Ana es una escéptica cirujana cuya vida familiar comienza a desmoronarse cuando tres espíritus ancestrales corrompen los cuerpos de su marido ‘Daniel’ (Méndez) y su pequeño hijo ‘Sebastián’ (Collin). Para liberarlos la protagonista tratará de detener un proceso que pudiera ser irreversible.
Visitamos la locación en un día de la filmación de la cinta en agosto de 2013 y pudimos observar el gran profesionalismo de Kate del Castillo al hacer escenas de llanto, donde el proceso de interno que realizó fue muy intenso. De igual forma el del pequeño André Collin de seis años, quien estuvo asesorado y cobijado por la producción en todo momento para meterse en la temática y no se asustara de verdad.
Jorge Aragón y Jesús Magaña fueron los productores de esta cinta que se filmó en 2013 en ocho semanas y tuvo un presupuesto de 2.3 millones de dólares.
Las historias de terror durante la filmación estuvieron a la orden del día ya que en diversas ocasiones se cerraban las puertas, se escuchaban ruidos extraños y comenzaban lluvias y truenos repentinos. Incluso el gerente de locaciones asegura que llegó a observar la Casita (que en la cinta Sebastián le regala a su hijo) producía extraños ruidos (pasitos) desde su interior.
Se filmó en dos casas principalmente. Acudimos a una de las locaciones donde se grabaron escenas en una hermosa y muy antigua casa porfiriana, en cada paso el piso de madera crujía y sus interminables habitaciones laberínticas eran propicias para el ambiente de la cinta.
El storyboard detallaba gestos y escenas que recrearon.
André Collin de seis años hizo una extraordinaria actuación en escenas de susto y llanto. El elenco se llevó de maravilla y entre Raúl y Kate apoyaron al pequeño.
La casa que visitamos era tan vieja que poco tiempo después la derribaron, lamentablemente también junto con estos murales pintados en las paredes.
En las oscuras habitaciones encontramos partículas de polvo y un ambiente muy frío para ser agosto.