Los buenos resultados del gobierno federal en la aprobación de reformas constitucionales contrastan con el estancamiento de la economía nacional, algo que repercute directamente en el nivel de vida de los mexicanos que nada saben de análisis y proyecciones macroeconómicas.
Un año de claroscuros es el que ha vivido el gobierno de Enrique Peña Nieto entre el 1 de septiembre de 2013 y el 1 de septiembre de 2014, fecha en la que el presidente presenta su informe de labores al Congreso de la Unión.
Año de claroscuros porque, mientras en 12 meses Peña Nieto y su equipo lograron sacar adelante reformas tan importantes como la energética, la de telecomunicaciones y la laboral, en contraparte la economía del país se estancó, la inflación no bajó a los niveles esperados, el empleo repuntó más en los eventuales que en los permanentes, y las proyecciones de crecimiento de México se redujeron de manera constante.
Sueños e historias
En junio pasado, cuando la administración federal ya era objeto de críticas por el lento desempeño de la economía, Enrique Peña Nieto defendió las reformas presentadas al Congreso de la Unión, algunas de las cuales ya habían sido aprobadas, y otras estaban en proceso de ello. Entre los argumentos presentados durante un encuentro con miembros del Foro Internacional de Inclusión Financiera el Presidente señalaba que cuando el país concluya el proceso de transformación en el que se encuentra, “un mayor número de mexicanos serán capaces de vivir sus propios sueños y de hacerlos realidad; de escribir historias exitosas a partir de la concreción y realización de sus sueños”.
No todas las historias de mexicanos, sin embargo, han tenido un tránsito agradable en meses recientes. Newsweek en Español ha dado seguimiento a diferentes hombres y mujeres en meses recientes para conocer de viva voz su experiencia laboral y económica dentro del ámbito en que se desempeñan. Hay entre estos mexicanos un trabajador de la construcción, un funcionario público, una trabajadora doméstica, una vendedora de tianguis, un campesino y una profesora joven que recientemente enviudó.
En todos los casos hay coincidencias: el dinero apenas alcanza para vivir.
Los hombres y mujeres que permitieron a Newsweek en Español conocer su realidad diaria poco saben de política macroeconómica, o de proyecciones y análisis. Día con día estas personas salen a la calle a trabajar y conseguir lo necesario para vivir y, en su caso, mantener a sus familias.
La economía de México, entonces, queda reflejada en sus bolsillos.
Inflación al alza
En septiembre de 2013, durante su primer informe de gobierno, Peña Nieto señaló —en el capítulo denominado México Próspero— que, como parte de los ejes de trabajo de su administración, el propósito de la tarea gubernamental era “mantener la estabilidad macroeconómica y asegurar un dinamismo económico sostenido e incluyente en beneficio de la población”.
En su texto del año pasado el Presidente reconoció que la inflación anualizada en julio había sido de 3.47 por ciento debido “a ocurrencia de choques de oferta transitorios en algunos productos agropecuarios; la revisión al alza en las tarifas del transporte público en el Distrito Federal; una base de comparación baja en 2012; y el cambio en la estacionalidad del INPC resultado de la actualización de ponderadores”.
El optimismo presidencial en ese momento era elevado, pues Peña Nieto informaba entonces ante los mexicanos que la inflación había comenzado a disminuir y, por ello, estimaba cumplir con la meta del Banco de México, que busca una cifra de 3 por ciento con una variabilidad de más/menos 1 por ciento.
Un año después, en julio de 2014, la inflación no bajó. El reporte anualizado del Inegi para el período 2013-2014 indica que la inflación fue de 4.07 por ciento, la mayor de los dos años de gobierno del actual presidente. Esa cifra de inflación, hay que decirlo, fue la proyectada para 2014 por analistas financieros privados en diferentes ocasiones.
Empleo: temporales contra permanentes
En México se han creado más plazas de trabajo en 2014 si se le compara con 2013, y los números así lo constatan. Pero el ritmo de generación de empleos es lento, y los empleos temporales son mucho más que los permanentes.
