Donald Trump parece tener en México lo más parecido a una tortuosa relación amorosa que detesta pero que no puede dejar. Apenas en su última rueda de prensa del miércoles, el presidente electo dijo que ama al pueblo mexicano, pero que éste se aprovecha de Estados Unidos y que eso terminará durante su gobierno.
“Respeto al gobierno de México. Respeto al pueblo de México. Los amo. Mucha gente de México trabaja para mí. Son fenomenales. El gobierno es genial. No los culpo por lo que ha sucedido. No los culpo por tratar de sacar ventaja de Estados Unidos. Me gustaría que nuestros políticos fuesen así de astutos”, sostuvo Trump durante el mensaje en el que aprovechó para dar amenazar a las empresas estadounidenses que invirtieran o produjeran sus bienes en México.
Respecto a este último tema, Trump anunció un “gran impuesto fronterizo” a las empresas estadounidenses que mantengan plantas de producción en el extranjero en un mensaje contundente.
“Si usted quiere mudar su fábrica y por ejemplo la construirá en México y fabricará sus aires acondicionados o automóviles o lo que sea y lo venderá a través de una frontera muy, muy fuerte, no una frontera débil como es ahora -en realidad no tenemos frontera, es un colador agujereado- se equivoca. Va a pagar un gran impuesto fronterizo”, advirtió Trump.
Y es que Trump parece empeñado en cumplir sus promesas de campaña al dar cada vez más detalles de cómo serían las sanciones a las empresas “desleales”, al grado que en días pasados, Ford canceló la construcción de una planta en México, la cual presumía una inversión de 1600 millones de dólares que hubiera dado empleo a 2800 personas, tras ser criticada por el republicano.
Apenas la semana pasada, Trump ya había amenazado la semana pasada con imponer “un alto impuesto fronterizo” a General Motors porque fabrica en México un modelo de Chevrolet -el Chevy Cruze- que luego vende en Estados Unidos libre de impuestos, pese a que la economía mexicana está íntimamente ligada a la estadounidense, lo cual se refleja en el hecho de que el 80 por ciento de las exportaciones de México tienen como destino su vecino del norte.
Si bien el efecto Trump no ha esperado en golpear la economía de México a través de la fuerte devaluación del peso frente al dólar que el miércoles rondó los 22.50 pesos, en una seguidilla de máximos históricos que, aunado al incremento de los costos de la gasolina, han puesto a un amplio sector de la sociedad contra el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto.
Por si la amenaza que representa el magnate de la Quinta Avenida próximo a convertirse en presidente de los Estados Unidos, el nuevo secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Videgaray Caso, quien fuera el enlace y principal gesto de la visita de Trump a México en 2016, misma que le costó el cargo en la titularidad en la Secretaría de Hacienda, tiene ahora la encomienda de salvar algo para México del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual comparte junto a Canadá y Estados Unidos desde 1994, y al que Trump amenaza con abandonarlo si no consigue mejores condiciones para su país.