Unos científicos creen que los genes de un individuo pueden determinar que sea flaco o gordo, y parece que las probabilidades están en contra de los obesos.
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Estos investigadores trataban de averiguar la causa de las grandes variaciones en el peso corporal de las personas que viven en ambientes parecidos, y por qué unos pueden mantener un peso corporal saludable mientras que otros tienen dificultades para hacerlo.
En el artículo publicado el 24 de enero, en la revista PLOS Genetics, el equipo de la Universidad de Cambridge demostró que, si bien hay factores ambientales que pueden contribuir a la obesidad -como el consumo de alimentos con gran contenido calórico o el estilo de vida sedentario-.
La delgadez es un rasgo tan heredable como la obesidad mórbida, ya que ambas complexiones comparten varios loci (las posiciones de los marcadores genéticos).
Según señalan los autores, diversos estudios con familias y gemelos han revelado que entre 40 y 70 por ciento de las variaciones del peso corporal son hereditarias.
Su objetivo fue averiguar si los genes que determinan la delgadez eran “la cara opuesta de la misma ‘moneda’” genética que influye en la obesidad, o “si había diferencias genéticas importantes entre ellos”.
Para su investigación, los científicos compararon la información genética de 1,622 personas delgadas (74 por ciento de ellas, con antecedentes familiares de delgadez); 1,985 personas obesas; y otros 10,433 individuos con peso normal, quienes fueron la población de control.
Los investigadores no solo identificaron las variantes genéticas conocidas que aumentan el riesgo de desarrollar obesidad, sino que encontraron nuevas regiones genéticas vinculadas con la delgadez o el sobrepeso.
Y con base en esas variantes, calcularon la puntuación individual del riesgo genético para obesidad.
La Dra. Inês Barroso, del Instituto Wellcome Sanger y coautora del estudio, explicó:
“Como era de esperar, hallamos que las personas obesas alcanzaron una puntuación de riesgo genético más alta que los individuos con peso normal, lo cual contribuye a su riesgo de desarrollar sobrepeso. La suerte está echada en su contra”.
Sadaf Farooqui, profesora del Instituto de Ciencias Metabólicas Wellcome-MRC, en la Universidad de Cambridge, Reino Unido y coautora del artículo, señaló que el estudio desmiente la creencia de que las personas delgadas son “moralmente superiores, como sugieren algunos”.
Agregó que esta investigación es la primera en demostrar que las personas delgadas deben su complexión al hecho de que “tienen una menor carga de genes que incrementan sus probabilidades de desarrollar sobrepeso”.
En el artículo, los autores enfatizan la necesidad de esclarecer el papel que desempeñan los genes en la determinación del tamaño corporal, pues así sería posible allanar el camino hacia los tratamientos farmacológicos.
“Si encontramos los genes que impiden el aumento de peso, podremos estudiarlos con la finalidad de desarrollar nuevas estrategias para la pérdida de peso, y ayudar a las personas que no tienen esta ventaja”, precisó Farooqui.
A pesar de que no intervino en la investigación, Tim Spector, profesor de epidemiología genética en King’s College Londres, Reino Unido, comentó:
“Este estudio resalta lo que sabemos desde hace quince años gracias a los estudios con gemelos. Es decir, que la genética es un factor importante en la tendencia a ser delgados u obesos”.
“En general, las personas delgadas suelen tener varios parientes delgados, y los obesos tienen parientes con obesidad. Los genes identificados en este estudio se suman a la lista de los que ya habían identificado otras investigaciones más amplias.
Y si bien no podemos utilizarlos para predecir la obesidad individual, son útiles para entender los mecanismos”.
Agregó que alrededor de un tercio de los habitantes de casi todos los países son delgados, no obstante estar expuestos a alimentos poco saludables.
“Parte de esto se debe a los genes, aunque también pueden influir otros factores, como las diferencias en el estilo de vida o la microbiota intestinal”, concluyó Spector.
Waljit Dhillo, profesor de endocrinología y metabolismo en Imperial College Londres, tampoco participó en la investigación, pero considera que la implementación fue muy adecuada y utilizó buenos controles.
“Demuestra que la genética hace una aportación importante en la propensión del individuo a desarrollar obesidad o no”, dijo Dhillo.
Según las cifras más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, alrededor de 93.3 millones de adultos (un total de 39.8 por ciento de la población estadounidense) presentaron obesidad entre 2015 y 2016.
Por su parte, la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar problemas como enfermedad cardiovascular, algunas formas de cáncer, diabetes tipo 2, y accidentes cerebrovasculares.