Nathali González l Tulancingo
De acuerdo con la versión de los lugareños, la propietaria de la construcción esYolanda Zacatenco, quien a lo largo del año llega a hospedarse algunos días en el lugar en donde se encuentra enterrado su hijo.
Acude el 15 de septiembre, cocina pozole para celebrar el cumpleaños del difunto, y contrata músicos. El 2 de noviembre, la señora llega a permanecer hasta ocho días ahí, lo mismo que Navidad y Año Nuevo.
Desde lo lejos, el panteón distrae la atención de los automovilistas, sobre todo por las noches, cuando las luces de este mausoleo de grandes dimensiones permanecen encendidas, y da la sensación de que la casa estuviera habitada.
Debido a sus características de la edificación destaca en el cementerio local. La cripta se ha convertido en un punto de atracción para visitantes del lugar.
Según la tradición de la zona, se puede hacer de una tumba una estancia semipermanente para no dejar ir a un ser querido.
Esta costumbre forma parte de los ritos funerarios en Acaxochitlán; se estima que la cabecera de esta región tiene mayoría de habitantes de origen nahua y católicos practicantes, según censo del Instituto Nacional de Geografía y Estadística en 2010.