Eva Schloss, de 86 años, es una
sobreviviente de Auschwitz y hermanastra de Ana Frank. Tanto Frank como
Schloss eran refugiadas judías en Ámsterdam, y las dos jugaron cuando niñas
hasta que sus familias fueron obligadas a esconderse en 1942. Después de la
guerra, Otto Frank (el padre de Ana) se casó con Fritzi (la madre de Eva). Eva
Schloss es cofundadora del Fideicomiso Anne Frank del Reino Unido y autora de
varios libros sobre sus experiencias durante el Holocausto.
El tema del Día de Recuerdo del
Holocausto de este año es “No te quedes mirando”. Esto es especialmente
importante ahora con la crisis de refugiados en que más gente como nunca antes
son meros espectadores. En realidad no hemos aprendido nada; me deprime la
situación actual. La experiencia de los refugiados sirios es similar a lo que
nosotros pasamos.
Yo tenía 11 años de edad cuando
mi familia emigró primero a Bélgica [después de que Hitler anexó Austria en
1938]. Nos trataron como si hubiéramos llegado de la luna. Sentí que no era
querida y que era diferente a todos. Es todavía más difícil para los refugiados
sirios de hoy día que tienen una cultura muy diferente. Nosotros éramos
europeos a la par que judíos; fuimos asimilados. Me impactó que yo no fuera
aceptada como una persona común. Estoy muy molesta porque hoy de nueva vez
tantísimos países están cerrando sus fronteras. Menos personas hubieran muerto
en el Holocausto si el mundo hubiera aceptado más refugiados judíos.
Gran Bretaña no está aceptando
muchos refugiados de Siria y es un problema. Ahora, el gobierno de David
Cameron dice que podría aceptar 3,000 niños no acompañados que han llegado a
Europa. Suena similar al Kindertransport [el nombre informal de una serie de
acciones de refugiados que llevaron miles de niños judíos refugiados a Gran
Bretaña desde la Alemania nazi entre 1938 y 1940]. El Kindertransport fue
maravilloso de una manera pero no de otra, la mayoría de los niños nunca vieron
de nuevo a sus padres. Fue una cosa terrible separar a esos padres de sus
hijos.
Alemania hasta ahora ha
aceptado a más de un millón y el país no se ha ido a pique. Su gobierno ha
organizado su respuesta muy bien: a toda área se le asigna cierta cantidad de
refugiados con base en su población, y reciben una cantidad adecuada de dinero
del gobierno federal. Recientemente, visité un centro de refugiados en la
ciudad alemana de Weimar donde había una adorable atmósfera comunitaria. Los niños
desde las escuelas iban a dar lecciones de idioma y la gente de la ciudad
llevaba comida.
Este no es un problema europeo,
es un problema mundial. Si países tan grandes como EE UU y Canadá aceptaran más
gente, entonces estaríamos más cerca de una solución. Si Donald Trump llega a
ser el próximo presidente de EE UU, sería un desastre total. Pienso que él
actúa como otro Hitler al incitar el racismo. Durante su campaña presidencial
en EE UU, él ha sugerido la “negación total y completa de entrada a Estados
Unidos a los musulmanes”, así como prometer construir un muro entre EE UU y
México para mantener fuera a los inmigrantes ilegales.
Viajé a EE UU el año pasado
para hablar en las proyecciones del documental No Asylum, el cual revela un
capítulo desconocido en la vida de Ana Frank, y detalles de cómo su padre,
Otto Frank, luchó para obtener visas a EE UU en 1940. Él lo intentó todo para
salvar a su familia del Holocausto. Él conocía alguien que trabajaba en la
administración de Roosevelt y le imploró que hiciera todo lo posible, pero al
final su solicitud fue rechazada. EE UU no quiso aceptar más refugiados en la
década de 1940.
La situación hoy es peor a
cuando estaba Hitler porque por entonces todos los aliados —EE UU, Rusia y Gran
Bretaña— trabajaron juntos para combatir la amenaza terrible del nazismo. Si no
trabajamos juntos, el mundo nunca será capaz de resolver las amenazas que
enfrenta hoy día. No pienso que deshacerse del Acuerdo de Schengen sea la
respuesta correcta. Recuerdo cuán molesto estaba el mundo cuando se erigió el
muro de Berlín en 1961, y ahora todos están construyendo muros de nuevo para
mantener fuera a la gente. Es absurdo.
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Publicado en cooperación con Newsweek