El gobierno de Jair Bolsonaro atribuyó este miércoles a “interpretaciones sensacionalistas” la publicación de datos que confirman un aumento exponencial de la deforestación de la Amazonía brasileña.
Grupos de monitoreo dijeron que el gobierno brasileño se enfoca en reinterpretar los datos a su favor en lugar de tratar con los culpables.
Según datos oficiales divulgados el pasado martes, las áreas deforestadas en la región amazónica totalizaron el mes pasado 2,254 km2, un 278% más que en julio de 2018.
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Tan solo en los últimos 12 meses, el aumento de la deforestación fue de 40% respecto al mismo período anterior, de acuerdo con el sistema de detección en tiempo real (Deter) del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Pero el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, afirmó ante una comisión legislativa que la manera en que los datos fueron publicados obedece a “interpretaciones sensacionalistas y mediáticas”, que buscan “crear factoides y, quién sabe, conseguir más donaciones de ONG extranjeras para proyectos personales”.
Carlos Rittl, director del Observatorio sobre el Clima, una red de ONG, cree que el avance de la deforestación “impacta por su rapidez, pero desgraciadamente era previsible, dada la campaña antiambiental” de Bolsonaro.
“El gobierno se está peleando con los números, tratando de cambiar la realidad de lo que está sucediendo en la selva”, agregó.
Esto en referencia los cuestionamientos de Bolsonaro a los datos del INPE, un organismo dependiente del ministerio de Ciencia y Tecnología, y a la posterior destitución de su director.
El nuevo director interino del INPE, un militar, deberá en adelante presentar los datos de deforestación a Bolsonaro antes de divulgarlos públicamente, anunció el mandatario.
Con esto se ha aumentado el temor de que en el futuro, los datos sean examinados antes de actualizarse automáticamente en línea, como sucede actualmente.
La visión de Bolsonaro
Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, llegó al poder con un fuerte apoyo por parte de numerosos negocios agrícolas y mineros.
En tan solo siete meses en el poder, ha debilitado la agencia ambiental y la ha puesto bajo la supervisión del Ministerio de agricultura, encabezado por el líder del cabildeo agrícola.
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Tanto él como algunos de sus ministros han criticado a la agencia de monitoreo forestal, Ibama, por imponer multas a los taladores ilegales. Se han debilitado las protecciones para las reservas naturales, los territorios indígenas y las zonas de producción sostenible.
Con información de The Guardian y AFP.