El libre comercio es un tema
prominente en la competencia por las próximas elecciones presidenciales. Donald
Trump se opone. Hillary Clinton ha manifestado cierto recelo.
Los economistas opinan que el
libre comercio beneficia a la mayoría de los estadounidenses, pero según las
encuestas, solo 35 por ciento de los votantes está de acuerdo. ¿A qué se debe
esta discrepancia?
Sucede que los economistas
respaldan cualquier política que mejore la eficacia, y suelen considerar que
una política es eficaz si las personas que se benefician de ella compensan a
quienes pierden con dicha política y aun así, salen ganando.
Sin embargo, esta manera de
ver las cosas no contempla tres realidades muy importantes.
1. La desigualdad sigue creciendo. En una sociedad de creciente
desigualdad, los ganadores suelen ser más ricos que los perdedores, de manera
que aunque compensen completamente a los perdedores, conforme los ganadores
ganen más terreno, los perdedores podrían sentirse mucho peor.
2. Las redes de seguridad siguen rompiéndose. Desde una perspectiva
práctica, los ganadores no compensan a los perdedores. La mayoría de los
perdedores del comercio, esos millones que han perdido sus empleos, ni siquiera
tienen acceso a un seguro de desempleo. La ayuda para el ajuste al comercio es
ridícula. Como porcentaje de su economía, Estados Unidos invierte menos en
capacitación laboral que casi cualquier otro país avanzado.
3. El salario promedio sigue cayendo. Aquellos cuyos sueldos han
estado reduciéndose debido al comercio no compensan esas caídas con acceso a
bienes y servicios extranjeros más baratos. Es verdad, esos bienes más baratos
pueden ayudar, pero si se ajustan a la inflación, el salario promedio por hora
de los obreros del sector de producción sigue siendo más bajo actualmente de lo
que fue en 1974.
Por ello, si queremos que el
público apoye el libre comercio, debemos asegurar que todos se beneficien de
él.
Y esto significa que
necesitamos un verdadero sistema de reempleo, el cual incluye no solo un seguro
de desempleo, sino también un seguro para el ingreso. De manera que si pierdes
tu trabajo y tienes que aceptar otro en el que te pagan menos, recibirás una
parte de la diferencia durante un máximo de un año.
Pero de manera más
fundamental, debemos garantizar que las ganancias del libre comercio se
compartan de manera más extensiva.
Robert Reich es profesor en políticas
públicas de la Universidad de California en Berkeley y miembro de alto nivel
del Centro Blum para las Economías en Desarrollo. Se desempeñó como Secretario
del Trabajo durante la administración Clinton, y la revista Time lo nombró
uno de los 10 secretarios de gabinete más eficaces del siglo XX. Ha escrito 14
libros, incluidos los éxitos de ventas Aftershock, The Work of Nations,
Beyond Outrage y,
más recientemente, Saving Capitalism. También
es un editor fundador de la revistaThe American Prospect, presidente de Common Cause, miembro de la
Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, y co-creador del
galardonado documental Inequality for All.
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Publicado en colaboración con Newsweek / Published in colaboration with Newsweek