Desde la negociación del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, una de las principales preocupaciones ha sido el tema
ambiental en el continente. Por razones principalmente comerciales, al
negociarse el tratado y para evitar la fuga de capitales hacia México, que
tenía un claro retraso en legislación ambiental, se creó una Comisión de
Cooperación Ambiental (CCA) entre los tres países para empujar a México hacia
un cuidado del medioambiente.
A veinticinco años de dicha negociación, el éxito de la
Comisión radica no solamente en el traspaso de información, sino en la
inclusión de ciudadanos y profesionales clave en el cuidado del medioambiente
para generar políticas públicas internacionales y locales que favorezcan el
cuidado ecológico y el uso adecuado de recursos.
Este año la sesión de la Comisión de Cooperación Ambiental
se realizó en Boston, lugar ideal para hablar sobre un recurso natural que
afecta al continente tanto por su escasez como por su exceso: el agua. El
cuidado del agua de lluvia, el manejo de aguas residuales y la accesibilidad al
agua potable fueron algunos de los temas que reunieron a expertos ambientales
de los tres países en un foro donde no sólo se escucharon las mejores prácticas
de los tres países, sino que se compartieron preocupaciones comunes y
soluciones replicables.
“En los temas ambientales, sin duda, no puede existir una
visión egoísta, pues todos estamos en el mismo barco” comentó Irasema Coronado,
directora ejecutiva de la CCA, y justamente las sesiones trinacionales intentan
hacer eso, compartir soluciones locales con la esperanza de verlas convertirse
en acción global.
Son tan variadas las opciones que la principal
preocupación es que logren comunicarse en los gobiernos y volverlas política
pública. Para ello, según varios de los relatos presentados en esta sesión, lo
que hace falta no sólo es conocimiento y capacidad, sino una verdadera voluntad
pública. Prueba de ello es la misma ciudad de Boston, que en menos de treinta
años dejó de ser un vertedero de aguas residuales en el Río Charles para tener
el agua bebible mejor calificada en todo el país. Costó claramente muchos
millones de dólares hacerlo, renovar todas las tuberías centenarias, construir
plantas de tratamiento y espacios de almacenamiento, pero, sobre todo, entender
que la apuesta por el medioambiente no tiene una tasa de retorno inmediata,
pero sí beneficios que mejoran la vida de toda la población, esté o no
involucrada en su cuidado.
Hay soluciones enfocadas específicamente al agua, pero
Canadá mostró ejemplos de soluciones integrales, como la biorremediación con la
que el cuidado de la tierra cercana a cuerpos de agua favorece la filtración
del agua de lluvia y ayuda a prevenir también inundaciones. Estas soluciones
son ideales para un país como México que, de acuerdo con investigación
presentada por la ONG Río Arronte, todavía dedica el 77 por ciento del uso de
agua a la agricultura.
Una de las estrategias que el CCA ha implementado
recientemente es no solamente buscar soluciones nuevas, sino voltear hacia las
culturas tradicionales de cada país para entender qué es lo que dejamos de
hacer en el camino a la modernidad y retomar ese conocimiento. Por ello en esta
sesión se invitó a nativos de los tres países a compartir su conocimiento
ambiental tradicional. Indígenas mexicanos y nativos de Estados Unidos y Canadá
compartieron su conocimiento para explicar, en palabras de un participante
mexicano, que “estos foros son una manera de entender la importancia de ver
para atrás; muchas de las soluciones presentadas no son otra cosa más que
formas nuevas de hacer cosas que nuestros antepasados ya hacían, y conforme
retomemos esas tradiciones, volveremos a cuidar lo que la madre tierra nos ha
dado y de lo que hemos abusado”.
Aunque estas reuniones son vitales para compartir experiencias,
reunir a expertos en distintos temas y dar fuerza internacional a los temas
ambientales, no es hasta que se vuelvan realmente política pública que no se
verán resultados reales. Es vital involucrar al gobierno, por lo que el cierre
del evento se llevó a cabo con los titulares de las dependencias ambientales de
Estados Unidos y Canadá y del subsecretario Rodolfo Lacy de la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales en México.
Lacy no solamente es un servidor público de alto nivel,
sino que es muy cercano a la CCA, pues durante algún tiempo fue consejero
ciudadano de dicha Comisión y, por lo tanto, tiene muy claro que para que las
conclusiones generadas en esta sesión prosperen, es necesario convertirlas en
ley, elevar su importancia en terreno federal y exigir el cumplimiento, pero
sobre todo, comunicar las posibilidades que existen de aplicar las experiencias
y el preocupante futuro que nos depara si no ponemos los temas ambientales en
la primera prioridad de la agenda global.
Todo lo aquí relatado parece lejano para el ciudadano
promedio, pero nuestra principal responsabilidad es informarnos, conocer más
sobre lo que se está haciendo en otros lados y exigir que se implemente en
nuestras localidades, comenzar nosotros por hacerlo en nuestras casas, por
concienciar a los que nos rodean y por entender que las acciones individuales
tienen repercusiones globales dañinas para todos. Porque en temas ambientales,
como lo decían las abuelas, el mal de muchos no es consuelo de tontos, sino una
tragedia para todos.