La voz de Alondra de la Parra a través del teléfono, además de clara y precisa, parece acompañada de notas sólo propias de una genio que la vuelven familiar y amena. Esta talentosa mujer de “alma mexicana”, que muy pronto cumplirá 35 años, será madre y ha dirigido las orquestas de música de viento más importantes del planeta, se presentará en el Palacio de Bellas Artes y el Auditorio Nacional de la Ciudad de México para dirigir la Orquesta Filarmónica de Londres a propósito de la semana de los festejos patrios, la cual se inscribe en el marco del año dual México-Reino Unido.
En charla con Newsweek en Español, De la Parra incide en la importancia que debe tener la cultura en una sociedad tan golpeada como la mexicana, la cual, asegura, posee un gusto genuino por la música clásica.
—En México parece existir un estigma que afirma que la música clásica es sólo para las élites económicas y culturales, ¿qué piensas de esto?
—Sin duda esa noción está alejada de la realidad. Yo, como directora de orquesta, lo he experimentado personalmente y he quedado sorprendida de la reacción del público. En Ciudad Juárez dimos un concierto público en la Plaza de la Fraternidad al que asistieron más de ciento cuarenta mil personas de todas las clases sociales y bagajes culturales… el público mexicano tiene un gusto espontáneo por la música clásica.
—¿Qué hace falta para que la música clásica se difunda en sectores sociales menos favorecidos?
—Es necesario poner nuestra música al alcance de las personas de cualquier clase social y, sobre todo, hacerla accesible; si esto ocurre la demografía en los conciertos se vuelve variada, pero hay que informar a la gente que ahí están las opciones. Si esto se hace, te aseguro que el público responde; el mexicano curiosidad y sensibilidad enormes.
El sólo hecho de apelar a la sensibilidad de los habitantes de un país como México, que en la última década ha sufrido un deterioro importante del tejido social, podría parecer una apuesta arriesgada; sin embargo, De la Parra asegura que la música es una extraordinaria opción para formar seres humanos con mejores capacidades, tanto sociales como personales.
—¿Qué harías para incrementar el nivel de cultura de la sociedad en México?
—Si se implementaran las clases musicales en los programas educativos de las escuelas públicas del país sería fenomenal; la educación musical de calidad puede brindarle a los niños herramientas muy exitosas para su desarrollo.
—En este sentido ¿cuáles destacarías?
—La música desarrolla la capacidad de abstracción del individuo, aprender música da un sentido de pertenencia y da la noción al sujeto de ser parte de algo más que él mismo, de una colectividad. Un grupo musical, una orquesta, enseñan al niño a dar y a ser generoso, los conciertos son un acto de generosidad en sí mismos.
En su último informe, dentro de su decálogo para lo que resta del sexenio, el presidente Enrique Peña Nieto anunció la creación de la Secretaría de Cultura, algo que ha sido criticado por diversos sectores sociales y organizaciones que consideran una ambigüedad querer englobar todo lo que representa “cultura” en una dependencia gubernamental. Pese a esto, De la Parra expresa que toda reforma o cambio que apoye a la cultura debe celebrarse, ya que en un país donde existen y ocurren cosas que angustian y preocupan, es momento de unir esfuerzos y ser proactivos.
“La cultura sana las enfermedades de la sociedad y puede prevenirlas (…) hace que los países avancen. Hay que entender que la cultura va más allá de elevar la propia, valga la redundancia”, afirma la directora de orquesta, quien confía en que las cosas que están desafinadas cambiarán en el país.
—¿En qué México te gustaría que viviera tu hijo?
—Un México en el que pueda realmente desarrollar sus capacidades al máximo, en el que se ordene lo desordenado, un país justo, limpio, alegre, en el que podamos disfrutar de todo lo positivo que significa ser mexicano.