que los efectos serán desiguales y localizados. Aunque muchas regiones sufrirán, particularmente las áreas rurales y menos desarrolladas económicamente, los estados productores de petróleo como Texas y Alaska experimentarán un auge económico.
NIVELAR LOS PRECIOS
Es poco probable que cualquier aumento en los precios dure mucho tiempo. Kevin Book, quien dirige ClearView Energy Partners, una empresa que pronostica los precios del petróleo, señala: “Los altibajos geopolíticos van y vienen, y no suelen durar demasiado. Existen muchos frenos incorporados en el sistema para manejar los sucesos a corto plazo. Los saudíes pueden aumentar la producción, o el presidente puede utilizar las reservas estratégicas”.
Book les indica a sus clientes que es de esperar que los precios del petróleo Brent se nivelen alrededor de 60 dólares por barril. Es más o menos en ese precio donde los precios del petróleo se han mantenido durante el último año.
Sin embargo, una guerra en toda forma podría producir perturbaciones más prolongadas en el suministro, así como precios de 100 dólares por barril de petróleo, lo cual, de acuerdo con Singer, desataría una “desaceleración económica mundial y provocaría enormes efectos que podrían durar por toda una generación”.
Esto podría ser desencadenado por más ataques de Irán o Irak que generen una espiral ascendente. O bien, Estados Unidos podría decidir actuar de manera preventiva porque piensa que las represalias son inminentes, o porque percibe una oportunidad para presionar aún más a Irán.
Todavía hay voces muy poderosas en el gobierno que presionan para lograr nada menos que un cambio de régimen. Book señala que “sería un error considerar [el asesinato de Soleimani] una decisión repentina y no estudiada por el gobierno. Hay halcones en la administración que han estado cabildeando durante un tiempo a favor de esto”. Toossi coincide: “Me temo que hay algunas voces de línea muy dura en el gobierno, que acabaremos en una guerra, y que esta será la guerra más costosa para Estados Unidos desde Vietnam”.
Podrían producirse ataques aéreos y envío de tropas de tierra estadounidenses, y también podría extenderse a otros países de la región.
Los mercados piensan que esa situación es poco probable. Todas las partes involucradas parecen buscar una salida, a pesar de las duras palabras entre Irán y Estados Unidos. El ataque con misiles de Irán parecía diseñado para no causar víctimas. La respuesta de Trump a este ataque fue vista como mesurada y conciliadora. El mandatario estadounidense describió el daño como “mínimo” y dijo: “Irán parece estar en retirada, lo cual es bueno para todas las partes involucradas, y es algo muy bueno para el mundo”.
Israel y Arabia Saudita también pudieron haber trabajado tras bambalinas para evitar el agravamiento de la confrontación. Toossi afirma que estos dos países “han estado instando a Estados Unidos a bombardear a Irán durante más de una década. Pero solo les interesa una guerra en la que Estados Unidos asuma los costos. Arabia Saudita no quiere ver una lluvia de misiles iraníes sobre sus instalaciones de producción de petróleo. Ambos países ahora tratan de calmar a Estados Unidos y de desescalar la situación”.
No obstante, aún en una situación de guerra limitada, una creciente incertidumbre podría desencadenar una recesión en la economía global, la cual ya ha empezado a mostrar fisuras.
Finley señala: “Si la confianza del consumidor se reduce, entonces las personas se preocupan y dejan de gastar, y esto puede afectar la economía. El presidente es muy sensible a los precios del combustible”.
Empero, Lynn Franco, directora de alto nivel de indicadores económicos de Conference Board, señala: “Nosotros damos seguimiento a la confianza del consumidor, y si miramos en retrospectiva histórica los ‘sucesos impactantes’, estos suelen tener únicamente un efecto temporal. Solo duran si se traducen en pérdidas de empleos”.
Sin embargo, afirma, “el juego apenas comienza. No sabemos cómo habrá de desarrollarse”.
El profesor Bloom concluye: “Trump es un actor impredecible. Irán es un actor impredecible. El gobierno iraquí también lo es. Se trata de una mezcla tóxica”.
INDICADORES DE RIESGO
Si se produce una secuela económica importante debido al conflicto entre Estados Unidos e Irán, ¿dónde se mostrará primero? Existen, literalmente, decenas de criterios de medición para pronosticar las tendencias económicas, cada uno con sus propias fortalezas y debilidades.
El doctor Ataman Ozyildirim, director de alto nivel y presidente de economía e investigación global de The Conference Board, señala que algunos indicadores son muy ruidosos y con tanto movimiento que puede ser difícil distinguir entre una tendencia y un problema pasajero.
Otros pueden ser afectados por sucesos aislados y pueden surgir repentinamente debido a perturbaciones a corto plazo en el suministro. Pero ninguno de ellos es infalible.
Ozyildirim recomienda utilizar un tablero de distintos criterios de medición y ajustarlo a las necesidades del usuario y a su situación específica. Por ejemplo, en el caso de la situación de Irán, tiene sentido analizar los precios del petróleo. Y si eres un inversionista, tiene sentido que des seguimiento a los mercados. También recomienda observar los criterios de medición que abarcan distintos periodos.
Estos son cinco elementos que el especialista ha estado observando mientras se desarrolla la situación con Irán.
Mezcla Brent de crudo. Un precio compuesto basado en el petróleo producido en el Mar del Norte. Se utiliza en 2/3 de todo el comercio internacional de petróleo. En general, un aumento en su precio es malo para la economía global, y una disminución es buena.
S&P 500. Las expectativas de los operadores e inversionistas sobre el futuro están ligadas a los precios de las acciones de gran capitalización. Aunque muchas personas están más familiarizadas con el Promedio Industrial del Dow Jones, la mayoría de los profesionales utilizan el S&P. En general, un aumento se considera bueno y una disminución sería negativa.
Confianza del consumidor. Se basa en encuestas en las que se pregunta a los consumidores qué tan optimistas se sienten con el panorama a futuro, tanto para la economía en general como para ellos mismos. Uno de los más antiguos es el CCI, o Índice de Confianza del Consumidor (por sus siglas en inglés), producido mensualmente por la organización sin fines de lucro The Conference Board. Un aumento significa que los consumidores se sienten bien, mientras que una disminución significa lo contrario.
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Índice Económico Adelantado. Es una combinación de diez indicadores producidos por The Conference Board. Ozyildirim señala: “Desde luego, tengo sesgos, pero este índice funciona desde la década de 1930 y está demostrado empíricamente. Es sencillo y transparente; no tiene muchas suposiciones o cálculos”. Un aumento significa que, al parecer, la economía está creciendo; una disminución indica una contracción.
Tasas de interés. Aunque se ha visto un poco empañado debido a un reciente escándalo de manipulación por parte de los bancos británicos, el LIBOR (London Inter-bank Offered Rate, tipo interbancario de oferta de Londres) sigue siendo el criterio de medición de tasas de interés estándar más comúnmente seguido. Un aumento significa que los bancos piensan que el riesgo financiero va en crecimiento; una disminución indica que piensan que dicho riesgo va a la baja.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek