Eduardo Cunha, cerebro del impeachment en contra de la expresidenta Dilma Rousseff, fue arrestado este miércoles acusado de participar en el monumental escándalo de corrupción de la paraestatal Petrobras que tiene en la mira a distintos personajes de la clase política de ese país.
Cunha fue trasladado a Curitiba, al sur del país, donde será interrogado por el juez Sergio Moro, a cargo de la operación Lava Jato que investiga el desvío de miles de millones de dólares de la petrolera estatal.
El expresidente de la Cámara de Diputados está acusado de corrupción pasiva y lavado de dinero, ocultamiento de cuentas en el extranjero nutridas con dinero ilegal, abuso de poder y tentativa de obstrucción a la justicia.
Por ello, la Procuraduría brasileña informó mediante un comunicado de prensa que la “libertad del exparlamentario representaba un riesgo para la instrucción del proceso, el orden público y también existía posibilidad concreta de fuga en virtud de la disponibilidad de recursos ocultos en el exterior, además de su doble nacionalidad brasileña-italiana”.
Durante su alegato final ante la Cámara, la noche en que fue destituido, les recordó a sus pares que al menos 160 de ellos tienen problemas judiciales, agitando el fantasma de una posible colaboración suya con la Justicia.
“Él tiene un efecto, un potencial destructivo muy grande para el sistema. Fue un aliado del gobierno de Lula y Dilma y puede ser nocivo para todo el mundo, para todo el sistema”, dijo a la AFP Alberto Almeida, director del Instituto Análise.
El exlegislador, un activo evangélico del partido de centrodecha PMDB del presidente Michel Temer, fue quien aceptó el pedido de juicio político que separó del cargo a Rousseff en mayo y la destituyó el 31 de agosto.
El impeachment contra Dilma Rousseff puso fin a un ciclo de más de 13 años de poder del Partido de los Trabajadores (PT), iniciado por Luiz Inacio Lula da Silva.
La procuraduría general denunció a Cunha en agosto de 2015 por haber recibido al menos cinco millones de dólares en sobornos para facilitar un negocio de navíos sonda en Petrobras y le exigió que restituyera 80 millones de dólares, multas incluidas. Su esposa, Claudia Cruz, y su hija Danielle también están siendo investigadas por las cuentas en el extranjero.