En lo más oscuro del ciberespacio la ilegalidad y el crimen se mueven libremente.
Existe un lugar en la red donde se puede cometer todo tipo de delitos sin ser detectados. Se trata de los mismos ilícitos que se cometen en el mundo real, pero tras el anonimato que permite el mundo virtual.
A este lugar se le conoce como la “deep web”, la red o internet profunda. Este sitio puede ser tan peligroso como meterse a uno de los barrios más inseguros de cualquier ciudad del mundo.
Se trata de miles de contenidos con temas ilegales, perturbadores y prohibidos hechos para satisfacer el morbo de quienes buscan entrar al mundo de lo sórdido, lo ilegal y lo desconocido.
Para llegar ahí basta con instalar algún software que permita navegar por esos sitios de manera anónima, lo que facilita poder cometer delitos sin ser descubierto. Las páginas que se encuentran en la red profunda son sitios imposibles de rastrear con una dirección IP como sucede con los buscadores más comunes como Google o Yahoo, donde apenas se aloja el 11 por ciento de los contenidos totales de la red.
Está comprobado que hay información que no es posible obtener en los buscadores más comunes. Identificar los contenidos de la red profunda es muy sencillo porque a los dominios conocidos como .com o .net se les agrega la terminación .onion, que por su nombre en inglés (cebolla) hace referencia a las distintas capas de anonimato que se utilizan para esconder los datos que se mueven en TOR.
En la internet profunda se habla sin censura de pornografía infantil, zoofilia, tráfico y fabricación de armas caseras, falsificación de tarjetas y billetes, venta y elaboración de drogas, asesinatos a sueldo o videos “snuff”, que son grabaciones de asesinatos, violaciones, torturas y crímenes reales, esto por mencionar solo algunos de los temas que ahí se esconden.
Recientemente el FBI dio a conocer que clausuró un sitio virtual llamado Silk Road, donde se vendían todo tipo de drogas y armas con métodos de pago electrónicos como PayPal o Bitcoins, porque ahí el dinero tiene su propio tipo de cambio y se cotiza con un valor superior al dólar o al euro.
Otro lado oscuro de la internet profunda es la compra y venta de tarjetas de crédito falsas, identificaciones apócrifas o documentos que usurpan ciudadanías como la estadounidense por cantidades que pueden ir desde los 10 hasta los 10 000 dólares. Entre los servicios más solicitados está la contratación de hackers profesionales que por 500 dólares la hora espían y roban datos de usuarios de la red al gusto del cliente.
Para entrar a la “deep web” la herramienta más común es TOR (The Onion Router), creada por la Marina de Estados Unidos como proyecto de investigación para descifrar comunicaciones. Paradójicamente, TOR no se hizo para delinquir, sino para proporcionar mayor seguridad a los usuarios, pero el hecho de encontrarse oculta favoreció que quienes no desean ser identificados operen desde allí.
Hoy las circunstancias han cambiado, la internet profunda tiene otro tipo de riesgos donde se encierra información codificada con el objetivo de ocultar el origen de los datos o las identidades de los usuarios.
Actualmente no existen estadísticas de cuántas personas navegan hasta el fondo de internet, lo que sí está comprobado es que quien lo hace tiene más posibilidades de que su información sea robada o utilizada ilegalmente.
La internet profunda o “deep web” es un sitio prohibido para quien se impresiona con facilidad porque ahí se aloja material sensible con imágenes perturbadoras, por eso no es recomendable que cualquiera se sumerja a sus entrañas por simple curiosidad.
Pablo Reinah es periodista, Premio Nacional de Periodismo 2001. Actualmente colabora en UNO TV como reportero y conductor. Twitter: @PabloReinah