No es cierto que las personas se
ríen por bromas o chistes. Falso. La verdad es que la gente ríe con mayor
frecuencia cuando está acompañada. La risa es una emoción que se utiliza para
mantener lazos sociales, señala Sophie Scott, humorista y profesora de la
University College, en Londres.
La risa provoca ruidos extraños, una
especie de jadeo con chillido y, a veces, un poco de ahogo o ronquido; cada
sonido refleja el músculo del pecho que se aprieta en la caja torácica para que
salga aire. Imágenes de resonancia magnética muestran que cuando alguien ríe,
no existe un movimiento real de la lengua, la mandíbula, el paladar o los
labios; toda la acción se registra en el pecho, agrega Scott. Suena raro, lo
hace todo el mundo.
Se trata de una forma primitiva de
sonido, una expresión no verbal que se utiliza para enganchar emociones
fuertes; la risa se parece más a los llamados de animales que a las formas
discursivas habituales de las personas. La gente reconoce la risa como risa aún
cuando es producida por alguien de una cultura completamente ajena.
Disa Sauter y Frank Eisner, colaboradores de Scott, hicieron
varios viajes a Namibia para trabajar con gente de la etnia Himba, y el único
sonido hecho por un extranjero que reconocieron fue la risa.
Acepta que existen otras emociones muy positivas –como
el triunfo–, que también tiene un significado en todas las culturas, “pero son
expresadas de forma muy distinta a través de ellas y no son expresiones básicas”.
Ejemplifica: en Reino Unido no es raro que la gente vitoree en señal de
victoria, mientras “los himbas producen un sonido tipo ay-ay-ay cuando celebran”.
Puntualiza que los humanos no son los únicos que se
ríen; los chimpancés, orangutanes y gorilas también son capaces de reír, sobre
todo si se les hacen cosquillas. Agrega que hay estudios que relacionan la risa
con las ratas, por lo que es muy probable que haya más especies risueñas por
ahí. “Donde sea que encontremos risa, su origen será en las cosquillas o en la
actitud de juego”, y Scott se refiere a los hombres tanto como a las ratas.
Scott no oculta una sonrisa al comentar que todos los
mamíferos juegan durante su juventud; los humanos y los perros lo hacen
siempre, la vida entera. “Quizá la risa evolucionó hasta convertirse en un
importante signo de juego: una señal de que lo estamos pasando bien, que nadie
nos hará daño”.
Concluye que es probable que la raíz de toda
risa surge de las interacciones sociales, y no del chiste o la broma.