En los últimos tiempos, la literatura, el cine y latelevisión italianos han desarrollado notables historias en cuanto a su trama y producción que, no obstante, versan sobre uno de los aspectos más negativos de la cultura italiana: la Mafia.
La primavera de este año la televisión italiana estrenó uno de los productos más exitosos de los últimos tiempos: la segunda temporada de Gomorra. Se trata de una serie sobre la mafia napolitana que ha establecido records de audiencia y ha suscitado una serie de polémicas enfocadas al aspecto ético.
¿Qué tan correcto es ofrecer una imagen negativa del propio país? ¿Qué tan grande es el riesgo de identificación y de emulación por parte del espectador?
Preguntas como éstas son frecuentes entre los detractores de la serie; los entusiastas destacan el muy alto nivel técnico, así como el notable grado de realismo. Y es que a pesar de que el tema mafioso ha estado presente en el cine y la televisión italianas, en los últimos años se ha producido un cambio notable en la forma de abordarlo.
La nueva tendencia surge tras la publicación de Romanzo Criminale, una novela del magistrado Giancarlo De Cataldo. En ella se narra de manera novedosa la historia de una banda criminal romana, activa entre finales de la década de 1970 y principios de la de 1990. Mezcla de realidad y ficción, el libro confiere una dimensión casi mítica a los hechos y sus protagonistas. Su éxito fue tal que en 2005 el director Michele Placido realizó una película con el mismo nombre, protagonizada por algunos de los mejores actores italianos de la última generación.
La idea era tratar de construir una narración casi épica al estilo del cine de gangsters estadounidenses. El riesgo de empatía con los criminales era evidente, pero la reconstrucción histórica se hizo interesante y el espectáculo adquirió un buen nivel.
En 2008 el canal de televisión Sky produjo la serie Romanzo Criminaleorganizada en dos temporadas y dirigida por Stefano Sollima, protagonizada por actores prácticamente desconocidos. Una vez más la historia de la vieja banda criminal romana hizo brecha en el imaginario del público, resultando en un éxito enorme.
En 2006 salió a la venta Gomorra, el primer libro del escritor y periodista Roberto Saviano. Mezclando literatura y periodismo, el joven escritor napolitano nos lleva de la mano hacia el complejo y violento mundo de la Camorra, la mafia de Nápoli, con lo cual su obra se convirtió en un caso editorial sin precedentes con más de diez millones de copias vendidas a nivel mundial.
El éxito del libro dio lugar a una película. En 2008 el aclamado director Matteo Garrone llevó a la pantalla la obra de Saviano; el resultado fue una de las mejores películas italianas de la década, ganadora del Gran Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Cannes.
Otra vez le siguió una serie caracterizada por su realismo, con violencia explícita y uso del dialecto napolitano. Uno de sus méritos principales es que se enfoca no solamente en los líderes de los clanes mafiosos, sino también en los personajes de nivel más bajo, mostrándonos los mecanismos económicos de la organización. Sobra decirlo: el éxito ha sido mayúsculo y la serie se vende en más de 50 países.
A finales de 2014 estalló en Roma un escándalo al salir a la luz una red de corrupción y colusión entre funcionarios públicos y el crimen organizado, se les conoció como la Mafia Capitale. Antes, Giancarlo De Cataldo y el periodista Carlo Bonini habían publicado una novela que anticipaba estos acontecimientos. La versión cinematográfica salió en otoño de 2015 con una cinta dirigida por Stefano Sollima. La serie correspondiente saldrá en 2017 como la primera serie italiana producida por Netflix.
En suma, la literatura, el cine y la televisión italianas parecen haber convertido a la mafia en una moda. La indiscutible calidad de las producciones antes mencionadas no ha evitado las críticas centradas en la inoportunidad de proyectar una imagen negativa de Italia, pero a la vez positiva de los gangsters.
En realidad, esta crítica no parece muy acertada: el crimen organizado existe realmente y no es creado ni fortalecido por el solo hecho de que se hable de él. Además, ninguna de estas obras muestra los peores aspectos tanto del fenómeno como de sus protagonistas.
El cine y las series sobre la mafia –al igual que la mafia misma– han existido desde siempre en Italia. Lo más interesante de esta nueva tendencia es que, así como las asociaciones criminales han evolucionado y se han adecuado a los nuevos tiempos, desarrollando estrategias y abriendo nuevos caminos, así también la literatura, el cine y la televisión italianas han evolucionado deshaciéndose de viejos esquemas y afinando sus niveles técnicos. Y esto no es mérito de la mafia, sino de los talentos que por suerte Italia sigue produciendo.