“La política laboral que aplica esta administración”, dijo hace un año Enrique Peña Nieto, “no solo implica impulsar la generación de nuevos puestos de trabajo, sino propiciar que la oferta de empleo sea formal, a fin de que los trabajadores y sus familias puedan gozar de las prestaciones que establecen las disposiciones legales aplicables, particularmente las de seguridad social, respeto a los derechos individuales y colectivos, así como ambientes laborales saludables”.
De acuerdo con el reporte del Inegi correspondiente a julio de 2014, la desocupación anualizada descendió de 4.99 por ciento a 4.80 por ciento, rompiendo la tendencia alcista de los primeros meses del año. El Distrito Federal fue la entidad con la tasa de desocupación (desempleo) más alta en julio pasado (6.92), mientras que Guerrero fue la que mejor desempeño tuvo, con una tasa de desocupación de 1.50.
Una estimación de la firma consultora Signum Research (Situación del Empleo en México junio 2014) señala que “se puede considerar la consolidación de una tendencia alcista en la creación de empleos, iniciada desde principios de 2014”. La firma, sin embargo, resalta que gran parte de los trabajos creados en el presente año corresponden a empleos eventuales (2.36 millones, lo que equivale a 16.3 por ciento del total, según el documento), lo que “no es una buena señal para la condición general del sector laboral, ya que tiene un importante efecto en la calidad de las plazas creadas y, por tanto, en la decisión de gasto de los consumidores”.
Se ha empezado a recuperar empleo, dijo a Newsweek en Español en junio pasado la doctora María Fonseca, académica del ITESM campus Estado de México, “pero de una forma en que todavía no se alcanza a ver el despegue”.
Los últimos “gasolinazos”
Uno de los factores que más han aquejado a la economía nacional es el alza programada al precio de los combustibles, algo conocida coloquialmente como los “gasolinazos”.
Desde principios de 2014, siguiendo una línea instrumentada por el gobierno federal desde la administración del panista Felipe Calderón, el precio de la gasolina y el diésel aumentan de manera programada el primer sábado de cada mes. Así las cosas, durante 2014 la gasolina magna ha registrado un incremento total de 5.11 por ciento; la premium un crecimiento de 5.96 por ciento, y el diésel, de 6.04 por ciento.
A lo largo del año el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha señalado que el incremento programado al precio de los combustibles ya no se aplicará en 2015, pues estima que para entonces las gasolinas llegarán a su precio real. Pero que ya no se den los “gasolinazos” mensuales no significa que el próximo año no se registren aumentos en los precios de los combustibles, pues queda abierta la posibilidad de hacer ajustes a estos de acuerdo con las condiciones del mercado.
Crecimiento
La economía mexicana ha venido en caída desde 2010, año en que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se recuperó de manera notable tras un 2009 desastroso para México y la economía mundial.
En 2010 el PIB en México llegó a 5.1, pero a partir de 2011 este índice comenzó a descender paulatinamente, hasta llegar a 1.1 el año pasado, un desempeño pobre comparado con el de muchas otras economías del mundo.
El problema para la administración de Peña Nieto es que las perspectivas de crecimiento para México en 2014 tuvieron que irse ajustando poco a poco a lo largo del año. En enero, la Secretaría de Hacienda (SHCP), que dirige Luis Videgaray, calculó que México crecería 3.9 por ciento a lo largo del año. En mayo esa cifra se redujo a 2.7, cifra que mantiene esperanzas de lograrse si el crecimiento del segundo semestre del año logra repuntar, según las autoridades.
Ese 2.7 de crecimiento proyectado por el gobierno federal, sin embargo, “no es el crecimiento a que aspiramos”, reconoció Luis Videgaray la semana pasada durante una gira de trabajo en Zacatecas. “Lo hemos dicho reiteradamente, las reformas estructurales nos permitirán crecer más en el futuro y nuestra aspiración es que al final de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, el país esté creciendo en promedio de una tasa de 5 por ciento”, dijo Videgaray Caso.
@baezamanuel